El almirante Inoue, prudente, no creyó las precipitadas nuevas del desastre norteamericano, y considerando que la disponibilidad de un solo portaavioones no era garantía suficiente, ordenó la retirada de las fuerzas bajo su mando y el aplazamiento del desembarco en Port Moresby. Así que, a las 6 de la tarde, la agrupación de Takagi arrumbó al norte. Sin embargo, al conocer aquella retirada, y por primera vez en esta batalla, el almirante Yamamoto decidió intervenir para ordenar a las fuerzas de Takagi y Goto que se agruparan y destruyeran los restos de la "TF-17". Consecuentemente, a las dos de la madrugada del día 9 de mayo, ambas agrupaciones se dirigieron hacia el sur para tratar de localizar al enemigo. Pero la "TF-17", como ya hemos dicho, se había retirado en la misma dirección, y el grupo australiano de Crace se había retirado a Sidney; de modo que los esfuerzos japoneses fueron baldíos y, en la mañana del 10 de mayo, Takaghi y Goto recibieron órdenes de regresar a Truk.
El Vicealmirante John Gregory Crace comandaba a los australianos en esta batalla.
En cifras, la batalla del Mar del Coral, la primera librada entre portaaviones, que necesariamente elevó esta clase de unidades a la categoría de buques de batalla, arroja los siguientes resultados: los norteamericanos tuvieron 543 muertos; los nipones 1074. Los Estados Unidos perdieron 77 aviones emabrcados (36 se hundieron con el Lexington); los japoneses, 87 embarcados (incluidos los que se fueron con el Shoho) y 10 basados en tierra. En tonelaje, la U.S. Navy perdió 44.826 toneladas de buques, y la Teikoku Kaigun, 13.850.
NOTA: en wikipedia, las cifras de bajas son diferentes. Expongo ambas aunque creo que ésta última fuente está mejor documentada:
Bajas y pérdidas
USA
1 portaaviones,
1 destructor,
1 petrolero hundidos;
1 portaaviones dañado;
69 aviones destruidos.
656 muertos( Tripulación de los aviones muerta: Yorktown-14, Lexington-21. Tripulación de los buques muerta: Lexington-216, Yorktown-40, Sims-178, Neosho-175, y Chicago-2 (Phillips; ONI, pp. 25–45). Más otros 10 muertos de la RAAF.)
JAPÓN
1 portaaviones ligero,
1 destructor,
3 buques menores hundidos;
1 portaaviones,
1 destructor,
2 buques menores,
1 transporte dañados;
92 aviones destruidos.
966 muertos (Tripulación de aviones muerta-90, Muertos en los buques: Shōhō-631, Shōkaku-108, Fuerza de invasión de Tulagi-87, y aproximadamente otras 50 bajas varias(Peattie, pp. 174–175; Gill, p. 44; Tully, "IJN Shoho" and "IJN Shokaku").
El almirante Shigeyoshi Inoue
Los inevitables desaciertos y errores cometidos por los almirantes de ambos bandos (no olvidemos que era la primera batalla de esta clase librada en la Historia), fueron similares, en su mayor parte debido al temor de que los portaaviones propios quedaran inutilizados antes de poder lanzar sus aparatos al ataque, y la Señora Suerte repartió casi equitativamente sus favores. El frente frío que aquellos días atravesó el Mar del Coral impidió que los combates principales tuviesen lugar el día 6 de mayo. De no haber sido así, probablemente los portaaviones japoneses y americanos se habrían, como mucho, neutralizado mutuamente, lo que tal vez hubiera salvado al Shoho, con el previsible resultado de que el desembarco nipón en Port Moresby muy probablemente se habría llevado a la práctica. El hecho de que así no fuera ha hecho pensar a algunos historiadores que esta batalla fue una victoria táctica, pero también una derrota estratégica de los japoneses.
Vicealmirante Aritomo Goto
La realidad es que aunque los nipones no lograron todos sus objetivos, se podría decir que ganaron la batalla del Mar del Coral. Porque uno de ellos, establecer una base en Tulagi, fue logrado, y por otra parte, esta batalla no "detuvo" elk avance japonés. De Tulagi, los nipones pasaron a Florida, Guadalcanal y otras islas de las Salomón, y para impedir que saltaran a las de Santa Cruz, Nuevas Hébridas, etc. los norteamericanos ocuparon, a fines de mayo, la isla de Espíritu Santo, que pronto transformarían en una formidable base militar, y luego, aquel mismo año, tuvieron que desembarcar importantes contingentes de tropas en Guadalcanal y apoyarlas constantemente durante seis meses, con potentes fuerzas aéreas y navales. Esto, y no la batalla del Mar del Coral, fue lo que en realidad detuvo el avance japonés.
Por otra parte, fue la escuadra aliada la que abandonó el campo definitivamente, y si las tropas niponas no desembarcaron en Port Moresby fue porque el almirante Inoue, prudente, canceló la operación ante la amenaza de que el Yorktown aún estuviese operativo. El caso es que el portaaviones norteamericano, aunque dañado, estaba activo, aunque ausente en esos momentos. Además, prescindiendo de un destructor y de algunos barcos auxiliares hundidos a cada bando, los nipones cambiaron un portaaviones ligero de 11.300 toneladas y 28 nudos de velocidad, el Shoho, por otro de más de 36.000 toneladas y 35 nudos, el poderoso Lexington.
El almirante Yamamoto trató infructuosamente de que los buques japoneses dieran caza a los restos de la "TF-17"
Que las pérdidas en pilotos navales tenían mucha mayor relevancia para la armada japonesa que para la estadounidense es indudable, pero ello era debido al erróneo sistema seguido por el alto mando de la Teikoku Taigun para reclutar y formar a sus aviadores. Se suele decir que los japoneses perdieron estratégicamente esta batalla poruqe los aviadores perdidos en el Mar de Coral en su 5ª división de portaaviones no pudieron participar en la batalla de Midway, aunque con ese mismo argumento se puede decir que Japó no ganó ni una sola batalla aeronaval. Esta batalla no resultó aplastante y fue el punto de infexión que comenzó a decantar la balanza a favor de la industriosa US Navy, y que elevó la moral de los norteamericanos.
Desde el ataque a Pearl Harbor los japoneses habían llevado la iniciativa. A partir de la batalla del Mar del Coral, la guerra en el Pacífico cambió de rumbo.
Dejando de lado esta polémica, cabe señalar que la batalla del Mar del Coral tuvo tanta trascendencia e importancia como el infructuoso duelo entre los blindados
Merrimack y Monitor durante la guerra civil norteamericana, que demostró que el cañón podía resultar inútil frente a la coraza; o el hundimiento, en ráoida sucesión, de los tres cruceros acorazados británicos Hogue, Cresy y Abukir, por los torpedos del submarino alemán U-9, mandado por el teniente de navío
Otto Weddigen, el 22 de septiembre de 1914, que reveló las insospechadas posibilidades del sumergible. Porque ambos casos y la batalla del Mar del Coral, supusieron el comienzo de una nueva era de la guerra en el mar.
Fuentes: Historia y Vida nº145 Abril 1980; Wikipedia.