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Pues anda que no hay enanos sueltos por aquí...

Capítulo Tercero:

Reorganizando Centroeuropa: De diplomacia y hostias como panes.

10. Tierra y Libertad


Los que ahora hablan de la globalización mundial debería estudiar los eventos de 1798, pues sin duda se sorprenderían por lo sucedido en Portugal y Brasil.

Portugal, que había visto venir las consecuencias de la Sublevación Parisina y la guerra alemana con gran calam, comenzó a tener problemas a finales de 1797 cuando los liberales lusos convocaron un parlamento en Lisboa. La reina María I se encontró, de la noche a la mañana, con su poder muy limitado y un sistema político copiado en gran medida del británico. María, que no tenía una gran estabilidad mental, no pareció enterarsede lo sucedido, pero sí su hijo y heredero, el principe Juan, que tomó nota de por donde soplaban los aires en su país.

A comienzos de 1798 una rebelión estalló en Salvador de Bahía. Los rebeldes no lograron tomar la ciudad, que quedó sumida en un estado de anarquía que motivó el envío de un pequeño ejército desde Lisbao al mando del principe heredero. Y Juan decidió actuar. Calmó a los rebeldes, pero no cómo esperaban en Lisboa el gobierno y su madre. Como Principe Regente, convirtió a Brasil en el igual de Portugal y se nombró principe de Brasil y organizó un parlamento brasileño en Rio de Janeiro en agosto de 1798, con el poder de gobernar la colonia, aunque subordinado al de Lisboa. Él se quedaría en Lisboa, gobernando en su madre, que, a partir de ahora, sería Reina de Portugal, Brasil y el Algarve.

Con semejantes sucesos ocurriendo en sus fronteras, España no podía quedarse al margen, mal que lo intentaran algunas de sus más "brillantes" mentes. Apenas Juan hubo partido para Brasil, en mayo de 1798 estalló el polvorín Español. El primer ministro español era, a la sazón, José Moñino y Redondo, conde de Floridablanca (1728 - 1808) y, a diferencia de su incompetente y abúlico rey, Carlos V (1), era un reformista. Sus intentos reformar el país y su gobierno habían sido bloqueados por los conservadores y el rey, que, al final, lo destituyó de su cargo a finales de 1797, siendo reemplazado por el corrupto Manuel de Godoy, que, durante los siguientes mandatos, fue acumulando errores y descontento popular, hasta el estallido, el 2 de mayo de 1798, de una protesta popular en Madrid exigiendo mayores libertades en España.

Carlos V se negó (a día de hoy se duda de si realmente se enteró de que estaba pasando) y se ordenó a la guarnición que dispersara a la multitud. Parte de la guarnición salió a las calles y... allí se perdió. Unos soldados se unieron a la rebelión, otros se deshicieron de armas y uniforme y desaparecieron. El resto, disparó una salva, medio al aire y medio contra la multitud, y después se retiró, perseguidos a pedradas, hasta sus cuarteles, mientra el rey y los ministros, aterrorizados, huían a Valencia.

Pronto se organizó una Junta Revolucionaria encabezada por Floridablanca, el conde de Aranda y Pedro Rodríguez de Campomanes, Junta que no pudo evitar que el país cayera en la guerra civil, provocada por la exaltación de la población, por las diferencias entre Floridablanca y Aranda, y por el estupido error del rey. Carlos V, aterrorizado, pidió ayuda a Francia y, cuando las primeras tropas galas entraron en España en septiembre de 1798, Carlos V, que todavía dominaba la antigua corona de Aragón más Andalucia y las provincias cántabras y bascas, se convirtió en un títere de París y provocó que medio país se pusiera en su contra: en cuestión de semanas, Galicia, Asturias y la parte oriental de Andalucía se sumaron al bando rebelde, que controlaba las dos Castillas y Extremadura. Navarra, invadida por las tropas francesas al momento, no tuvo tiempo para escoger bando. Viendo lo que sucedía en España, Londres envió una fuerza expedicionaria a Portugal, lista para intervenir en la guerra civil española.

(1) Algún Austria me tenía que salir torcido... tanto luchar para mantenerlos en el poder pa' esto...
 
I feel that you have a love for civil war Kurt! :p

Only you can take the history of Europe and make it more unstable! :eek:
 
Well. Scandinavia is quite calm right now. And Africa too.

But yes. This is Chaos for everybody...
 
Well. Scandinavia is quite calm right now. And Africa too.

But yes. This is Chaos for everybody...

Scandinavia is calm, what a shocker there! :p
 
Capítulo Tercero:

Reorganizando Centroeuropa: De diplomacia y hostias como panes.

11. Tierra y Esclavos


La reforma de 1796 que prohibió la esclavitud causó tensiones internas dentro del Imperio británico. Aunque fue bien recibida en Gran Bretaña y parte de los Dominios, en Carolina y el Caribe no recibió la misma aceptación, ya que sus economías se basaban en el comercio de esclavos. Pero mientras que en el Caribe las quejas fueron perdiendo intensidad y acabaron por morir eventualmente (basicamente los caribeños aceptaron el curso de los acontecimientos y se dedicaron a usar a la mano de obra esclava para expandirla), en Carolina no fue tan fácil terminar con el disgusto local. La economía del Dominio se basaba en el trabajo de los esclavos. En el parlamento de Charleston la elite dominante condenó la decisión, llegando a amenazar con desobedecer la ley. Los radicales, encabezados por el parlamentario de Virginia James Madison, amenazaron con tomar medidas más extremas, hablando incluso de separarse de la Corona británica.

A fianles de 1797 un barco con rumbo a Charleston que transportaba esclavos africanos fue interceptado en el Caribe por un buque de guerra de la Royal Navy. Al registrarlo y encontrar la carga, el barco fue capturado y escoltado hasta Jamaica dodne la tripulación fue encarcelada. El “Incidente Endeavour” (tal era el nombre del barco) provocó un estallido de furor en la colonia sureña, pues fue visto como un insulto a la soberanía y los derechos comerciales del dominio y se exigió una disculpa a Westminster. Debido a la delicada situación bélica y la transición de poder en la islas británicas, los coloniales recibieron las disculpas y algo más: una exención de cumplir la ley antiesclavista por cincuenta años. El mundo se quedó bastante perplejo por la decisión del Parlamento, pero, como luego diría en privado el primer ministro, William Pitt: "deja reposar el tema y, cuando no tengamos las manos atadas, ya hablaremos del tema con más armas, digo... calma". Así, con el problema resuelto, la facción radical del parlamento de Charleston se encontró con argumentos y, hasta cierto punto, desprestigiados por sus exigencias radicales, cuando una vía negociadora había demostrado ser más útil.
 
Nota del autor:

En principio esperaba liarla parda a costa de los coloniales virginianos pero, como bien han dicho DiTo y volksmarschall, ya la había liado muy gorda y, pensandolo bien y manipulando las cosas, puedo hacer que el lío sea más grande cincuenta años después.

Advertidos quedais.
 
Nota del autor:

En principio esperaba liarla parda a costa de los coloniales virginianos pero, como bien han dicho DiTo y volksmarschall, ya la había liado muy gorda y, pensandolo bien y manipulando las cosas, puedo hacer que el lío sea más grande cincuenta años después.

Advertidos quedais.

Miedo me da si les espera es peor que lo que tenías pensado....
 
Peor no. Más grande...
 
Capítulo Tercero:

Reorganizando Centroeuropa: De diplomacia y hostias como panes.

12. Paz en Europa. O casi


El estallido de la guerra civil en España causó un considerable efecto sobre los eventos bélicos de la Europa central. La intervención francesa en este conflicto les privó de fuerzas para enfrentarse a la Coalición justo cuando esta recobraba fuerzas y pasaba a la ofensiva. Por suerte para París, tanto Austria como Prusia deseaban la paz y poner fin de una vez al conflicto, en especial Viena, que estaba recuperandose de sus crisis internas y tenían un ojo puesto en los Balcanes y el desarollo de los eventos que tenían lugar allí.

Cerdeña, sin el apoyo francés, no tenía la misma potencia para dominar el teatro de guerar italiano, a pesar de la debilidad austríaca, de manera que también querían poner fin al concflicto. Por último, Polonia, apenas finalizada su guerra civil, se preparaba para intervenir en el conflicto.

Así que, cuando Austria y Prusia ofrecieron una salida pacífica al rey Luis de Francia, éste estuvo encantado de aceptar, aunque eso pudiera dejar a Polonia en una situación delicada.

Aún así la guerra duró hasta mediados de 1799 sin que nadie lograra una victoria decisiva que poner sobre la mesa de negociación. Así que el Tratado de Roma (agosto de 1799) puso fín a la guerra en Alemania e Italia y forzando a Polonia a retirarse de la guerra, con sus ejércitos penetrando en Prusia (y con una marea angloprusiana marchando a su encuentro). Los representantes de Austria-Hungría, Prusia, Cerdeña, Baviera-Sajonia, Polonia, Gran Bretaña y Francia acordaron el fin de las hostilidades en una paz que, sin restaurar del todo el status quo ante bellum, cambiaba poco en el mapa Europeo.

Primero se reconocía la unión de Baviera-Sajonia, así como la disolución del Sacro Imperio Romano Germanico. Los estados alemanes fueron reorganizados y los estados eclesiasticos seculariizados. En el noroeste los estados reformistas se unieron en la Liga del Rin, protegida por Prusia y Gran Bretaña. Esta liga era un Sacro Imperio en miniatura. Cada estado era independiente y todos nominarían a un "Gran Mariscal" que "lideraría" la Liga de manera vitalicia. El primer Gran Mariscal fue Maximilian Francisco, el ex-arzobispo-elector y ahora rey de Colonia. Un consejo integrado por varios gobernantes y sus ministros se reuniría en la "capital" de la Liga, Dortmund, y el rey de Prusia recibió el título de “Protector de la Liga”. Prusia, además, recibía algunos territorios sajones.

En Italia, Cerdeña recibía Genova y Parma, la Confederación de Italia del Norte era abolida y Austria-Hungría recibía Venecia y Salzburgo para compensar por la unión sajona-bavara y el crecimiento sardo.

Cerradas las negociaciones, Austria se volvió hacia los Balcanes y Francia y Gran Bretaña decidieron ajustar cuentas en sus disputas coloniales por todo el mundo.
 
Capítulo Cuarto:

Intrigas postrevolucionarias que causan más revoluciones

1. Pasaje a la India


Ni siquiera el subcontinente hindú se libró de las revoluciones. Dividida entre británicos (Bengala y Bombay) y Francia (en el sudeste), la India se convirtió en otro escenario de la lucha entre las dos potencias. La confederación Maratha, el estado nativo más poderoso del continente, se había debilitado por las acciones francesas, que intentaban arrebatarle a su aliado, Hyderabad, e inglesas, que había intentado reemplazar al gobernante de la confederación por alguien más "fiable". El resultado, un desastre para todos, hasta que, en 1798 los franceses lograron que los Pawars de Udgir se separaran de la confederación, lo que provocó la inmediata reacción militar. Cuando las tropas marathas llegaron a Ugudir fueron sorprendidos por la combinación de tropas rebeldes, soldados de Hyderabad e incluso fuerzas francesas, que las derrotaron contundentemente. Esto provocó una conspiración palaciega en la confederación, cuando Narayanrao Peshwa y varios generales intentaron tomar el poder y deshacerse de la influencia europea, pero fracasaron: La confederación se rompió en mil pedazos y diversos estados se declararon independientes.

Los británicos quedaron horrorizados y sin saber que hacer. El gobernador británico de Bengala, Charles Cornwallis, viendo que los marathas estaban condenados, optó por apoyar a los rebeldes, con la esperanza de convertirlos en estados aliados. Así que comenzó a apoyar a algunos estados rebeldes mientras Francia se ocupaba de lo mismo en el sur. Para 1800, la confederación Maratha había desaparecido, siendo reemplazada por cinco estados: Udgir, en el sur, apoyada por los franceses, y Baroda y Nagpur, aliados británicos; y, en el norte, el imperio Mughal había sido destrozado y reemplazado por un nuevo poder, construído alrededor de Delhi; en el este, Orissa se había convertido en una potencia por derecho propio.

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Charles Cornwallis, 1.er marqués Cornwalli, KG​

Pronto estallaría la guerra que, por el momento, sería disputado por los estados afines a las dos potencias europeas...
 
General Cornwallis, I believe us Americans know much about him! :p

Oh, the woes of the Subcontinent, what a surprise... :D
 
He's always willing for a fun party, you know... with tea, please...
 
Capítulo Cuarto:

Intrigas postrevolucionarias que causan más revoluciones

2. Guerras civiles e internacionales


La India, debido a las necesidades bélicas americanas de ingleses y franceses, se convirtió en un escenario fantasma, donde las dos potencias luchaban a través de otras naciones. Por ejemplo, con ayuda inglesa Mysore atacó Hyderabad en mayo de 1800, dando pie a la inervención francesa. Mientras tanto, Cornwallis se dedicó, entre 1800 y 1802 a apoyar a Baroda y Nagpur en sus conquistas.

El nuevo reino de Delhi, que había unificado todo el norte del país y estaba luchando ahora contra sikhs y afaganos, no parecía tener interés para las potencias europeas. Orissa, aliada desde 1801 con Londres, intervino en la guerra contra Francia y sus aliados, que empezaron a perder terreno al no recibir ayuda desde Europa, empeorado aún por el control angloportugés del mar. Finalmente, cuando llegó la paz en 1805, Francia sufrió un duro castigo, y peor le fue a sus aliados. Mysore se expandió hacia el sur. La confederación Maratha se vio repartida entre Orissa, Baroda y Nagpur; este último estado procedió a expulsar a todos los ingleses de sus territorios y a cortar relaciones aprovechando este éxito. Y Delhi dominaba el norte junto a Nagpur, libres de influencia europea.Mysore, Orissa y Baroda habían aumentado sus esferas de influencia y esperaban mantenerse libre de influencias europeas.

Francia, reducida a su influencia firme sobre Hyderabad, había sufrido un duro castigo. Mientras tanto, planeaba vengarse de los ingleses, que, a su vez, comenzaban a estudiar como poner a Delhi y a Nagpur de rodillas.
 
Capítulo Cuarto:

Intrigas postrevolucionarias que causan más revoluciones

3. Dos Españas


La guerra civil proseguía en España. Los leales a Carlos IV se reagrupaban en el este del país, usando para ello a Barcelona y a Valencia. Tropas francesas, veteranas de la guerra alemana, cruzaron los Pirineos para ayudar al monarca de la Casa de Austria. Los rebeldes organizaban sus fuerzas desde Madrid, con el apoyo de un ejército angloportugés al mando del general John Moore. Londres, además, envió armas para el ejército rebelde. A pesar de todo eso, 1799 fue un año tranquilo en la Peninsula.

Ambos bandos se dedicaron a reorganizar sus fuerzas. Incluso se reunieron en Sevilla, a finales de año, para intentar engañarse mútuamente y lograr alguna ventaja. Aparte de un aburrimiento, las negociaciones no lograron nada. La única batalla de 1799 tuvo lugar en el mar, cuando una flota británica que regresaba de apoyar a los rebeldes, se encontró con otra flota hispano-francesa cerca de Cadiz, en el Cabo Trafalgar. Los buques británicos, al mando del almirante Collingwood, lograron escapar de la superior fuerza enemiga logrando causar numerosos daños en los buques rivales antes de romper el contacto. Dos meses después, el almirante Nelson intentó reverdecer los laureles de Drake intentando un ataque contra los buques anclados en Cádiz, sin lograr nada positivo, salvo encajonar a la flota hispana del Atlántico en Cadiz.

En 1800 la situación cambió cuando Nelson logró derrotar a otra flota hispanoportugesa en la batalla de Formigues. Las flotas se encontraron cerca de las islas Formigues, situadas frente a la costa de Calella de Palafrugell y terminó con la flota hispanofrancesa aniquilada. Poco después un ejército francés, con apoyo hispano, flanqueó Madrid y atacó Burgos, que fue tomada. La réplica rebelde llegó a finales de año, cuando los británicos tomaron Murcia. El resto del año, las acciones se limitaron a pequeñas escaramuzas a lo largo del país.

Mientras tanto, los británicos intentaban unificar las divergentes visiones de los republicanos, conservadores y radicales alzados en armas contra el rey. Si no hubiera sido por la insistencia de Westminstre, es posible que la causa rebelde se hubiera roto en mil pedazos por sus diferencias. Pero, al conocerse en junio de 1801 una masacre perpetrada por las tropas francesas en Bilbao activó todos los resortes y todas las simpatías pro-republicanas y antimonárquicas. El 4 de julio de 1801 se proclamó la República Española, que dejó a los monárquicos que se habían rebelado muy desorientados. Miguel Ricardo de Álava, uno de los principales generales y hombres de estado republicanos, fue nombrado presidente.

Esta proclamación preocupó mucho a Lisboa y a Londres, que empezaron a sentirse algo inseguros ante la perspectiva de apoyar a una república radical. Sin embargo, la alternativa era peor. En 1802 los republicanos pasaron a la ofensiva, haciendo retroceder a los monárquicos y a sus aliados galos. Pero para comienzos de 1803, las fuerzas republicanas flaquearon y la guerra se empantanó de nuevo. Londres empezaba a hartarse de esta guerra, al igual que Lisboa. Afortunadamente para los rebeldes, París estaba hartándose de mantener una guerra que parecía perdida, y estaba agotada después de llevar en lucha constante desde 1790.

Así, con la paz anglobritánica de 1805, llegó un acuerdo para España con el tratado de París. España quedaba dividida en dos, con un gobierno republicano con base en Madrid y una monarquía en Barcelona, que apenas englobaba Aragón, las Baleares y Catalunya.

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Miguel Ricardo de Álava, primer presidente de la República Española.

 
Capítulo Cuarto:

Intrigas postrevolucionarias que causan más revoluciones

3. Dos Españas... bueno... tres.


La guerra continuaba su curso en las Americas. Hacia 1801 todas las colonias americanas estaban en revuelta salvo Cuba y las Antillas. Pero al sur de Perú las tropas españolas mantenían el territorio bajo su control. Cuando cesaron los ataques de los revolucionarios que intentaban expandir su revolución al sur, llegaron noticias de los desastres que la guerra civil estaba causando en la Peninsula, las tropas comenzaron a dudar qué bando apoyar. Al mantenerse la oficialidad en su mayoría del lado real, estallaron numerosos motines en el ejército, que, en masa, se declaró partidario de la República, apoyados por delegaciones republicanas procedentes de España y pronto las tropas reales tuvieron que retirarse hacia el sur. A partir de finales de 1802 los republicanos comenzaron a recibir apoyo británico y se hicieron con el control del Virreinato de Perú.

Sin embargo, entonces Gran Bretaña comenzó a prestar más atención a lo que sucedía en America del Norte, de manera que los republicanos quedaron abandonados a su suerte. Peor aún, confiados en que sus enemigos estarían confundidos y desmoralizados por lo sucedido en la Peninsula, atacaron a un enemigo que se había hecho fuerte con la llegada del principe de Asturias, Felipe, y su ataque fracasó. Cuando el tratado de París entró en vigor, Peru se convirtió en una provincia autónoma de la República Española y el sur quedó en manos de Carlos IV.

Y aquí vino el problema, porque el principe Felipe, que no se llevaba bien con su padre, rehusó a reconocer a este como soberano de sus tierras y se dedicó a gobernar desde Buenos Aires como un soberano independiente. Carlos estuvo a punto de desheredar al díscolo principe, pero tanto sus nobles como sus aliados franceses le desaconsejaron tal acción, dejándole entrever que, de hacer eso, podía ser derrocado. Apenas dos meses después Felipe se coronaba como Felipe V de España y del Rio de la Plata, declarando de facgtto su rebeldía hacia su padre. Pero, como ninguno de los dos podía hacer nada al respecto, la guerra no tuvo ningún derramamiento de sangre.

Así que, a finales de 1805, había tres Españas en el mundo.
 
Capítulo Cuarto:

Intrigas postrevolucionarias que causan más revoluciones

4. El final de una época


En America del Norte la confusión proseguía. En Quebec los franceses resistían la marea británica, cediendo terreno sólo tras duros combates. El amago de rebelión en los estados esclavistas del sur sólo había espoloneado las ganas británicas de poner final a la questión del Quebec, pero, el agotamiento de tantos años de guerra y en tantos frentes comenzó a tener su coste.

Peor aún fue cuando Madison y los suyos exigieron a Londres que no se enviaran a las milicias de los estados sureños a combatir en Quebec, recurriendo a diversos pretextos que pronto enfangaron las negociaciones y aunque Madison fue desautorizado por el Parlamento virginiano, Londres comenzó a mirar con creciente desconfianza a sus colonias sureñas. En 1803 las milicias sureñas partieron hacia el norte, y, con Francia incapaz de poder realizar un gran esfuerzo en America debido a sus conflictos en otras partes, el Quebec fue arrollado y conquistado a mediados de 1804.

Un efecto colateral de la proclamación de la República Española fue la rebelión napolitana. El Reino de las Dos Siciales había sido gobernado por el hermano de Carlos IV, Fernando. Cuando éste tuvo noticias de lo que sucedía en Madrid, Fernando actuó con rapidez ordenando el arrestro de los radicales y de todo sospechoso de republicanismo. En Sicilia los arrestos se efectuaron sin problema alguna y con toda rapidez, pero tierra adentro fue otro cantar. Nápoles se alzó en armas y proclamaron una república imitando las bases republicanas españolas y Fernando, incapaz de derrotar a los rebeldes, pidió ayuda a su hermano y a Francia mientras su ejército se rebelaba. En 1805 la Repúiblica Napolitana era reconocida a desgana por París cuando Gran Bretaña amenzó con intervenir en esta guerra del lado napolitano. Aunque Francia reconoció la república ello no evitó que enviara tropas a Sicilia y a Roma para proteger estos estados.

Mientras, el sultán Mustafá estaba pasando grandes apuros. Serbia, Grecia y los principados del Danubio estaban en pelna revuelta y los rusos avanzando sin parar. Sin embargo, con la paz entre austríacos y franceses de 1799 el Sultán se animó. Austria no era un amigo de los turcos, pero tampoco de los rusos, de manera que si intervenía en los Balcanes, un enfrentamiento rusoaustríacos sería inevitable.

Además, a comienzos de 1800 los rusos, que habían avanzando demasiado y extendido aún más sus lineas de suministro, sufrieron una inesperada derrota a manos turcas a las puertas de Sofía, que dio aire al imperior otomano. Hacia 1801, pese a que los rebeldes lograron consolidar sus ganancias, el Imperio Otomonao no parecía a punto de venirse abajo. El sultán era consciente de no poder recuperar el terreno perdido, así que, cuando a comienzos de 1802 José II de Austria ofreció mediar entre rusos y otomanos, el sultán aceptó. El resultado fue el tratado de Budapest (noviember de 1802), que reconoció la independencia de Grecia, Serbia, Bulgaria y Rumanía, además de ceder Crimea a los rusos.

Así finalizó la Época de las Revoluciones.
 
Rebels and Revolutionaries everywhere! :eek: The end is certainly nigh! :p
 
Too much revolutionaries... I have to do some clean up!!!