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unmerged(237834)

Sergeant
Dec 7, 2010
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Introducción

La aparición de los “Papeles Prohaska” han supuesto una gran sorpresa dentro de la comunidad de historiadores de Centroeuropa.

Estos papeles corresponden a los diarios escritos por el as de los submarinos y oficial de inteligencia de la Marina Real e Imperial austrohúngara Otto Prohaska, Ritter von Strachtnitz y caballero de la Orden de María Teresa. Sus acciones durante la Gran Guerra fueron relatadas en su biografía “Un Marinero de Austria”, escrita por el inglés John Biggins. Pero después de la Gran Guerra un halo de misterio cayó sobre su figura, al estar destinado al Marine Evidenzbureau (la inteligencia naval austrohúngara) y en el gabinete del Emperador Otto I.

Mas allá de correspondencia compartida con el otro gran as de los submarinos Georg Ludwig Ritter von Trapp, poco se conocía de su rol en la historia de la monarquia dual en esa época decisiva. Los papeles, una serie de cartas y notas, han sido puestos a disposición de los historiadores por parte de uno de los descendientes de la familia Prohaska, acuciado por las deudas.

Los “Papeles Prohaska” se irán publicando poco a poco. Se espera obtener más información sobre los años posteriores a la Gran Guerra y sobre el gobierno imperial en los años 30.
 
I. Última sangre

La visión era impagable. Dos acorazados de la clase Conde di Cavour, dos cruceros ligeros y una pléyade de destructores de la Regia Marina. La vista era increíble, digna de ser retratada por un buen pintor. Desgraciadamente, el hecho de contemplarla desde el periscopio de mi submarino le daba poco romanticismo.

Contemplaba todo ese desfile naval con curiosidad. Sin ansia de depredador. Aún miraba con curiosidad el telegrama que me había pasado el telegrafista hacía unos minutos y que decía:

Informamos que el Gobierno Italiano, tras la caída de Roma, ha capitulado ante Alemania. Oficialmente la guerra ha terminado en el Frente Italiano.

Solicité tres confirmaciones a ese mensaje, temiendo que pudiera ser una treta de nuestro enemigo. Pero los tres fueron confirmados, Italia había abandonado ese combate entre boxeadores agotados en que había degenerado la Gran Guerra. Había sido el primero en caer, el más débil de todos los que peleaban en ese ring. La cosa era que los Imperios Centrales aguantásemos un poco más. El asedio a Venecia y la toma de Roma nos daban más puntos. Según nuestros medios, Paris estaba a punto de caer. Y se hablaba de planes para atacar Marsella desde Italia. Aunque inicialmente dudaba de esas noticias, el hecho de cruzarme cada vez con menos naves de la “Marine Nationale” parecía dar mayor veracidad a esos rumores.

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Acorazado Giulio Cesare

Nosotros lo sabíamos, y los chicos del otro lado del periscopio parecían también saberlo. Acostumbrado a tener que pelear contra barreras de destructores y otras naves a un peligroso juego de emboscadas, los italianos parecían despreocupados. Bueno, más despreocupados de lo habitual. No habían escoltas hostigando a potenciales agresores, ni los vigías parecían estar por la labor. La guerra había acabado para ellos.

Seguí contemplando la flota enemiga desde la distancia, cuando noté una explosión en el flanco de uno de los acorazados, seguida por otra. Alguien no debía haber leído el telegrama que nos remitían y había atacado a esa flota rendida. Quizás Italia había declarado la guerra a la Entente y algún antiguo aliado se tomaba su revancha en particular.

Los italianos primero quedaron sorprendidos, pero enseguida los destructores se dispersaron a la caza y captura del que les había atacado. Como no quería ser el justo que pagase por pecadores, ordené sumergirnos a 50 metros y dí las instrucciones necesarias para abandonar ese pandemonio.

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Submarinos austriacos en el puerto de Pula.

Llegamos al día siguiente a Pula. El ambiente era de alegría, dentro del habitual orden imperante en la Marina Real e Imperial. De todas formas, se notaba un aire de triunfo y victoria. La banda local nos recibió al son de la “Prinz Eugen Marsch”. Tan pronto llegué a tierra, entregué el informe de patrulla y pregunté por el acorazado italiano hundido.

Al parecer se trataba del “Giulio Cesare”. La Regia Marina se estaba replegando hacia Tarento, donde sería seguramente repartida entre los vencedores. El culpable de su hundimiento era un submarino alemán, el U-223. El käpitanleutnant Becker, alegando no haber sido informado de la rendición italiana por parte del Almirantazgo alemán, había atacado la flotilla italiana, llevándose al “Giulio Cesare” por delante, con una perdida de 600 marineros muertos y 120 desaparecidos..

El Fregattenkäpitan Straussler me comentó posteriormente sus sospechas de que el ataque hubiese contado con el visto bueno de la Kriegsmarine alemana. Era claro de que la flota italiana iba a ser repartida entre los vencedores. Y la posible paranoia germana a una Marina Austrohúngara tremendamente reforzada con naves capturadas a Italia hizo que los alemanes tomasen esa iniciativa. Eso podía explicar también por qué el Käpitanleutnant Becker iba a ser decorado con la Cruz de Hierro.

Cada vez quedaba claro que los que pensaban que esa era “La Guerra que acabaría con todas las Guerras” eran unos ilusos. La lucha iba a seguir, solo que con contendientes diferentes.
 
Uy, que me perdía esre AAR! Vamos a ver que logra la Dual en este empeño!
 
II. Risorgimento



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Brindisi en 1921 era una ciudad que, sin guerra, debería haber sido muy bonita. Desgraciadamente las llamas y el ruido de disparos la convertían en un lugar nada agradable de ver.

Y allí estaba yo mirándola, desde la cubierta del destructor SMS Kaiserjaeger, supervisando la huida de los ciudadanos austriacos de la ciudad. Varias lanchas motoras y vapores habían sido fletados, con destino a Pola, llenos de ricos ciudadanos huyendo de la Revolución de las Dos Sicilias.

Nuestra política de post-guerra se revelaba ahora erronea. Tras anexionarnos la provincia de Venecia, habíamos dividido Italia en una confederación de estados como antes de 1848. Uno de los más potentes era el Reino de las Dos Sicilias, donde colocamos a un aristocratilla italiano amigo de Austria como rey. Sorprendentemente, el teóricamente reaccionario y hastiado campesinado siciliano y napolitano no lo acogió bien, dejándose llevar por las consignas sindicalistas y rebelándose contra los regentes impuestos por nosotros.

Algo parecido había pasado en Francia, derivando a una guerra civil que dejó la Francia continental en manos sindicalistas, y las colonias en manos del gobierno democrático. Y lo mismo con Gran Bretaña, con una Unión Británica roja y un Canadá Monárquico que ansiaba volver al trono de Londres. Poco pudo hacer una Alemania que se estaba recuperando de la guerra. Y menos aún podíamos hacer nosotros con Italia.

La flotilla austrohúngara que vigilaba la retirada era imponente. Los dos acorazados de la clase Ersatz Monarch, el SMS Laudon y el SMS Hunyadi, apuntaban a la ciudad con sus cañones. La ciudad ya prácticamente había sido tomada por los sindicalistas, y los últimos focos de resistencia estaban a punto de caer.

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A lo lejos, un par de destructores aún enarbolaban la bandera del Reino de las Dos Sicilias. De tanto en tanto disparaban alguna salva, como si intentaran apoyar a las tropas que aún morían por el buen rey. Eran el “Aquila” y el “Falco”. Ambos habían navegado bajo bandera de la Regia Marina en la Gran Guerra, y fueron entregados a la diminuta marina de guerra real siciliana. Sus cañones de 120mm podían ser buenas armas ante los campesinos. Pero creo que disparaban más por el “qué dirán” que por otra cosa.

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Al cabo de un rato los ví de lejos, como pequeños puntitos creciendo en la lejanía. Los reconocí rápidamente: bombarderos Caproni aproximándose. Tras lo que parecía una vuelta de reconocimiento, en la pude ver las estrellas rojas que reemplazaban los escudos reales, pude ver como se lanzaban a por los destructores monárquicos.



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Aún estaban lejanos los tiempos del bombardeo en picado, pero pude ver a los dos aviones dirigiéndose hacia uno de los destructores. Este respondió con su poca artillería antiaérea, dañando ligeramente uno de los aviones, pero sin poder impedir que ambos descargaran su contenido contra su real enemigo.

Había sido en realidad un bombardeo clásico, pero una de las bombas dio al destructor y lo hizo volar por los aires. El otro destructor puso cola inmediatamente, huyendo de la escena.

No pude evitar recordar al viejo Blasius Freiherr von Lovranica, antiguo superior mio a bordo del “Erzherzog Albrecht” y resonaron esas palabras: “¿Aviones contra buques de guerra? Sería como una pulga intentado romper un yunque a cabezazos. Las pocas bombas que puedan llevar no podían ni rascar los centímetros de acero del cinturón blindado de un acorazado…”

En fin, si el bueno de Blasius hubiera visto al destructor (posteriormente supe que era el “Aquila”) en llamas, se hubiera replanteado sus palabras.

Inmediatamente nos llegó un telegrama del almirante Horthy a bordo instruyéndonos de emplear nuestro armamento ante cualquier avión sindicalista que pululase a nuestro alrededor. No era plan de tentar a la suerte como el “Aquila”…

Al cabo de unos días, pude leer en Pula que el Reino de las Dos Sicilias había caído. En su lugar, el consejo de sindicatos de Italia había proclamado la República Socialista Italiana. Algunos choques habían tenido lugar contra sus vecinos del norte, la Federación Italiana. Las fuerzas de los Estados Papales y de los Ducados de Milán y Toscana habían repelido varias partidas sindicalistas.

Más abajo había una noticia sobre un decreto real ordenando la formación de dos nuevos regimientos, así como la modernización del ejército. Teníamos un nuevo enemigo, y estaba claro de que lo de la “Guerra que acabaría con todas las guerras” quedó en una buena intención nada más.

Ya íbamos a armarnos para la próxima.

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III. Si “Ausgleich” significa compromiso…

Cuando leí en el Polaer Tagblatt, el diario local del puerto de Pola, en ese día de 1927 no me sorprendí la verdad.

La situación había sido complicada desde el principio de la Gran Guerra. Las diferentes naciones de la Monarquía Dual ya llevaban tiempo reñidas. Oficiales checos o húngaros hablaban, a veces abiertamente, de que esperaban empezar la guerra perteneciendo al ejército de la monarquía y acabarla en el ejército de su nación.

La victoria no simplificó las cosas para nada. Cuando se le coronó, al emperador Karl se le conocía como Karl “el breve”, pues muchos veían la derrota austríaca en el horizonte. No dejaba de ser irónico que no fuese la derrota, si no una neumonía terrenal, la que acabase con su reinado. El buen emperador victorioso murió en 1922. Carlos I de Austria, IV de Hungría y III de Bohemia ahora reposaba junto su padre en el sepulcro del convento de los Capuchinos en Viena.

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La familia real, con el difunto rey Karl y su hijo Otto.​

Se formó un consejo de regencia a la espera de que el heredero, el futuro Otto I de solo 10 años, alcanzase la mayoría de edad. Ese consejo de regencia fue el que gestionó los detalles para la reunión donde se debían sentar las bases del nuevo “Ausgleich”, el nuevo compromiso entre los reinos de la Monarquía. Ellos tenían que brindar estabilidad a un imperio que nuevamente temblaba.

Y es que el consejo de regencia se convirtió en un hervidero de intrigas. El hecho de que el jefe supremo de un estado tenga solo 10 añitos da mucho juego. Los primeros en rebelarse fueron los checos. Habrán leído sobre la Legión Checa que lucho contra nosotros al lado de los rusos. Durante la Guerra Civil apoyaron a los ejércitos blancos rusos, y llegaron a batirse junto a los alemanes contra los rojos soviéticos. Al acabar la guerra, muchos de ellos tomaron el camino del exilio, pero a otros se les concedió la amnistía (bajo presión alemana) y pasaron a engrosar las filas de la milicia checa, la “Böhmischen Landwherbrigaden”. Lo que inicialmente eran insubordinaciones de oficiales o soldados, que se resolvían con algún consejo de guerra y dimisiones, o en casos más extremos ejecuciones, pasaron a motines de compañías completas.

Los checos se rebelaban, y los germanos de los sudetes respondían con sus propias milicias. En ocasiones, la guarnición de Praga parecía más una unidad sitiada que una unidad establecida para controlar la ciudad.

Las reuniones para conformar el Ausgleich debían incluir al principio solo representantes austríacos y húngaros. Pero la nobleza húngara pretendía reforzar su posición obteniendo mayores concesiones en ese “compromiso”. Y no dudó en llamar a la puerta del Imperio Alemán para obtener más fuerza.

Y el Kaiser Guillermo II decidió salvar el Imperio Austro-húngaro debilitándolo tanto como le fuese posible. Tras colocar varios ejércitos en la frontera con Austria y Bohemia, decidió mediar en ese acuerdo en aras de la estabilidad del Centro de Europa. Y los resultados aparecían en el diario, con el visto bueno del Consejo de Regencia, e implícitamente el de nuestro quinceañero rey.

Un nuevo mapa se conformó. Austria seguía siendo el poder hegemónico. Seguiría controlando Bohemia, Bosnia y los territorios de Galitzia se integraron en el nuevo reino de “Galitzia-Lodomierz”, pero con un mayor grado de autonomía que debilitaba el poder de Austria. Hungría seguía dependiendo de Viena, pero con mayor grado de autonomía. Y para asegurarse una franja costera, pasaría a controlar Croacia. Alemania, por su actuación desinteresada en el bien de Europa, vio como Austria cedía “voluntariamente” Ucrania al Reich, que colocó a su hombre de confianza, Pavel Skoropadski, al frente del país.

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La cesión de Croacia a Hungría colocaba casi toda nuestra costa adriática a disposición de un gobierno que no tenía mucho interés por nosotros. Por más que el almirante Horthy dijera que Budapest velaría por nuestro interés, el Ministerio Real de Marina aceleró la reparación de las instalaciones navales de la Regia Marina en Venecia, y nos fue gradualmente trasladando hacia allí.

Yo entonces daba clases de tácticas de combate submarino en la Academia de Pola. Pero no me costó nada adaptarme a la pasta italiana...
 
Puestos a traducir, pon Galicia-Lodomeria. Y que yo sepa Croacia siempre formó parte de Hungría.

¡Y actualiza más rápido! :p
 
Apunto la traducción.

Olvidé lo de Croacia con la emoción. Aunque debo decir que los húngaros se han anexionado de facto Eslovenia, como si fuese parte de Croacia, así que algo han ganado de ese Ausgleich...

Y yo que me pensaba que nadie me leía.
 
Apunto la traducción.

Olvidé lo de Croacia con la emoción. Aunque debo decir que los húngaros se han anexionado de facto Eslovenia, como si fuese parte de Croacia, así que algo han ganado de ese Ausgleich...

Y yo que me pensaba que nadie me leía.

Yo leo pero no escribo. :D
 
Y yo leo, pero se me olvida postear.
 
Por cierto, que no había leído la actualización de Italia, tengo que añadir que la Francia Nacional de democrático tiene lo que la España Nacional. :p
 
Por cierto, que no había leído la actualización de Italia, tengo que añadir que la Francia Nacional de democrático tiene lo que la España Nacional. :p

Por cierto, Viden postea porque quiere que rebautizen algun barco en algun AAR con su nombre.
 
Por cierto, Viden postea porque quiere que rebautizen algun barco en algun AAR con su nombre.

¿Algún barco? ¡Yo quiero el Portaaviones SMS von Viden como mínimo!
 
¿Algún barco? ¡Yo quiero el Portaaviones SMS von Viden como mínimo!

Aunque en el fondo se conformaria con un remolcador Von Viden.:D
 
Mejor asi.

Mis AARs se actualizan de manera bastante contínua. Por otra parte, si no te gusta mi ritmo, siempre puedes leer otros y dejar los míos tranquilos.
 
Mis AARs se actualizan de manera bastante contínua. Por otra parte, si no te gusta mi ritmo, siempre puedes leer otros y dejar los míos tranquilos.

Si es lo que quieres, tranquilo que lo hare.