Capitulo 8: Señor del Levante
Capitulo 8: Señor del levante
Como Rodrigo había prometido a su hijo Pedro, volvian los tiempos de guerra para el Señor de Soria y Aragón. Pedro tendría la oportunidad de ganar su prestigio en combate, y Rodrigo se sentía rejuvenecer solo con pensar en salir de campaña. Este Rodrigo ya no era el joven venido de familia villana que desconocía intrigas de palacio y creía en la palabra. Había estado mas de 20 años ampliando sus territorios, sirviendo a la corona de Castilla, peleando con infieles sobre el campo de batalla y contra los consejeros del rey y las altas esferas de la iglesia. Toda esta larga lucha habá hecho de Rodrigo un hombre mas cerrado en sí mismo y más concentrado en los propios asuntos de su joven casa, y estos asuntos pasaban por Denia.
Hacía ya años que Rodrigo ostentaba el título de Duque de Almería. El propio Rodrigo, sin embargo, se negaba a considerarse como tal debido a que no ostentaba el dominio real sobre esas tierras, pertenecientes, como casi toda la España mora, a los temibles Turcos Selyúcidas. Afortunadamente, ocurrió un hecho que Rodrigo interpretó como una señal divina: El emirato de mallorca y Murcia había declarado su independencia del sultanato. Este emirato estaba formado por las Islas Baleares y por las tierras continentales que la cristiandad consideraba el ducado de Almeria, tierras del Cid.
En esos dias de preparativos, llegó a Soria la noticia de que las gentes de Castellon habian iniciado una revuelta islámica. Dicha revuelta fue sofocada con éxito y las gentes de Castellón se convirtieron al Catolicismo en masa.
Una vez terminados los preparativos, y tras llegar un emisario con la aprobación del rey Joan a ésta campaña, las tropas emprendieron la marcha hacia la costa.
La declaración de guerra cogió tan de sorpresa al emirato de Mallorca, que ni siquiera pudo enviar hombres de las islas a la costa levantina. El ataque relámpago de Castilla era inminente. Rodrigo comandaba a sus hombres de Soria, que ya eran veteranos de guerra de alto nivel. Pedro de Vivar tomó el mando de los hombres de albarracín, y ambos estarían apoyados por los hombres de Calatayud y Zaragoza. Las tropas, unos 2500 hombres en total, embarcaron en Castellón rumbo sur, hacia Denia.
Tal fue la sorpresa del ataque que en Denia, supuestamente segura y protegida por los Turcos Selyúcidas, no habia nadie con quien combatir.
En Murcia fue el asedio final. Debido a la posibilidad de ataques desde mallorca, los regimientos de Calatayud y Zaragoza se quedaron a modo de guarnición en Castellón y Denia, respectivamente. Rodrigo y Pedrocomandaron sus tropas a Murcia, residencia del emir y cuyas tropas superaban en número a las de Castilla.
-Padre, ¿lo conseguiremos?
-Observa el campo de batalla hijo mio, ¿como crees que podríamos contrarrestar la superioridad numérica del adversario?
-Pues... Creo que si los logramos internar en ese desfiladero usando un cebo, nuestros arqueros podrían acabar con sus jinetes facilmente. ¿Tu que opinas Padre?
-Podría funcionar, hijo mio. Comprobaremos si tu instrucción táctica fue la correcta.
Tras una serie de escaramuzas perfectamente organizadas por Pedro, las tropas moras fueron cayendo, y Rodrigo pudo mientras tanto asaltar las murallas de la ciudad. La batalla estaba ganada.
Esa misma tarde el emir fue capturado cuando intentaba huir, con lo que se consiguió forzar su capitulación en las condiciones que el Cid exigia, las cuales no eran muy agresivas debido a que no quería enfurecer a los turcos... todavia. El acuerdo de paz ponía bajo señorío del cid las plazas de Denia y Murcia, plazas que no tardaron en abrazar la verdadera fe.
Tras esta victoria, Castilla se convertía en una potencia del mediterraneo occidental, y valencia quedaba casi rodeada por los dominios del Cid. Las masas querían coronar a Rodrigo como señor de valencia. Incluso el rey Joan lo veía con buenos ojos, pero Rodrigo había soportado durante mucho tiempo que le llamasen el señor de Alme-nada en las cortes europeas,y solo sería señor de Vañencia el día que tomase la ciudad.
Solo quedabam dos cosas por hacer una vez se había festejado la victoria: primero, incluír el título de almeria en el escudo de la casa. En segundo lugar, darle sus primeras tierras a Pedro de Vivar, pero un mensajero de Burgos llegaba en ese momento a Soria con terribles noticias...