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Viden

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Bueno, como me ha dado la vena, empiezo con una serie de ¿artículos? cuyo fin es explicar la era Meiji japonesa. Posiblemente tarde unos días en completarlo debido a los estudios.

Mis fuentes son la Wiki y la revista Historia y Vida.

Saludos
 
A partir de 1868 transcurrió en Japón la era Meiji, medio siglo de reformas que catapultaron al país a la modernidad. Fue posible por un cambio en las riendas del poder, en que una oligarquía con visión de futuro sustituyó a la anterior. Pero el crecimiento se logró llevando al límite la resistencia de la población.

En 1867, con la llegada al trono del joven Mutsuhito tras la muerte de su padre, el emperador Komei, todo empezó a cambiar en Japón. En los doscientos cincuenta años previos, el país había vivido en un sistema feudal, sin más contacto con el exterior que la escasa presencia de comerciantes holandeses y misioneros españoles y portugueses. El emperador, una autoridad religiosa más que política (Como una divinidad en la Tierra), no gobernaba, pero daba legitimidad al sistema desde su palacio en Kyoto, donde vivía prácticamente prisionero de su corte. Desde la ciudad de Edo, el Shogún (“Generalísimo”), una figura perteneciente al mismo feudo desde hacía más de dos siglos, ostentaba el poder y mantenía el orden. Contaba para ello con el Bafuku, un organismo administrativo de corte más castrense que civil, y con los Daimyos, señores feudales con sus propias tierras, sus políticas fiscales y sus tropas particulares, formadas por una casta privilegiada de guerreros, los samuráis. La base de la pirámide social la constituía el pueblo llano (Campesinos y pescadores –Siervos en su mayoría-, comerciantes, artesanos…), que durante siglos había padecido las arbitrariedades y las disputas de la oligarquía.

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El Emperador Komei​

A mediados del siglo XIX este orden se tambaleó, en gran parte por factores externos. La Revolución Industrial impulsó a las potencias occidentales a buscar mercados donde vender sus manufacturas y obtener materias primas. Entre otros lugares de Asia pusieron sus ojos en el enclaustrado Japón. En 1853, el comodoro norteamericano Matthew Perry llegó a sus costas con una flota de cuatro “barcos negros” de guerra y con una misiva de su presidente reclamando ventajas comerciales. La propuesta desató la crisis de la oligarquía, ya dividida entre los feudos afines al Shogun y los menos influyentes. Los primeros se disponían a acceder, no por aperturismo, sino porque sabían que no contaban con medios militares para hacer frente a los norteamericanos. Los segundos, en cambio, rechazaban las pretensiones de “los bárbaros”.

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El almirante Matthew Perry​

Un año después, Perry regresó con ocho “barcos negros”. El Bafuku, sin el beneplácito del Emperador, firmó un tratado por el que abría dos puertos al comercio estadounidense. A renglón seguido, británicos, rusos, franceses y holandeses reclamaron iguales condiciones. El país sufrió una invasión de comerciantes extranjeros, lo que desató una ola de xenofobia. El firmante de los acuerdos apareció asesinado, y brotaron varias rebeliones contra el Bafuku. Los actos de violencia xenófoba, por otra parte, fueron replicados militarmente por las potencias occidentales. Conscientes de su inferioridad militar, tanto en la corte como en el Bafuku fue calando la idea de que había que introducir reformas, cambios profundos que permitieran formar un ejército poderoso y convirtieran a Japón en una “nación rica y fuerte”. La única manera de evitar que los poderes occidentales impusieran su ley como ya estaba ocurriendo en China y en el resto de Asia.

Los Daimyos afines al Shogún propusieron transformar el Bafuku (Aunque sin perder sus privilegios) al modo occidental, con la creación de ministerios y un parlamento. Pero para el Bafuku ya era demasiado tarde. Los feudos rivales pactaron la alianza de los Shishi (“Hombres de espíritu”) para acabar con el shogunato y devolver el poder al Emperador. Las muertes sucesivas del Shogun y de Komei aceleraron el proceso. El sucesor en el trono, Mutsuhito, se alineó con los Shishi y dio un golpe de fuerza en 1868. Decretó el fin del shogunato, asumió el poder y nombró un consejo ejecutivo con representantes de los clanes afines. Mutsuhito, imbuido por el espíritu de “civilización e ilustración”, manifestó su voluntad de acabar con el feudalismo y reformar el país para acercarlo a Occidente.

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Mutsuhito, protagonista de la era Meiji​

Las tropas del Bafuku se movilizaron, pero fueron derrotadas por los Shishi en las Guerras del Boshin. Éstos sitiaron Edo hasta rendirla. Cuando el Emperador entró en la ciudad, cambió su nombre por el de Tokio (“Capital de Oriente”) y, como símbolo de que asumía el poder, fijó allí su residencia. Daba comienzo una nueva era.
 
Primero de todo, me suscribo intrigado a este post, ya que es una época de Japón que me apasiona.(Gran parte gracias a Rurouni :D )

Segundo,el gobierno era el Bakufu o eso es lo a mí me suena. Y el nombre completo del grupo era Ishin Shishi .
Estaría muy bien explicar un poco más las alianzas entre clanes, el asunto Ikedaya y los Shinsengumi, además del desarollo de la Guerra de Boshin(Toba-Fushimi,etc); te pido por favor que si tienes tiempo lo pongas.
Si necesitas ayuda estoy encantado de ayudar.
 
Las Guerras del Boshin (I)

La Guerra Boshin (戊辰戦争 Boshin Sensō?, "Guerra del Año del Dragón") fue una guerra civil de Japón, trabada de 1868 a 1869 entre fuerzas del gobierno del Shogunato Tokugawa y aquellos que favorecían la restauración del Emperador Meiji. La guerra encuentra sus orígenes en la declaración del emperador de la abolición del shogunato de más de 200 años, y la imposición del mando directo de la corte imperial. Movimientos militares de las fuerzas imperiales y actos de violencia partidarios al imperio en Edo llevaron a Tokugawa Yoshinobu, el shogun, a lanzar una campaña militar para controlar la corte imperial en Kioto. La marea militar rápidamente cambió en favor de la facción imperial, que era pequeña pero relativamente modernizada, y después de una serie de batallas que culminaron en la rendición de Edo, Yoshinobu se rindió personalmente. El remanente del gobierno Tokugawa se retiró hacia el norte de Honshū y posteriormente hacia Hokkaidō, donde declaró una nueva república, la República de Ezo. Derrotados en la Batalla de Hakodate, es destruido el último resquicio del shogunato, otorgando un control supremo al imperio por todo Japón, y completando la fase militar de la Restauración Meiji.

Cerca de 120.000 hombres fueron movilizados durante ese conflicto, y de éstos aproximadamente 3.500 murieron. A finales de la guerra, la victoriosa facción imperial abandonó sus objetivos de expulsar a los extranjeros de Japón y en vez de eso adoptó una política de continua modernización con el objetivo de renegociar los Tratados Desiguales con los poderes occidentales. A los partidarios de los Tokugawa se les mostró clemencia, debido a la persistencia de Saigō Takamori (un líder prominente de la facción imperial), y a muchos de los antiguos líderes del shogunato se les otorgaron puestos de gran responsabilidad en el nuevo gobierno que se establecía.

La Guerra Boshin es testigo del avanzado estado de modernización que ya había alcanzado Japón en los catorce años después de su apertura hacia Occidente, la alta implicación de naciones occidentales (especialmente Gran Bretaña y Francia) en la política del país, y la instauración un tanto turbulenta del poder Imperial. Con el paso del tiempo, la guerra fue idealizada por los japoneses y otros que consideran la Restauración Meiji como una "revolución pacífica", a pesar del número de bajas. En Japón se han realizado varias dramatizaciones de la guerra, y se han incorporado elementos del conflicto en la película estadounidense de 2003 El Último Samurai.

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Mapa de operaciones de la Guerra del Boshin​

Antecedentes políticos

Descontento contra el Shogunato

En los dos siglos anteriores a 1854, Japón había limitado severamente el comercio extranjero —principalmente con naciones europeas—, con las notables excepciones de Corea vía Tsushima, la China de Qing vía las Islas Ryukyu, y los holandeses, mediante el puesto comercial de Dejima. En 1854, el Comodoro Perry abrió Japón al comercio global bajo la amenaza militar de su flota, iniciando de este modo un periodo de rápido desarrollo en el comercio extranjero y en la occidentalización del país. Debido en gran parte a los términos humillantes de los Tratados Desiguales impuestos por el Comodoro Perry, el Shogunato se vio obligado muy pronto a enfrentarse a hostilidades internas que se concretizaron en un movimiento xenófobo y radical, el sonnō jōi (literalmente: "Reverenciad al Emperador, expulsad a los bárbaros").

El Emperador Kōmei simpatizaba con tales sentimientos, y —rompiendo con siglos de tradición imperial— comenzó a tomar un papel activo en asuntos de estado: cuando surgieron oportunidades, denunció los tratados e intentó interferir en la sucesión shogunal. Sus esfuerzos culminaron en 1863, con su "Orden de expulsar a los bárbaros". A pesar de que el Shogunato no tenía la más mínima intención de hacer cumplir la orden, aun así inspiró ataques contra el Shogunato y contra los extranjeros en Japón: El incidente más famoso fue el asesinato del comerciante inglés Charles Lennox Richardson, por cuya muerte el gobierno Tokugawa tuvo que pagar una indemnización de cien mil libras esterlinas. Otro ataque notable fue el bombardeo de barcos extranjeros en Shimonoseki.

Durante 1864, estas acciones xenofóbicas fueron controladas con éxito mediante represalias armadas de potencias extranjeras, como el bombardeo de Kagoshima y el multinacional bombardeo de Shimonoseki. A la vez, las fuerzas de Chōshū, junto con los ronins xenófobos, desencadenaron la rebelión Hamaguri con el objetivo de tomar el control de la ciudad de Kioto, donde residía la corte del emperador, pero el futuro shogun Tokugawa Yoshinobu comandó una expedición punitiva y los derrotó. En este punto, la resistencia inicial entre los líderes de Chōshū y la corte imperial disminuyó, pero durante el año siguiente los Tokugawa se mostrarían incapaces de mantener su control total sobre el país, ya que muchos daimyōs comenzaron a ignorar las órdenes y los pedidos de Edo.

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Tropas shogunales en 1864

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Samuráis del clan Satsuma, aliados con la facción imperial durante las Guerras del Boshin​
 
Last edited:
Hans Hube said:
Primero de todo, me suscribo intrigado a este post, ya que es una época de Japón que me apasiona.(Gran parte gracias a Rurouni :D )

Segundo,el gobierno era el Bakufu o eso es lo a mí me suena. Y el nombre completo del grupo era Ishin Shishi .
Estaría muy bien explicar un poco más las alianzas entre clanes, el asunto Ikedaya y los Shinsengumi, además del desarollo de la Guerra de Boshin(Toba-Fushimi,etc); te pido por favor que si tienes tiempo lo pongas.
Si necesitas ayuda estoy encantado de ayudar.

Pues si eso necesitaría ayuda con las alianzas entre clanes, porque no encuentro info.

Y ya se que es el Bafuku. Espera, que ya saldrá cuando toque. :D

Saludos
 
Las Guerras del Boshin (II)

Asistencia militar extranjera

A pesar del bombardeo en Kagoshima, el dominio de Satsuma se había acercado a los británicos, y con su apoyo, buscó la modernización de sus tropas y de su marina. El negociante escocés Thomas Blaker Glover vendió barcos de guerra y armas a las provincias del sur. Es posible que expertos militares angloamericanos (en su mayoría ex-oficiales) pudieran haber tenido implicación directa en ese esfuerzo militar. El embajador británico Harry Smith Parkes apoyó a las fuerzas anti-shogunales en un esfuerzo para establecer un gobierno imperial unificado y legítimo en Japón. Durante ese periodo, líderes japoneses del sur como Saigō Takamori de Satsuma, o Ito Hirobumi y Inoue Kaoru de Chōshū cultivaron conexiones personales con diplomáticos británicos, en especial con Ernest Mason Satow.

El Shogunato también estaba preparándose para futuros conflictos modernizando sus fuerzas. En línea con los proyectos de Parkes, los británicos, hasta ese punto los principales aliados del Shogunato, se mostraron reacios a suministrar asistencia. Entonces, los Tokugawa confiaban principalmente en los consejeros franceses, confortados por el prestigio militar de Napoleón III en aquel entonces, prestigio ganado por sus éxitos en la Guerra de Crimea y en la Guerra de Italia. El Shogunato se empleó a fondo para la construcción de un ejército moderno y poderoso: tras varios años se había construido una marina con un núcleo de 8 barcos de guerra a vapor, y ya era la más poderosa de toda Asia. En 1865, se construye en Yokosuka el primer arsenal naval moderno de Japón, bajo el mando del ingeniero francés Léonce Verny. En enero de 1867, llega una misión militar francesa para reorganizar los ejércitos shogunales y crear una fuerza de élite y se realiza un pedido a los Estados Unidos para comprar la nave de guerra acorazada CSS Stonewall, construida por los franceses. Debido a declaración de neutralidad de los poderes occidentales, los americanos rechazaron entregar el navío, pero una vez levantada la declaración de neutralidad, la facción imperial obtuvo el navío de guerra y lo usó en la batalla de Hakodate bajo el nombre de Kōtetsu (literalmente "acorazado de hierro").

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El primer navío de guerra movido por hélices de Japón, el Kanrin Maru, 1855. El Shogunato buscó activamente la modernización, pero también tuvo que enfrentarse al creciente descontento interno causado por las interferencias de las naciones occidentales en la soberanía nacional.

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Entrenamiento de tropas del Shogunato por parte de la Misión Militar Francesa mandada a Japón en 1867​
 
Las Guerras del Boshin (III)

Golpe de Estado (1866-68)

Seguidamente a un golpe interno en Chōshū y a su nueva revuelta, el Shogunato anunció su intención de mandar una expedición para acabar con ella. Los Chōshū formaron una alianza secreta con Satsuma. A finales de 1866, sin embargo, mueren el Shogun Iemochi y el Emperador Kōmei, siendo sucedidos respectivamente por Yoshinobu y el Emperador Meiji. Tales acontecimientos "crearon una tregua inevitable". El 9 de noviembre de 1867, el Emperador Meiji envió una orden secreta a Satsuma y a Chōshū que ordenaba la "masacre de los traidores leales a Yoshinobu". No obstante, antes de todo eso, y a continuación de una propuesta del daimyo de Tosa, Yoshinobu renunció a su autoridad y su puesto entregándoselo al emperador. Además, concordó en solicitar una asamblea general de daimyos para crear un nuevo gobierno. El Shogunato Tokugawa había terminado.

Si bien la rendición de Yoshinobu había creado un vacío nominal en el nivel más alto de gobierno, su aparato del estado continuaba existiendo. Además, el gobierno del shogunato, y en particular la familia Tokugawa, seguiría siendo una fuerza prominente en el nuevo orden político y mantendría con muchos poderes ejecutivos, una perspectiva que los más intransigentes de Satsuma y Chōshū hallaron intolerable. Los eventos culminaron en un desenlace crítico el 3 de enero de 1868, cuando éstos últimos tomaron control del palacio imperial de Kioto, y al día siguiente hicieron que el Emperador Meiji, de tan sólo 15 años, declarara la plena restauración de su poder. Aunque la mayor parte de la asamblea consultiva imperial se había conformado con la declaración formal del control imperial y fuera favorable a continuar la colaboración con los Tokugawa (bajo el concepto de "gobierno justo" (公議政体派? kōgiseitaiha), Saigō Takamori amenazó a la asamblea para que proclamara la abolición del título de "shogun" y para que confiscara las tierras de Yoshinobu.

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Tokugawa Yoshinobu en uniforme militar francés, 1867​

Aunque en un principio Yoshinobu había estado de acuerdo con las exigencias, el 17 de enero de 1868, declaró "que no había sido coaccionado por la proclamación de la Restauración y apeló a la corte para rescindirla.” El 24 de enero, Yoshinobu decidió preparar un ataque contra Kioto, ocupada por las fuerzas de Satsuma y Chōshū. Esta decisión estuvo motivada por una serie de incendios provocados en Edo, comenzando por el incendio en los alrededores del Castillo de Edo, la principal residencia de los Tokugawa. Fue acusado del incidente un ronin de Satsuma que había atacado ese mismo día una oficina del gobierno. Al día siguiente, las fuerzas del Shogunato respondieron atacando la residencia del daimyo de Satsuma en Edo, donde se habían escondido muchos opositores del shogunato bajo órdenes de Takamori, para crear problemas. El edificio fue quemado, y muchos opositores murieron o fueron ejecutados más tarde.

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Fuerzas del Shogunato destruyen el Palacio de Satsuma en Edo​
 
se ve que en aquella epoca no se llevaba lo de sonreir en las fotos. vaya carita la de Yoshinobu.
me suscribo yo tambien.
 
Las Guerras del Boshin (IV)

Conflictos iniciales

El 27 de enero de 1868, las fuerzas del shogunato atacaron a las fuerzas de Chōshū y Satsuma, y se enfrentaron cerca de Toba y Fushimi, cerca de Kioto. Parte de los 15.000 hombres del shogunato habían sido entrenados por consejeros militares franceses, pero la mayoría del ejército del shogun la constituían samuráis tradicionales. Mientras tanto, las fuerzas de Chōshū y de Satsuma eran tres veces menores en número a las del shogunato, pero a cambio, estaban totalmente modernizadas con obuses Armstrong, rifles Minié y algunos cañones Gatling. Tras un inicio no decisivo, el segundo día, el emperador otorgó su estandarte oficial a las tropas de defensa y nombró general en jefe a uno de sus parientes, Komatsu Akihito (小松宮彰仁親王, 1846-1903) oficializando sus fuerzas como Ejército Imperial (官軍 kangun?). Además, convencidos por los cortesanos imperiales, muchos daimyos locales, hasta este punto fieles al shogun, comenzaron a desertar para unirse a la facción imperial. Entre ellos se encontraban el daimyo de Yodo, que cambió de bando el 5 de febrero, o el de Tsu, el 6 de febrero, haciendo desequilibrar la balanza militar en favor del bando imperial.

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Escena de la batalla de Toba-Fushimi. Las fuerzas del shogunato se encuentran a la izquierda, incluidos los batallones de Aizu. A la derecha se encuentran las fuerzas de Chōshū y Tosa. Éstos son batallones modernizados, pero algunas fuerzas también fueron samuráis tradicionales (especialmente del lado del shogunato)​

El 7 de febrero, Tokugawa Yoshinobu, aparentemente angustiado por la aprobación imperial dada las acciones de Satsuma y Chōshū, huyó de Osaka a bordo del Kanrin Maru y se retiró a Edo. Desmoralizados por su fuga y por la traición de Yodo y Tsu, las fuerzas del Shogunato se retiraron, dejando la victoria en el conflicto de Toba-Fushimi en manos de la facción imperial, aunque suele considerarse que las fuerzas del Shogunato habrían podido ganar el conflicto. El castillo de Osaka fue atacado el 8 de febrero (el 1 de marzo, en el calendario occidental), poniendo fin a la batalla de Toba-Fushimi.

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Una bateria de Satsuma en acción en Toba-Fushimi​

Al mismo tiempo, el 28 de enero de 1868, tiene lugar la batalla naval de Awa entre la marina del Shogunato y la de Satsuma. Fue el primer conflicto japonés entre dos marinas modernas. Aunque la batalla fue de pequeña importancia, acabó en favor de las fuerzas del Shogunato.

En el frente diplomático, varios ministros de naciones extranjeras se reunieron en el puerto abierto de Hyōgo (Kobe) a principios de febrero y emitieron una declaración según la cual el Shogunato aún se consideraba el único gobierno de derecho de Japón, dando la esperanza a Tokugawa Yoshinobu de que naciones extranjeras (especialmente Francia) pudieran considerar una intervención en su favor. Algunos días después, sin embargo, una delegación Imperial visitó a los ministros declarando que el Shogunato había sido abolido, que los puertos se abrirían de acuerdo con tratados internacionales, y que los extranjeros serían protegidos. Los ministros decidieron, por fin, reconocer el nuevo gobierno.

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El Doctor William Willis, de la Legación Inglesa, dirigió el hospital militar para las fuerzas de Satsuma durante la batalla de Toba-Fushimi y toda la Guerra Boshin​

El aumento de los sentimientos xenófobos llevó, no obstante, a que se produjesen varios ataques a extranjeros durante los meses siguientes. Once marineros franceses de la corbeta Dupleix murieron a manos de samuráis de Tosa en el incidente de Sakai, ocurrido el 8 de marzo de 1868. Quince días después, un grupo de samuráis atacó a Sir Harry Parkes, el embajador británico, en las calles de Kioto.

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Asesinato de militares franceses en el incidente de Sakai​
 
Las Guerras del Boshin (V)

Rendición de Edo

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Panorama de Edo, 1865 o 1866​

A partir de febrero, con la ayuda del embajador francés Léon Roches, se estaba empezando a formular un plan para parar el avance de la corte imperial a Odawara, el último punto estratégico de entrada a Edo, pero Yoshinobu decidió posicionarse en contra del plan. Indignado, Léon dimitió de su posición. A principios de marzo, bajo la influencia del ministro británico Harry Parkes, naciones extranjeras firmaron un estricto acuerdo de neutralidad, según el cual no podrían intervenir o proveer suplementos militares a ninguno de los bandos hasta la resolución del conflicto. Saigo Takamori condujo a las victoriosas fuerzas imperiales al norte y al este por Japón, ganando en Batalla de Kōshū-Katsunuma. Cercó Edo en mayo de 1868, hasta la rendición incondicional de Katsu Kaishu, ministro del ejército del shogun. Algunos grupos continuaron resistiendo tras la rendición, pero fueron derrotados en la Batalla de Ueno.

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Kondo Isami, líder de las fuerzas pro-shogunato Shinsengumi, luchando contra soldados de Tosa en la batalla de Kōshū-Katsunuma.​

Mientras tanto, el líder de la marina del shogun, Enomoto Takeaki, rehusó entregar sus navíos y, el 20 de agosto de 1868, escapó con los barcos que quedaban de la marina (ocho barcos de guerra: Kaiten, Banryū, Chiyodagata, Chōgei, Kaiyō Maru, Kanrin Maru, Mikaho y Shinsoku), y 2.000 miembros de la marina, con la esperanza de iniciar un contraataque junto con los daimyos del norte. Estuvo acompañado por un grupo de consejeros militares franceses (entre los cuales se encontraban Jules Brunet, que había dimitido formalmente de la Marina francesa para poder acompañar a los rebeldes).

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Parte de la flota de Enomoto Takeaki frente a Shinagawa. De izquierda a derecha: Mikaho, Chōgei, Kanrin, Kaiyō, Kaiten. Están ausentes el Banryū y el Chiyodagata. Fotografía de 1868.​
 
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Las Guerras del Boshin (VI)

Resistencia de la Coalición del Norte

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Tras su movilización en abril, las tropas de Sendai se unieron en la alianza del norte para enfrentarse a las tropas imperiales en mayo de 1868.​

Tras la rendición de Yoshinobu, la mayor parte de Japón aceptó la autoridad imperial, pero un grupo de leales al shogunato, comandados por el clan Aizu, continuó la resistencia en el norte. En mayo, varios daimyos del norte formaron una alianza para luchar contra las tropas imperiales, la Coalición del Norte (奥羽越列藩同盟 Ōuetsu Reppan Dōmei?), compuesta por los dominios de Sendai, Yonezawa, Aizu, Shonai y Nagaoka, con un total de 50.000 tropas. Un Príncipe Imperial, Kitashirakawa Yoshihisa, había huido hacia el norte con partidarios del Shogunato Tokugawa y fue nombrado jefe nominal de la Coalición del Norte, con la intención de nombrarlo "Emperador Tobu". La flota de Enomoto se juntó en el puerto de Sendai el 26 de agosto. A pesar de que la Coalición del Norte fuese numerosa, estaba pobremente equipada y dependía de métodos de lucha tradicionales. Los armamentos modernos eran escasos y se realizaron esfuerzos de última hora para construir cañones hechos de madera y reforzados con cuerdas, que arrojaban proyectiles de piedra. Tales cañones, instalados en estructuras defensivas, sólo podían arrojar cuatro o cinco proyectiles antes de explotar. A pesar de eso, el daimyo de Nagaoka logró conseguir dos de los tres cañones Gatling de Japón y 2.000 rifles franceses modernos del negociador de armas alemán Henry Schnell.

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Cañón Gatling

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Cañones de madera usados por el feudo de Sendai durante la Guerra Boshin. Museo de la ciudad de Sendai.​

En mayo de 1868, el daimyo de Nagaoka infligió grandes pérdidas en las tropas imperiales en la Batalla de Hokuetsu, pero su castillo al final cayó el 19 de mayo. Las tropas imperiales continuaron avanzando hacia el norte, derrotando a los Shinsengumi en la Batalla del Paso de Bonari, lo que abrió camino para el ataque al castillo de Aizu-Wakamatsu en la Batalla de Aizu, en octubre de 1868, haciendo insostenible la posición en Sendai.

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Castillo de Shirakawa-Komine, destruido en la Batalla de Aizu​

La coalición se desmoronó, y el 12 de octubre de 1868, la flota dejó Sendai y se dirigió a Hokkaidō, tras haber conseguido dos navíos más (Oe y Hoō, anteriormente prestados al feudo de Sendai por parte del Shogunato), y aproximadamente 1.000 tropas adicionales: los restos de las tropas shogunales, bajo el mando de Otori Keisuke, tropas del Shinsengumi bajo el mando de Hijikata Toshizo, Yugekitai bajo el mando de Katsutaro Hitomi, así como muchos consejeros franceses (Fortan, Garde, Marlin, Bouffier).

El 26 de octubre, Edo pasa a llamarse Tokio, y se inicia la Era Meiji. Tras una larga batalla de un mes, Aizu finalmente admitió la derrota el 6 de noviembre, lo que llevó a un suicidio masivo de los jóvenes guerreros del Byakkotai (Cuerpos del Tigre Blanco).
 
Las Guerras del Boshin (VII y final)

La Campaña de Hokkaido

Creación de la República de Ezo

A continuación de la derrota en Honshu, Enomoto Takeaki huyó a Hokkaidō con lo que quedaba de la marina y varios consejeros franceses. Juntos organizaron un gobierno, con el objetivo de establecer una nación insular independiente dedicada al desarrollo de Hokkaidō. El 25 de diciembre establecieron formalmente la República de Ezo, la única república de Japón hasta nuestros días, tomando como ejemplo el modelo estadounidense. Enomoto fue elegido presidente por una gran mayoría. La república intentó establecer relaciones con varias delegaciones extranjeras presentes en Hakodate, como los estadounidenses, los franceses, y los rusos, pero no consiguió ganar ningún reconocimiento ni apoyo internacional. Enomoto se ofreció a conferir el territorio al Shogun Tokugawa bajo el gobierno imperial, pero su propuesta fue rechazada por el Consejo Gobernante Imperial.

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Enomoto Takeaki​

Durante el invierno, fortificaron sus defensas alrededor de la península del sur de Hakodate, y en el centro erigieron la nueva fortaleza de Goryokaku. Las tropas se organizaron bajo un mando franco-japonés: el comandante en jefe sería Otori Keisuke, asistido por su vice, el capitán francés Jules Brunet, y las tropas se dividirían en cuatro brigadas. Cada una de ellas la comandaría un oficial francés (Arthur Fortant, Jean Marlin, Cazeneuve, François Bouffier), y se dividirían en 8 semi-brigadas, cada una bajo mando japonés.

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Los consejeros militares franceses y sus aliados japoneses en Hokkaidō.
Detrás: Cazeneuve, Marlin, Fukushima Tokinosuke, Fortant.
Delante: Hosoya Yasutaro, Jules Brunet, Matsudaira Taro (vicepresidente de la República de Ezo), Tajima Kintaro​

Pérdidas finales y rendición

La marina imperial llegó a la ensenada de Miyako el 20 de marzo, pero anticipando la llegada de los navíos imperiales, los rebeldes de Ezo organizaron un osado plan para tomar el control del acorazado Kōtetsu. Fueron mandados tres barcos de guerra en un ataque sorpresa, en la fue conocida como la batalla naval de Miyako. A causa del mal tiempo, y también debido a problemas en los motores de los barcos y al uso decisivo de cañones Gatling por parte de las tropas imperiales, la batalla constituyó un fallo para el bando de los Tokugawa.

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El oficial de la marina francesa Eugène Collache. Participó en la batalla naval de Miyako vestido de samurái.

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Kōtetsu, el acorazado de la Marina Imperial.​

Pronto, las fuerzas imperiales consolidaron su mando en las principales islas del archipiélago japonés, y en abril de 1869, mandaron una flota de infantería de 7.000 hombres a Ezo, iniciando la batalla de Hakodate. Las fuerzas imperiales avanzaron con facilidad, ganaron la batalla naval de la bahía de Hakodate, la primera batalla de larga escala entre dos marinas modernas japonesas, al tiempo que la fortaleza de Goryokaku era cercadas sólo con 800 hombres. Viendo que la situación se había tornado desesperada, los consejeros franceses huyeron a un navío francés atracado en el puerto de Hakodate –el Coëtlogon, que estaba bajo el mando de Dupetit Thouars– de donde fueron mandados a Yokohama y luego a Francia para ser juzgados.

Aunque Enomoto había decidido luchar hasta el fin, y había mandado sus pertenencias a su adversario para que las guardase a buen recaudo. Otori lo convenció para que se rindiera, diciéndole que continuar viviendo tras la derrota sería el camino verdaderamente valiente: "Si lo que usted quiere es morir, puede hacerlo en cualquier momento." Enomoto se rindió el 18 de mayo de 1869, y aceptó el mandato del Emperador Meiji.

La República de Ezo dejó de existir el 27 de junio de 1869.
 
Que bueno que bueno que bueno!!!!!
 
Las Guerras del Boshin (Anexo)

Las Guerras del Boshin en la actualidad

En los resúmenes modernos, la restauración Meiji suele describirse como una "revolución pacífica" que condujo a la repentina modernización de Japón. Pero los hechos de la Guerra Boshin muestran claramente que el conflicto fue violento: fueron movilizadas cerca de 120.000 tropas y hubo unas 3.500 bajas. Las descripciones posteriores de la guerra tienden a ser muy idealizada, pues muestran al bando del Shogunato luchando con métodos y armamentos tradicionales, en contraste con el bando Imperial, totalmente modernizado. Y aunque se hayan usado técnicas y armamentos tradicionales, ambos bandos emplearon algunas de las técnicas de lucha y armamentos más modernos de la época, como acorazados, cañones Gatling y técnicas de lucha aprendidas de consejeros occidentales.

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Una visión japonesa idealizada de la Batalla de Hakodate (函館戦争の図), pintada aproximadamente hacia 1880. El ataque de la caballería, con un barco hundiéndose en el fondo, es comandado por los líderes de la rebelión, ataviados con unas anacrónicas armaduras samuráis. Detrás de la caballería, se pueden ver soldados franceses con pantalones blancos. A la derecha se encuentran las tropas imperiales, vestidas con uniformes modernos, con un navío de guerra al fondo.​

Tales descripciones cuentan con varias dramatizaciones, que se han difundido en varios géneros. Jiro Asada escribió una novela de cuatro volúmenes sobre el acontecimiento, Minu Gishi-den. Una adaptación cinematográfica del trabajo de Asada, dirigida por Yojiro Takita, lleva por título Cuando se saca la última espada. Además, existe un jidaigeki para la televisión de diez horas de duración que está basado en la misma novela y lo protagoniza Ken Watanabe. La película de 2001 Goryokaku es otro jidaigeki, que destaca la resistencia en Hokkaidō. El famoso anime Rurouni Kenshin transcurre 10 años después de la Guerra Boshin, y se desarrolla alrededor de los efectos de la guerra, que terminó con el régimen Tokugawa e instauró la Era Meiji.

En 2003, la película El Último Samurái combina en una única narrativa situaciones históricas que pertenecen tanto a la Guerra Boshin como a la Rebelión de Satsuma de 1877. Los elementos de la película pertenecientes a la reciente modernización de las fuerzas militares japonesas y a la implicación directa de fuerzas extranjeras (mayoritariamente francesas) se relacionan con la Guerra Boshin y con los pocos años que la precedieron. Por el contrario, la resistencia suicida de las fuerzas samuráis tradicionalistas comandadas por Saigō Takamori contra el moderno ejército Imperial guarda mucha más relación con la Rebelión de Satsuma.
 
Era Meiji (I)

Renovarse o morir

Los primeros pasos no fueron fáciles. El desmantelamiento del Bafuku generó un vacío de poder al romperse su cadena de lealtades. La pérdida de autoridad de los Daimyos desató el desorden en el país, con numerosas revueltas de los campesinos, que aprovecharon el caos con la esperanza de liberarse de sus ataduras seculares. Para reestablecer el orden, tanto como para fortalecer el país era imprescindible crear un gobierno central sólido. Pero primero había que asentar la autoridad de un emperador sin tradición de mando y, como divinidad en la tierra, demasiado puro para mancillarse con asuntos mundanos. El gobierno necesitaba también medios económicos, hasta entonces en manos de los Daimyos, para crear la estructura del Estado, y debía contar con unas fuerzas de seguridad para imponer la ley.

Las reformas, por otra parte, debían introducirse con cautela, manteniendo cierto equilibrio entre modernidad y tradición para evitar toda resistencia. Pero claramente debían ser gestionadas por la generación educada en Europa y estados Unidos, y no por anticuados señores feudales. El Emperador y sus consejeros desplazaron poco a poco del poder a los sectores tradicionales para dar entrada a los reformistas, aunque implicaron en lo posible en el proceso a los antiguos partidarios del Bafuku. El objetivo principal era evitar una nueva guerra civil que permitiese a los extranjeros hacerse con el poder.

Crear un ejército imperial y disolver a las tropas particulares de los Daimyos se convirtieron en prioridad. Se formó un ejército de tierra con asesores franceses, y más tarde, alemanes, al que se dotó de una poderosa artillería. Y se organizó, a la manera británica, una fuerza naval que sería la base de futuros éxitos militares. El servicio militar sería obligatorio, aunque sólo fueron a filas los que no podían pagar el impuesto que les eximía.

Con la formación del Ejército se debilitó a los señores feudales, pero también se acabó con los samuráis al despojarles de sus privilegios. Los más ricos se adaptaron a los nuevos tiempos, accediendo a las altas esferas de la política, el mundo empresarial o la oficialidad. Sin embargo, las medidas provocaron el malestar entre los samuráis de menor rango y sus violentas resistencias. Miles de ellos, descontentos, se sublevaron contra las reformas, pero su sofisticado adiestramiento como guerreros sucumbió ante un ejército tecnológicamente superior, pese a su reciente creación y a que lo integraban soldados del pueblo llano. A la larga, no quedó más salida a los samuráis que ingresar en las fuerzas armadas, acceder a la función pública o malvivir de empleos manuales, tan humillantes para ellos históricamente.


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Saigo Takamori, destacado general imperial y líder de la rebelión de Satsuma​

La reforma territorial contribuyó a segar aún más el feudalismo. Se convenció a los Daimyos para que entregaran sus tierras al Emperador, a cambio de una generosa remuneración o manteniéndose en ellas como gobernadores a sueldo del Estado. También se abolió la servidumbre, con lo que el campesino quedó libre para cambiar de oficio y emplearse en la industria. Para impedir que las tierras de cultivo se quedasen sin labrar, el Emperador las repartió en régimen de arrendamiento a los campesinos. La razón era de carácter pragmático: El gobierno necesitaba recaudar impuestos para subvencionar el desarrollo industrial, y el 90% debía salir del campo. Fue tan fuerte la presión fiscal que el campesino apenas retenía el 30% de su producción. Como resultado, tuvieron lugar una serie de hambrunas que se tradujeron en distintas sublevaciones (Sofocadas de forma sangrienta) y en un atroz infanticidio para quedarse sólo con un hijo varón.

Mientras, el gobierno llevó a cabo un desarrollo industrial inteligentemente escalonado. Con lo recaudado de los impuestos agrícolas subvencionó la creación de grandes factorías textiles con maquinaria moderna importada. Los beneficios generados con sus exportaciones se invirtieron en minería, construcción e industrias pesadas y armamentísticas. Éstas a su vez impulsaron el desarrollo de las comunicaciones y el transporte, fundamentales para el crecimiento del país. Un cúmulo de reformas, acompañadas de la creación de instituciones como el Banco de Japón o la Bolsa de Tokio, que equipararon pronto al viejo Japón feudal con Estados Unidos y Europa.

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Fábrica textil japonesa​

A ese impulso industrial de las reformas contribuyó, además del campesinado, la recién creada clase obrera, igualmente explotada. Un trabajador japonés cobraba una décima parte del salario de uno británico, que tampoco era muy alto. Las fábricas textiles estaban ocupadas en un 80% por mujeres (Mano de obra más barata), que trabajaban casi en un régimen de esclavitud, vigiladas y maltratadas físicamente. Dormían y vivían en la fábrica. Su jornada era de entre 12 y 19 horas. La falta de higiene provocaba innumerables muertes por tuberculosis. El sector más arriesgado era la minería, con una elevada mortandad por falta de medidas de seguridad, malos tratos y enfermedades. En ella trabajaban hombres, mujeres, niños y reclusos, y no había derecho a huelga. Fue gracias a estás prácticas como se produjo el espectacular crecimiento del país, pero también gracias a ella se forjaron fortunas particulares e importantes consorcios industriales.
 
Era Meiji (II)

Moderno y controlado

El principio de “nación rica y fuerte” no podía alcanzarse sin la formación adecuada, así el gobierno aparcó la xenofobia, contrató técnicos extranjeros y becó a estudiantes para formarse en Europa y Estados Unidos. Pronto se pusieron en marcha escuelas y universidades por todo el país y se estableció la enseñanza obligatoria. En la primera década del siglo XX el 90% de los hombres y mujeres estaban escolarizados. La enseñanza sería la encargada de extender entre la población la tan buscada modernidad, pero, eso sí, basándose a la vez en el culto a la nación y al Emperador. Ello consolidaría la autoridad del sistema entre las nuevas generaciones, al tiempo que aseguraría una estabilidad social necesaria para el desarrollo económico del país.

No pasó mucho tiempo antes de que se impusieran hábitos sociales occidentales: Vestimenta, costumbres como la música y los bailes europeos, títulos nobiliarios como los de príncipe o conde… Un cambio social revolucionario fu establecer que todos los japoneses tuvieran apellido. Hasta entonces sólo la aristocracia tenía esa potestad, mientras el pueblo era llamado por el nombre de su oficio. Mientras, en las ciudades, la nueva clase media pedía más reformas con el apoyo de unos periódicos modernos, a pesar de la dura censura impuesta. El primer periódico en lengua inglesa en Japón, el Nagasaki Shipping List and Advertiser, apareció en 1861 y tras el derrocamiento del shogunado en 1867 surgieron los primeros periódicos modernos japoneses, que sustituyeron la antigua tradición de los bandos Kawara. El Koko Shimbun fue el primero de ellos, mientras que el primer diario, el Yokohama Mainichi, se lanzó en 1870, seguido en 1874 por el que todavía sigue siendo uno de los periódicos más populares del Japón, el Yomiuri Shimburi.

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Dos damas japonesas, una con un traje occidental y otra con uno tradicional, 1890

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Una escena de los salones Roknmrikan, uno de los primeros salones de baile de Tokio, 1890​

Para encauzar la situación, el Emperador autorizó la creación de partidos y un Parlamento. Se promulgó una Constitución, de inspiración prusiana, que supuso la homologación legal del nuevo régimen con Occidente. Japón se convertía en una monarquía constitucional. Sin embargo, era el Emperador quién elegía a los miembros del gobierno, además de contar con un consejo privado, formado por sus más leales. El gobierno, como el Ejército, únicamente rendía cuentas al Emperador, nunca al Parlamento, donde los partidos liberales tenían una labor de oposición más bien testimonial. De todos modos, sólo una minoría económicamente privilegiada tenía derecho al voto en aquel momento.

Los progresos industriales y tecnológicos del país hicieron evidente su liderazgo económico en Asia. Un liderazgo que la nueva oligarquía y algunos intelectuales deseaban extender también al ámbito político. Japón emprendió su propia campaña imperialista en los países vecinos. En 1895, tras su victoria en la guerra contra China, se anexionó Taiwán. Diez años más tarde triunfó sobre una debilitada Rusia y ganó privilegios comerciales en el sur de Manchuria y Corea, país que se anexionó abiertamente en 1910. La espiral expansionista llevaría la órbita de influencia japonesa mucho más lejos del Pacífico, y ya no se detendría hasta varios decenios después, en los momentos finales de la Segunda Guerra Mundial.

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Mitin de movilización de la Sexta División del Ejército Japonés celebrado el 8 de febrero de 1895 en el curso de la primera Guerra Sino-Japonesa

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Mapa de la Primera Guerra Sino-japonesa

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Mapa de la guerra Ruso-japonesa previo a la batalla de Mukden​

En realidad, el conjunto de reformas que marcaron el final del siglo XIX japonés no fue más que una revolución desde arriba, un traspaso de poder del Shogún y sus Daimyos al Emperador y sus partidarios. La aristocracia y los líderes de los antiguos feudos leales al Emperador mantuvieron sus privilegios y se amoldaron a las nuevas reglas del juego. Acumularon riquezas vinculándose a los zaibatsu, los consorcios empresariales (Como Mitsubishi, Mitsui o Sumitomo), subvencionados por el Estado. Y se convirtieron en terratenientes al comprar las tierras a bajo precio a los campesinos arruinados por los impuestos. Pero, eso sí, las reformas permitieron a Japón industrializarse y convertirse en una potencia mundial. Es la razón por la que, cuando murió Mutsuhito en 1912, el ejecutivo reconoció su reinado con el nombre de Meiji, “Gobierno Iluminado”.
 
Ahora señores, no se me desesperen, que esto no ha acabado. :D

Esto era un repaso por encima, ahora intentaré ahondar más en cada uno de los aspectos de la Era Meiji.

Saludos

PD: Por razones obvias, tendré que ampliar mis fuentes.
 
¿Vas a contar la guerra de Seinan también?
Estoy buscando sobre lo de los clanes, voy a ver si reuno suficiente información. :)
 
Muy interesante, si señor.