Otra vez el pazguato de oriafontan ahí va mi propuesta:
Muchos héroes han pasado a la historia pero ¡ay! distan mucho de ser lo que parecen o nos han vendido: Custer, Churchill, Monty, ... apunto unos cuantos. ¿alguien se atreve a añadir alguno más? y de Custer ¿que me decís?
A ver que sale de esto.
Muchos héroes han pasado a la historia pero ¡ay! distan mucho de ser lo que parecen o nos han vendido: Custer, Churchill, Monty, ... apunto unos cuantos. ¿alguien se atreve a añadir alguno más? y de Custer ¿que me decís?
A ver que sale de esto.
http://www.gaceta.es/noticia.php?s=24&sm=24&posEnc=¬i=5827
Hace 168 años nacía el general George Custer, el que murió con las botas puestas
Gracias al cine de propaganda se hizo muy famoso, pero en realidad fue un mal oficial.
Julio Montero
Madrid. El futuro general que el cine de propaganda de guerra acabaría haciendo inmensamente famoso fue un mal oficial en el sentido habitual del término. De hecho, se graduó en West Point en unas circunstancias un tanto anómalas: fue el último de su promoción, en un momento en el que los federales necesitaban oficiales para su ejército en la Guerra de Secesión contra los confederados del Sur.
Como se ve, era una figura que prometía para el cine: sus primeras misiones fueron en dos conflictos convertidos en epopeyas por el Hollywood clásico: la Guerra de Secesión y las Guerras contra los indios, cuyo nombre más adecuado podría ser proceso sistemático de exterminio de los aborígenes que poblaban las llanuras norteamericanas.
Nuestro héroe daba el tipo, todo hay que decirlo: cabellos largos —poco frecuentes entre los militares de aquella época— y rubios tirando a pajizos, un uniforme muy poco uniformado —añadía prendas a su gusto— y, sobre todo, bastante bocazas en el sentido habitual de este término, lo que no quita que tuviera razón algunas veces y dejara bastante cortados a alguno de sus superiores con sus respuestas, poco frecuentes en un oficial de inferior categoría. En fin: entre unas cosas y otras, y una guerra aquí y un exterminio allí, Custer fue promocionando por su dotes evidentes de mando y arrojo. Sus valedores fueron primero el Mayor Pleatoson y luego el general Sheridan.
Tenía fama de valiente, arrojado y decidido. Y lo era. Sus soldados le admiraban por ello, pero con frecuencia no vivían demasiado para contarlo. En los inicios de su carrera se hizo famoso por una carga ofensiva contra la caballería confederada en Gettysburg. Ganó. Pero como consecuencia de ello, tuvo una enorme cantidad de bajas. Este lanzarse en tromba era, al parecer, su táctica más querida. Los resultados eran victorias a muy alto precio en vidas, pero victorias. Y en tiempos de guerra, lo que cuentan son las victorias, no su precio.
Terminó la Guerra de Secesión como mayor general, pero para continuar en el ejército —que se desmovilizó tras la contienda— tuvo que aceptar su reducción a capitán, aunque poco después fue ascendido a teniente coronel. Era 1866 era ya todo un personaje famoso.
Ese mismo año fue destinado del que llegaría a ser el famoso Séptimo de Caballería. Sus problemas de disciplina en tiempos de paz no tenían el contrapunto de las victorias. Empezaron a caerle sanciones por sus actuaciones: abandono del mando para visitar a su mujer, ejecuciones de desertores por iniciativa propia, desasistencia a heridos, manipulación del patrimonio del ejército...
Imprudencia bélica
Custer necesitaba guerras. La que se desencadenó contra los indios fue su oportunidad. Empezó masacrando algunos poblados cheyennes (1868) y, en 1874, se desató la fiebre del oro en Dakota. Hubo de nuevo problemas con las poblaciones indias. Las experiencias de paz anteriores no constituían verdaderamente un estímulo para los indios: se les ofrecía el traslado a reservas, algo bastante parecido a los actuales campos de refugiados... No hubo trato.
Custer pensó que una victoria le daría nueva gloria y le ayudaría a recuperar su imagen. Acertó. Se adelantó para iniciar el ataque y fue rodeado. Esta imprudencia le costó su vida y la de los 850 hombres que le acompañaban. Después ya vino Hollywood. Pero eso es otra historia. Bueno, en realidad, no tiene nada de historia.
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