Finalmente, tras tres intensos dias de reunión en el palacio de Würzburg, la junta se disolvió y todos los miembros volvieron a sus cargos habituales, eso sí, con nuevas consignas.
Erwin Rommel sabía perfectamente que el tiempo corría en nuestra contra, y cuanto antes iniciaramos los planes, más preparados estaríamos para cumplir nuestros planes según para las fechas señaladas. Lo primero que hizo fué iniciar el entrenamiento de nuevas divisiones, de infanteria todas, exactamente 21 divisiones, y todas ellas con destino Königsberg y Eblag. Debíamos reforzar ese punto, pues Polonia podía invadirlo en cualquier momento, y eso jamás lo toleraria el Reich.
Tal y como el Führer me pidió, diseñé un esquema sencillo que permitiera al Estado Mayor estar al corriente de las operaciones de nuestros ejércitos. Dicho esquema se trataba simplemente de líneas de colores. Cada color representaba un tipo de división, y el grosor determinaba el tamaño del cuerpo de ejército señalado:
Mientras el entrenamiento de esas nuevas divisiones se llevaba a cabo, situé todas las divisiones alemanas en la frontera austríaca. A pesar de la pésima organización de nuestros ejércitos, debíamos dominar Austria, pues ello nos provendría de acero y carbón, tan necesario para nuestras industrias y sobretodo para nuestros tanques. Además obtendríamos acceso terrestre a Italia, lo cuál también nos vendrá de lujo en nuestra campaña por el Mediterráneo. Todo estaba programado, el 26 de Enero las tropas emprenderían el camino hacia la primera victoria del III Reich.
Veinte días después, la bandera nazi ondeaba ya en Klagenfurt, y el gobierno austríaco ya había aceptado convertirse en provincia de Alemania.
El 11 de Marzo de 1936, las divisiones que mandé entrenar en los cuarteles de Dresde, Hannover y Nüremberg establecieron sus cuarteles generales en Elblag y Königsberg. Todo va según lo previsto.
Pero mi campaña no se detenía ahí. Necesitamos amenazar al gobierno Checoslovaco, pues el país de los sudetes, aún con población en su mayoría alemana, estaba bajo el control de Praga. No era necesario declararles la guerra, pues eso agitaría a Francia e Inglaterra. Sin embargo, unos kilómetros más al sur había un pais pequeño, con una ideología muy cercana a la nuestra: Hungría. Tengo que contactar con su estado mayor y convencerles de que concedan a nuestras tropas entrar en el pais y, una vez dentro, tal y como hizo Napoleón en España, nos quedaremos el pais.
Misión cumplida. Empieza la campaña.
Dieciocho dias más tarde, el Jefe de Estado húngaro aceptó las condiciones alemanas(en las que el jefe de estado húngaro conservaba el título de administrador de Hungría) y convirtió Hungría en provincia alemana. -¡Bravo!- Grité.
Aquí finalizaban mis planes de expansión, al menos durante algunos años. Disponíamos de una amplia frontera que sin duda atemorizaba a los checoslovacos, teníamos unas prometedoras minas en Austria, poseíamos la concentración industrial de Budapest con una productividad muy elevada y ya teníamos un paso terrestre con Italia.
Después de las campañas por Europa central, ordené a nuestras divisiones que tomaran posiciones en la frontera con Francia. Ante una posible invasión debíamos defender a muerte la cuenca del Ruhr, pues ello suponía una de las mayores reservas de carbón y hierro. Luego me acordé de que en el Tratado de Versalles se acordó que Alemania no podía no podía desplegar divisiones en la Renania, pero yo ya estaba harto de tanta pamplina y decidí desplegar mis divisiones. Para infundir temor en nuestros enemigos, mandé construir carros y piezas de artillería que aparentasen una gran potencia de fuego, pero que no fueran más que burdas réplicas hechas de maderay hojalata. Las fotos aéreas que pudieran tomar los aliados creerían que se trata de verdaderas piezas de artillería, lo cuál hará que Francia adopte una posición más defensiva que ofensiva.
Unos días más tarde recibí el informe que establecía los presupuestos generales del Estado tras las nuevas adquisiciones territoriales, el cuál agradó mucho a mi vista. El Führer había asignado a defensa un porcentaje muy alto de recursos, y eso facilitará mucho mi labor:
Una vez estudiados esos presupuestos me puse manos a la obra. Puesto que nuestros avances tecnológicos aún no permitían tanques minimamente decentes, decidí ordenar el entrenamiento de nuevas divisiones. Pero esta vez no iban a ser de infanteria, iban a ser motorizadas. Si queremos vencer, debemos sorprender, debemos ser más rápidos de lo que el enemigo pueda calcular, de modo que podamos anticiparnos incluso a sus operaciones. Exactamente ordené el entrenamiento de nueve divisiones motorizadas, esta vez en Hamburgo, Kiel, Berlín, Lübeck y Magdeburgo.
Tales divisiones estuvieron disponibles el 17 de Agosto de 1936:
Después de visitar los campos de entrenamiento y después de ver a las nuevas motorizadas en juegos de combate, quedé enormemente satisfecho. Pensé: -"Con unas divisiones tan rápidas, podría entretener al enemigo con las divisiones blindadas, de modo que las motorizadas rodearan al enemigo y los aplastaramos". Sin lugar a duda mi estado de ánimo era excelente, y por eso ordené otras nueve divisiones de motorizadas de las mismas provincias de origen. Pero en este caso añadí un reglón al informe. En este nuevo cuerpo de ejército debían estar alemanes de pura cepa, arios, valientes, grandes combatientes. Con permiso del Führer, conseguí fundar las SS.
Cuatro meses más tarde, las nuevas SS motorizadas estaban listas. Mandé desplegarlas y diseñé un juego de guerra, imitando las condiciones geográficas de lo que supondría Polonia y/o el norte de Francia. Los resultados desbordaron las previsiones. ¡Tres hurras por las SS!
Vistos los resultados, era imposible renunciar a entrenar nuevas divisiones, también SS, pero esta vez con origen el sur de Alemania. Ya habíamos reclutado mucha gente en el norte y la industria podía resentirse. Nueve divisiones también fueron, y cuatro meses también emplearon en su entrenamiento. Sus resultados, igual de insuperables que los de sus predecesores.
Aunque la gente pudiera suponerlo, esta vez no haré más divisiones motorizadas. No podemos basar un ejército en vehículos que precisen combustible, pues en escasez del último estaríamos indefensos. Lógicamente, la elección en este caso fué infantería, pero no la común. Esta vez mandé incorporar divisiones de zapadores a nuestra infanteria, también SS, de modo que facilitaran el camino a nuestras divisiones motorizadas y blindadas. Ellos se encargarían de construir las vías de comunicación para vehículos, y de reparar las vías enemigas saboteadas, así como la construcción de puentes improvisados que sorprendan al enemigo por retaguardia. Doce divisiones mandé hacer, y tres meses y medio en salir tardaron.
Tal y como ocurre con todas las nuevas divisiones, se diseñaron juegos de combate en localicaciones geográficas muy adversas. Debíamos testar la eficacia de nuestros zapadores a la hora de limpiar los caminos. Incluso se utilizaron en estas pruebas divisiones motorizadas. Los entrenamientos sin duda habían sido muy eficaces, y los resultados, insuperables. No cabía esperar menos de unos buenos alemanes de pura cepa.
El 23 de Diciembre de 1937 estaban las divisiones listas.
Vistos tales resultados, ordené más divisiones de infantería con brigadas de zapadores. Doce también fueron, y tres meses y medio también tardaron en entrenarse. El 23 de Abril de 1938 estarían listas.
Sin embargo quedaba algo por hacer. Tal y como le dije al Führer, nuestro ejército precisa de una aviación que domine nuestros cielos y los de nuestros enemigos. Coíncidía que por entonces los nuevos prototipos del cazabombardero Stuka estaban siendo testados en los cielos de Austria. Definitivamente, tras asistir a múltiples pruebas, ordené a las fábricas de Austria y Hungría que proporcionasen a nuestros ejércitos veinte divisiones de Stukas. El 11 de agosto de 1938 ya estaban listas después de tres meses de duro trabajo.
Pero los stukas eran insuficientes para dominar los aires. Precisábamos de modernos cazas que pudieran destruir a las fuerzas enemigas en los aires. Durante las pruebas de los Stukas en Austria, pude asistir también al vuelo de múltiples BF-109 Fritz, y al ver su maniobrabilidad y agilidad, decidí equipar nuestra luftwaffe con estas nuevas naves, modernizando los antiguos cazas, y creando otros nuevos. Para fin de año ya estarían listos.