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Bien, bien... veo con agrado que el nivel de sangre no desciende sino que se va incrementando..Esta muy bien, pero ante todo no nos desviemos del objetivo. Sune tiene que ser Duque pero a la de ya!! Ya se que la cuando desenfundamos la daga siempre queremos mas, pero hay que centrarse... ( :D )
 
Oye, que tampoco no és tan malo como lo pintabas, hasta me cae simpatico y todo :D. No es mas cruel que qualquier otro señor feudal del periodo, y comparado con los Hohenstaufen del AAR "El Poder de la Sangre" hasta es un angelito :D.

Por cierto, ¿cuando vas a liberar Cataluña del dominio musulman? :D


Puede que me haya quedado un poco "flojeras" :D, pero desde el principio mi intención era hacer, dentro de mis limitadas capacidades de aartista un personaje con un mínimo de complejidad; que no fuera simplemente un malo perverso de opereta. Ese papel ya lo interpretó en el principio del relato el personaje de Ulf Hacha Sangrienta.

Y por supuesto que no se puede comparar con esos "monstruos" pegados a una daga que nos regaló el maestro Obelixeke en su genial AAR. :)


Respecto a lo de Cataluña...Sune ha tardado 7 años en reunir los recursos suficientes para atacar a los paganos piojosos que viven en la provincia de al lado. Así que tú mismo puedes hacer las cuentas. :rolleyes:


Bien, bien... veo con agrado que el nivel de sangre no desciende sino que se va incrementando..Esta muy bien, pero ante todo no nos desviemos del objetivo. Sune tiene que ser Duque pero a la de ya!! Ya se que la cuando desenfundamos la daga siempre queremos mas, pero hay que centrarse... ( :D )


Del nivel de sangre no os podeis quejar, so sádicos; que os he puesto hasta una foto de un río de sangre. :p

El tema del ducado por supuesto que es algo primordial; aunque clavarle una daga en la espalda al bueno de Olaf de Medelpad también tenía su aquel :D. En el siguiente capítulo veremos los pasos que sigue Sune a tal efecto...con alguna que otra sorpresa (el título del capítulo es muy ilustrativo)


Pobre Olaf, y yo que pensaba que sería el anti-sune.

Naaah, Olaf siempre estuvo bajo la espada de Damocles porque hacerme con Medelpad por lo civil o lo criminal era un objetivo importante (de esos que no os cuento hasta que los he conseguido para no reventar el AAR). Durante el mandato del conde Björn respeté su vida porque con ese personaje nunca iba a utilizar la daga. Pero con Sune.... bueno, baste decir que los primeros ahorros que reunió como conde estuvieron destinados a la muerte de Olaf.


De todas formas, sí hay un anti-Sune y ya ha aparecido por alguna parte en el relato. :cool:


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Tengo que hacer un anuncio a los pocos pero fieles lectores. :)


Este finde he vuelto a jugar la partida y la adelanté 10 años más; llegando al 1122. Pero como soy un despistado me olvidé TOTALMENTE de lo de los concursos y de introducir a los personajes de Elaion y Pirro. Me he dado cuenta hoy del tema. Así que su cameo se seguirá retrasando. Creo que voy a tener que apuntarlo en un posit o algo. :rofl:

En cuanto a la partida en sí... cada vez está más interesante....



Y finalmente, para acabar con este ladrillo os dejo un adelante del siguiente episodio; que todavía está a medio escribir. Sin embargo la imagen de cabecera ya está lista; así que os la pongo como adelanto.

Aunque nadie lo mencione :p, a mi el ser capaz de poner para cada episodio una imagen de cabecera en la que se integra el título y que ambiente un poco es una de las cosas que más me gustan del AAR.



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Mañana o pasado espero venir con noticias desde el norte....
 
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La guerra con los paganos de Västerbotten pasó a la historia de Escandinavia como una de las mejor ejecutadas ya que se alcanzaron los objetivos marcados al menor coste posible de sangre cristiana. Sin embargo para el conde Sune fue una campaña totalmente decepcionante.

Nada más anunciar que el condado se iba a la guerra Sune encargó a su consejero Ulf Godwineson y a su nuevo mariscal Bo Knoppe que partieran inmediatamente en barco a las provincias del norte. Cada uno de ellos debía armar una partida de guerreros y esperar al conde en las marcas del norte. Sune pondría en pie de guerra a la mesnada más numerosa, la de los bosques de Hälsingland, y posteriormente marcharía por tierra hacia el norte para unirse con sus dos comandantes.

Sin embargo cuando las tropas de Sune llegaron a los dominios de los paganos se encontraron con que la campaña ya había terminado. Las fuerzas de las tropas paganas, lideradas por los esquivos jinetes de renos, habían resultado ser inferiores a las esperadas y las tropas de Ulf y el mariscal habían completado la conquista de la provincia sin demasiadas dificultades.

Las tropas de Sune estaban felices pues al llegar al norte en vez de toparse con un fiero enemigo se encontraron con una tierra pacificada y rica en caza. La primavera había llegado y los soldados correteaban detrás de las campesinas y se dedicaban a bañarse en los arroyos de montaña y haraganear despreocupadamente.


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Los jinetes de los renos sagrados no se dejaron ver demasiado en la campaña lapona​


Sune estaba furioso. Su padre había ganado gran prestigio en los campos de batalla, especialmente tras derrotar a los hijos del dios ahorcado; que en su tiempo habían sido considerados como la tribu pagana más peligrosa de toda Escandinavia. Sin embargo él se había enfrentado a 7 años de malas cosechas, poca pesca y menos comercio. Las exhaustas arcas del condado le habían impedido librar una campaña militar; y ahora que tenía la oportunidad de alcanzar una gran victoria sus subordinados se habían llevado la gloria.

Y lo peor de todo es que no podía tomar represalias públicas contra ellos pues habían actuado de forma eficiente. Las tropas de Ulf y de Bo Knoppe habían pasado a estar al mando de este último cuando se unieron. El mariscal había enviado exploradores a territorio enemigo, y al comprobar su debilidad había atacado rápido y por sorpresa.

Bo Knoppe era un señor de la guerra proveniente del sur de Suecia que había llegado al Pico del Cuervo durante el último año precedido de su fama. Se trataba de un hombre ya anciano que a sus 61 años todavía conservaba un porte majestuoso. Durante los últimos 40 años había tomado parte en los principales conflictos bélicos de Suecia, ganando muchas victorias para el reino. Para su desgracia su familia estaba ligada por lazos de lealtad y honor a la del duque de Dal y tuvo que apoyarlo durante su rebelión contra el rey Erik. Tras la derrota de su señor había huido al norte, a la corte de Hälsingland.

Así pues en mayo de 1091 las tierras de Västerbotten pasaron a engrosar los dominios del condado de Hälsingland sin grandes percances ni tampoco gloria militar.


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Sin embargo el conde Sune pronto encontró la forma de resarcirse. Resultaba que el más anciano de los druidas, aquel del que se decía que podía hacer magia, había escapado en barco y se había refugiado entre las tribus que vivían en las tierras de Aland. Estas tribus practicaban la piratería con cierta frecuencia y suponían un freno para el comercio con las regiones del sur del Báltico. Así pues Sune decidió que en vez de disolver las tropas partirían los tres ejércitos juntos a la conquista del archipiélago de Aland. De este modo Sune se garantizaría estar al mando de las operaciones militares y el triunfo sería suyo.

Durante el verano se reunió a todos los navíos de guerra del condado y se construyeron primitivas naves de transporte. Para septiembre la flotilla estaba lista y dio comienzo la invasión, alentada por vientos favorables y la tranquilidad de las aguas del golfo de Botnia.

El desembarco registró escasos combates, pues pocos eran los hombres de armas que protegían la costa occidental de la isla principal y todo parecía marchar bien.

Pero la desgracia se cernía sobre el ejército invasor y el conde Sune se convirtió en su desgraciado brazo ejecutor.


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Las tropas de Hälsingland encontraron poca oposición durante el desembarco​


Nada más pisar tierra el conde insistió en que el ejército debía empezar una marcha a través del gran bosque que ocupaba el centro de la isla. En el otro extremo se encontraba la capital del enemigo y Sune quería tomarla cuanto antes pues temía ver aparecer en cualquier momento las orgullosas banderas de la flota danesa sobre el Báltico. Y es que el rey Olaf de Noruega había firmado una alianza con el monarca danés. En principio el pacto tenía como fin hacer causa común contra Suecia, pero Sune sabía que el rey de Dinamarca no era tan acomodaticio como el monarca noruego y participaría activamente en la guerra. Si las tropas danesas aparecían reclamarían la conquista de las islas para su monarca.

El mariscal Bo Knoppe se opuso frontalmente a este plan aludiendo que el denso bosque sería un lugar perfecto para una emboscada y que sería preferible seguir el camino de la costa. Pero Sune se negó rotundamente a perder varios días dando un rodeo. El conde reunió a sus capitanes y les desveló que un informante de total confianza le había dicho que los paganos contaban con menos de 500 hombres de armas.

“¡Nuestro ejército está formado por 1.600 valientes, así que no hay nada que temer!”

Sune hizo avanzar a sus tropas en una columna que las dejaba muy desprotegidas.


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El ataque llegó al anochecer cuando la niebla subió reptando perezosamente desde el mar para instalarse en el frondoso bosque. Los paganos, lanzando gritos de guerra casi inhumanos, surgieron de la nada y atacaron por todas partes. Lo que luego sucedió tuvo más de carnicería que de batalla, pues pronto las distintas partes del ejército quedaron unas aisladas de otras.

Con todo, el mariscal Bo Knoppe consiguió que al menos tres centenares de hombres de la retaguardia adoptaran una formación defensiva y poco a poco retrocedieron hasta la playa. Tanto el consejero Ulf como un conde Sune en estado de shock formaban parte de este destacamento.


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La derrota más amarga de la historia del condado de Hälsingland​


Perseguidos y acechados por sombras asesinas que surgían de entre la niebla consiguieron llegar a la playa y la mayor parte de los hombres se hicieron a la mar. Pero mientras los últimos soldados alcanzaban los botes una imagen terrible llegó desde tierra. La niebla se abrió misteriosamente dejando ver una figura enjuta encaramada sobre unos peñascos. Se trataba de un hombre anciano de larga melena blanca que alzaba un cayado al cielo. ¡Era el druida de los dioses antiguos que había huido desde Västerbotten!

Los improvisados marinos escucharon horrorizados como el viento arrastraba la profunda voz del druida mientras este convocaba a todos los dioses del viento, las mareas y las tormentas para pedirles que liberaran de las profundidades del mar a los trolls marinos.

El conde Sune reunió el valor suficiente para gritar a sus hombres que todos ellos eran cristianos y estaban protegidos por la cruz. Ellos eran de la cruz.

Pero cuando el eco de las palabras de Sune todavía flotaba en el aire empezó a soplar con más fuerza el viento. Una hora después llegó la tormenta, acompañada de olas de decenas de metros que jugaban con los barcos como si fueran de juguete. Jamás el Báltico había visto una tormenta como aquella.

Naufragaron todas las naves menos dos y el fondo marino recibió en un abrazo gélido y mortal a los restos del ejército de Sune. El navío insignia fue uno de los que se salvaron y tanto el conde como su séquito formaron parte de la escasa veintena de supervivientes.

Algunos de estos supervivientes juraron haber visto a los míticos trolls marinos surgir de entre las olas y coger con sus dedos de muerte a un barco para luego devorarlo.


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La leyenda cuenta que el druida convocó a los terribles trolls marinos para que destruyeran la flota de Sune


Rápidamente la noticia se extendió por todo el condado y el nombre del conde Sune fue maldecido en medio de los lamentos. ¡Toda una generación se había perdido! La mayoría de los hombres jóvenes del condado habían perecido por culpa de la imprudencia de su señor. Las madres lo maldijeron a gritos, los padres apretarían durante toda su vida el puño cada vez que se mencionara su nombre y alguno de los más ancianos de las aldeas recordaron a quien los quiso escuchar que ya había sido predicho que Sune causaría grandes males a su pueblo.

Y las malas noticias para el conde no habían hecho más que empezar. Al llegar al Pico del Cuervo se enteró de que su mujer había dado a luz un niño muerto la misma noche en que la gran tormenta se tragó a los restos de su ejército. Además el mariscal Bo Knoppe presentó su renuncia y abandonó el condado alegando que no quería seguir sirviendo a un señor tan poco digno como favorecido por Cristo.

Por si todo esto no fuera suficiente llegaron noticias de que los navíos daneses navegaban hacia el archipiélago de Aland. A no ser que el druida conservara algún truco mágico en su zurrón todo parecía indicar que ese enclave estratégico iría a parar a manos de un monarca extranjero.


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Pero la gota que colmó el vaso fue la amenaza de Erik, el hermano de Sune, de abandonar el condado. No sólo estaba furioso por las decisiones militares de su hermano, sino que no paraba de echarle en cara que no le hubiera dado ningún puesto de mando en la expedición y por la contra lo hubiera dejado de “niñera” del Pico del Cuervo.

Sune no pudo soportarlo más, todo el mundo parecía estar en su contra, hasta su hermano y único amigo. Hasta entonces su ambición sin límite le había dado fuerza para tomar todas las decisiones, hasta las más crueles pero…. ¿si todo el mundo lo odiaba qué sentido tenía seguir peleando por sus ambiciones? ¿Para qué alcanzar el rango de duque si nadie se iba a alegrar por él?

El conde Sune se hundió en la más profunda de las depresiones, ya nada tenía sentido en su hasta entonces metódica vida. El sol ya no salía nunca para Sune av Hälsingland.


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La concentración de eventos negativos acabó deprimiendo al conde​
 
Last edited:
¿Que los paganos te han apiolinado :D?


¡Po zi! :eek:

Menos mal que al menos pude conquistar a los de Västerbotten.



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¡Sune, devuelveme mis legiones! :mad::mad::mad:
 
En 50 años veo a los paganos owneandote:D
 
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Tras meses de morderse la lengua la condesa Sigrid decidió que la situación se había descontrolado y que tenía que enfrentarse a la apatía de su marido.

Desde el final de la desastrosa campaña de las islas Aland el conde Sune se había encerrado en sus aposentos y había dejado de lado los asuntos del condado. Esta situación de vacío de poder había sido aprovechada por los acreedores a los que se les debía el dinero con el que se habían financiado las recientes guerras. Los administradores del condado habían sido incapaces de pagar los préstamos a tiempo y finalmente habían tenido que ceder los derechos de pesca de los muelles de Angermanland de los siguientes diez años.

El ánimo del conde no había mejorado ni siquiera cuando le informaron de que los monarcas de Noruega y Dinamarca se habían conformado con recibir sendos arcones llenos de oro a cambio de firmar la paz con la tribu de Aland. Por lo que los odiados paganos todavía podrían ser conquistados en un futuro.

Pero lo peor había sucedido el día anterior. El príncipe Ulf se había presentado ante el conde Sune con un documento según el cual su clan había contado en la antigüedad con terrenos en el actual condado de Dalarma. El consejero opinaba que eso bastaría para reclamar las tierras de ese condado sueco como pertenecientes al creciente condado de Hälsingland. Pero un apático Sune tiró a la lumbre el documento sin casi mirarlo y se negó a seguir hablando del tema.


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Este hecho, unido a la poca atención que el conde dedicaba a sus hijos fue lo que hizo que la condesa decidiera que tenía que hacer reaccionar a su marido.


Sigrid encontró a Sune sentado en su cama pese a que era ya el mediodía. Al principio intentó hablarle sobre la reclamación del título de conde de Dalarma, pero su marido contestaba con monosílabos y mostraba claramente que tan sólo deseaba que ella lo dejara en paz para así poder regresar a su apática inactividad.

Sigrid sintió la ira crecer en su interior y dándole rienda suelta gritó a Sune:

- Señor, ¿acaso no amáis a vuestros hijos? ¿Qué bien les hace a su porvenir que os encerréis aquí y no hagáis nada?

- ¡Claro que sí! ¿Cómo osas decir eso mujer? El buen porvenir de nuestros hijos ya está garantizado, heredarán tierras, riquezas y honores.

- ¡Honores de conde! Eso es lo que heredará Anund. Pero podrían ser de duque si así se lo demandáis al rey Olaf.

- Sigrid, a un rey no se le demanda nada – explicó Sune con gesto cansado – La nobleza noruega no dejará que nuestra dinastía se eleve en honores por encima de las suyas.

- ¡Obligadlos entonces! Ponedlos de rodillas ante vos y vuestros hijos. – dijo Sigrid con fuego en la mirada.

Por primera vez Sune pareció interesado en la conversación y se volvió hacia aquella mujer a la que no se había molestado en intentar conocer o comprender durante sus ocho años de matrimonio.

- ¿Y cómo harías tú eso? – preguntó el conde.

- Mediante la amenaza de la fuerza de vuestros ejércitos y las dulces palabras de alianza en los oídos adecuados. Y cuando no quede otro remedio mediante el asesinato, tal y como hicisteis con mi hermano Olaf.

Sune estaba tan sorprendido que no intentó ocultarlo.

- ¿Cómo sabes eso?

- Eso es lo de menos, lo importante es que apruebo vuestras acciones. Mi hermano era débil y un obstáculo para aumentar la herencia de mi hijo.

- Mmmm, ¿de veras no sientes odio hacia mí por hacer asesinar a tu
hermano?

- ¡No! Tan sólo lamento que nunca te hayas molestado en conocerme lo suficiente como para saber que yo sería tu apoyo, que yo te ayudaría a planear el asesinato del resto de mis familiares en Medelpad por el bien de nuestro hijo y del tuyo…mi amor.

La pasión de las palabras de su mujer hizo mella en Sune, que por primera vez en muchos meses se volvió a fijar en las torneadas formas de su anatomía.

- Sigrid, yo.

Pero su mujer le tapó los labios con un beso impidiéndole continuar.

- “Es como les dije a los niños; que su padre es un rey, y un rey sabe que hacer y lo hace, aunque sea difícil. Su padre hará lo que tenga que hacer por su familia, y eso es lo importante, porque los demás son débiles, todos menos nosotros y tú puedes gobernar este reino.” [1]


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A partir de ese día la vida volvió a fluir impetuosa por las venas del conde Sune, que nombró jefa del servicio de espionaje del condado a su mujer, con la cual pasaba todo el tiempo que le permitían sus obligaciones.

Fruto de esta nueva vitalidad nació en abril de 1093 una niña a la que la condesa bautizó como Helena. Pero el matrimonio, con el apoyo del príncipe Ulf, también tenía tiempo para los asuntos de estado. Así, festejaron con el rey Olaf la elección del primer Papa de origen noruego… para posteriormente arrepentirse cuando la iglesia aumentó su actividad recaudatoria por todo el condado.


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La condesa Sigrid​


Gran parte de los dos años siguientes los pasó el conde viajando por toda Noruega. Las conquistas de su padre y las suyas propias habían agrandado tanto sus territorios que podía aspirar a ser nombrado duque. Pero para que el rey Olaf aceptara era preciso que los otros grandes del reino no se opusieran. Sune necesitó recurrir a costosos sobornos e incluso al financiamiento de incursiones paganas contra los condados del norte que cesaron “casualmente” cuando accedieron apoyarlo.

Finalmente, en febrero de 1094 el conde Sune consiguió los aposyos suficientes y viajó junto a toda su familia hasta la capilla de Stiklestad, donde tendría lugar la ceremonia. Era este un lugar de gran importancia dentro del reino, pues allí había muerto apenas 60 años antes el rey Olav el santo; cuya mayor gesta había sido introducir el cristianismo en Noruega.



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Interior de la capilla de stiklestad, que se encuentra al norte de Trondhein​



Allí, en ese santo lugar y frente a una nobleza que mostraba disgusto y envidia a partes iguales, el monarca elevó a su súbdito a la categoría de Duque de Norrland; señor del norte y guardián de las marcas septentrionales.


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A la edad de 25 años Sune fue nombrado duque por el rey Olaf​





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[1] Frase plagiada de una peli mítica del tito Clint :cool:
 
A ver si por fin nos sale la vena más psicotica de Sune :D (Aunque insisto en lo mismo, a mi Sune más que miedo me da lastima porque el pobre chiquillo en el fondo solo es un pringado)

:D

Es cierto que el personaje ha ido evolucionando desde la idea previa y vaga que tenía en mente a lo que ha salido una vez que me remangué y me puse a escribir los capítulos.

Al principio iba a matar a su padre prácticamente sin motivo y asesinar a Olaf de Medelpad con sus propias manos.

Al final ha salido más trágico que maquiavélico...



¿Y como es que perdiste?


Eso me pregunto yo. :confused:


En la screen que puse se ven las tropas que participaron en la batalla. No conozco las tripas del CK y no sé cuales son las penalizaciones por ataque anfibio. Aunque no creo que sean tantas como para que una batalla de ese tipo se pierda muy a menudo. Yo creo que fue más mala suerte que otra cosa.



Coup d'Etát!!! Coup d'Etát!!!

Erik for count!!!! :D

:D


Pues... algún día Erik ocupará un puesto importante pero.... hasta aquí puedo leer. :p


En 50 años veo a los paganos owneandote:D

No son lo bastante onvres. :rofl:


Pobre Sune, dentro de nada, esquizofrenico perdido.


Poco a faltado.... pero ha resistido y ahora que es duque veremos de que es capaz....





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Bueno, el siguiente capítulo seguirá una de las líneas clásicas de los AARs del CK: Sune y su dulce mujer desatan una tormenta de dagas.
 
Ahí, ahí... Como dicen en mi pueblo tiran mas dos tetas que dos carretas...:p

Espero ansioso el baño de sangre... :D
 
Y su hermano sigue vivo?

Fraticida¡:D
 
Más vale que sea lo segundo o le montamos una guerra civil.
 
He tenido un par de semanitas complicadas y no he podido pasarme mucho por aquí; casi ni he leído AARs, así que menos escribir. De todas formas algún pequeño progreso si he hecho y si no actualizo este finde será a principios de la semana que viene.

Espero a partir de entonces poder mantenerme en un ritmo de 1 actualización cada 7-10 días. Pero ya os anuncio que el tema del principio del AAR cuando hacía 2 actualizaciones semanales es inviable durante todo lo que queda de verano y puede que más allá.


De todas formas gracias por el interés. ;)