Inspirados por tan magnífica película de uno de los mayores genios del cine español, como es Mariano Ozores, y con el ánimo de no secuestrar un hilo destinado a hablar sobre el origen de la sífilis, creo que es conveniente el abrir éste nuevo hilo para hablar acerca de la figura del hombre que se encontró, por ahí tirado que estaba, un nuevo continente, a pesar de que buscaba otro. Este hilo no pretende emular ni a Iker Jiménez ni a J.J. Benítez, dejemos clara una cosa, Colón no es de otro planeta ni de otra dimensión ¿O si?...
Y así, sin más preámbulo, comencemos la discusión.
Entre 1892 y 1896, apareció la obra que habría de tener mayor éxito a la hora de dar a Cristóbal Colón un lugar en el que nacer, la Raccolta Colombina. Esta colección de 14 volúmenes dictaminaba que el almirante había nacido en la ciudad de Génova, no obstante, había sido dicho municipio el que había encargado el estudio. La Raccolta centraba buena parte de sus argumentos en la existencia de una, o varias, familias genovesas con el apellido Colombo.
Sin embargo, éste argumento ¿Es suficiente? Debemos hacer notar que el apellido Colón es muy frecuente en toda la cuenca del Mediterráneo, del Colom catalán o el Colombo italiano hasta el Colombus francés o las otras muchas versiones del mismo. Es más, ¿Sabemos si realmente Colón era su verdadero apellido? Por desgracia, el almirante mantuvo siempre un velo de misterio sobre su pasado, y la biografía que sobre él hiciese su hijo, cargada de idealizaciones de su padre, no ayuda mucho. Hay dos motivos que nos podrían explicar el motivo de este “engaño” por parte de Colón, el primero, su pasado como corsario, que no pirata, durante la guerra entre Castilla y Portugal, el otro, sería su pasado como judío o como hijo de judíos.
La firma de Cristóbal Colón
La teoría sobre el origen de Colón que más me seduce a mi es la que afirma que Colón pudo ser un judío, converso, quizás de origen catalán, balear o napolitano.
¿Por qué no corsario? No debemos ver al corsario en la época que tratamos como al corsario típico de la novela y de la filmografía. El de corsario, en tiempos de guerra, era un oficio poco definido por aquel entonces. Estaba bastante regulado y permitido por el “Estado”, como una parte más de la guerra, aunque no estaba tan bien considerado como el honor militar del campo de batalla. Así pues, desde mi punto de vista, no creo que fuese ese el motivo por el que ocultase su pasado.
Rechazado su proyecto por la corte portuguesa, en 1485, Colón se alojó en el Monasterio de la Rábida. Su llegada, muy posiblemente, no fuese tan lastimosa como nos la describiese su hijo, pero lo que está claro es que no podía tratarse de una casualidad. Colón había navegado por el Atlántico, conocía muy bien los vientos y las corrientes oceánicas, incluidas aquellas que llevaban al Golfo de Guinea. Uno de sus principales apoyos en el monasterio fue Fray Antonio de Marchena, que había sido misionero en el Golfo de Guinea, y que fue quien le presentó al confesor de la reina, Fray Juan Pérez.
Un año después, Cristóbal Colón, trababa conocimiento con Luis de Santangel, quien sería el mayor apoyo de la empresa colombina en el entorno de Fernando II y de Isabel I. ¿Quién era Luis de Santangel? Procedía de una familia de judeoconversos de Daroca (Reino de Aragón) instalada en Valencia. Ya su padre había sido un estrecho colaborador de Alfonso V el Magnánimo (1442-1458) y Juan II (1458-1479). En 1481 se le nombró “escribano de ración”, esto es, proveería a Fernando de las finanzas que necesitase, siéndole estas devueltas en forma del derecho al cobro de algunas rentas. Luis de Santangel era uno de los asesores, áulicos, más cercanos a Fernando de Aragón.
Luis de Santangel
(Continuará, engaños, identidades ocultas, maquiavelismo en acción, todo puede suceder con Cristobal Colón)
Y así, sin más preámbulo, comencemos la discusión.
Entre 1892 y 1896, apareció la obra que habría de tener mayor éxito a la hora de dar a Cristóbal Colón un lugar en el que nacer, la Raccolta Colombina. Esta colección de 14 volúmenes dictaminaba que el almirante había nacido en la ciudad de Génova, no obstante, había sido dicho municipio el que había encargado el estudio. La Raccolta centraba buena parte de sus argumentos en la existencia de una, o varias, familias genovesas con el apellido Colombo.
Sin embargo, éste argumento ¿Es suficiente? Debemos hacer notar que el apellido Colón es muy frecuente en toda la cuenca del Mediterráneo, del Colom catalán o el Colombo italiano hasta el Colombus francés o las otras muchas versiones del mismo. Es más, ¿Sabemos si realmente Colón era su verdadero apellido? Por desgracia, el almirante mantuvo siempre un velo de misterio sobre su pasado, y la biografía que sobre él hiciese su hijo, cargada de idealizaciones de su padre, no ayuda mucho. Hay dos motivos que nos podrían explicar el motivo de este “engaño” por parte de Colón, el primero, su pasado como corsario, que no pirata, durante la guerra entre Castilla y Portugal, el otro, sería su pasado como judío o como hijo de judíos.

La firma de Cristóbal Colón
La teoría sobre el origen de Colón que más me seduce a mi es la que afirma que Colón pudo ser un judío, converso, quizás de origen catalán, balear o napolitano.
¿Por qué no corsario? No debemos ver al corsario en la época que tratamos como al corsario típico de la novela y de la filmografía. El de corsario, en tiempos de guerra, era un oficio poco definido por aquel entonces. Estaba bastante regulado y permitido por el “Estado”, como una parte más de la guerra, aunque no estaba tan bien considerado como el honor militar del campo de batalla. Así pues, desde mi punto de vista, no creo que fuese ese el motivo por el que ocultase su pasado.
Rechazado su proyecto por la corte portuguesa, en 1485, Colón se alojó en el Monasterio de la Rábida. Su llegada, muy posiblemente, no fuese tan lastimosa como nos la describiese su hijo, pero lo que está claro es que no podía tratarse de una casualidad. Colón había navegado por el Atlántico, conocía muy bien los vientos y las corrientes oceánicas, incluidas aquellas que llevaban al Golfo de Guinea. Uno de sus principales apoyos en el monasterio fue Fray Antonio de Marchena, que había sido misionero en el Golfo de Guinea, y que fue quien le presentó al confesor de la reina, Fray Juan Pérez.
Un año después, Cristóbal Colón, trababa conocimiento con Luis de Santangel, quien sería el mayor apoyo de la empresa colombina en el entorno de Fernando II y de Isabel I. ¿Quién era Luis de Santangel? Procedía de una familia de judeoconversos de Daroca (Reino de Aragón) instalada en Valencia. Ya su padre había sido un estrecho colaborador de Alfonso V el Magnánimo (1442-1458) y Juan II (1458-1479). En 1481 se le nombró “escribano de ración”, esto es, proveería a Fernando de las finanzas que necesitase, siéndole estas devueltas en forma del derecho al cobro de algunas rentas. Luis de Santangel era uno de los asesores, áulicos, más cercanos a Fernando de Aragón.

Luis de Santangel
(Continuará, engaños, identidades ocultas, maquiavelismo en acción, todo puede suceder con Cristobal Colón)