En la película Barry Lindon de Stanley Kubrick, para mí una de las mejores películas históricas que existen, aparece una escena en la que se representa el castigo de un soldado prusiano en el ejército de Federico el Grande. Seguramente se trata de un desertor.
Así se castigaba la deserción en el ejercito prusiano:
“En cuanto se nota una deserción se ponen en movimiento patrullas volantes montadas; se comunica la noticia a todas las guardias, y las campanas de los alrededores de la guarnición tocan a rebato; la población está obligada a tomar parte en la persecución del desertor y los aldeanos deben cortarle el camino con hoces y guadañas. Si se coge al fugitivo se le castiga a la carrera de baquetas. Trescientos soldados, armados de vergajos mojados en agua salada, se colocan en dos filas frente a frente. Por la calle así formada tiene que pasar el desertor con la espalda desnuda y andando lentamente. Lleva las manos esposadas, y dos su oficiales, uno delante y otro detrás cuidan de que no dé pasos demasiado rápidos.
Cada uno de los soldados ha de pegar con fuerza en la desnuda espalda del desertor y, para que lo hagan vigorosamente, vigilan cabos de vara que se pasean arriba y abajo detrás de los soldados. Si es el primer intento de fuga del desertor, tiene que recorrer seis veces la calle. Recibe, por consiguiente mil ochocientos azotes. Después de ese castigo tiene la espalda completamente en carne viva. Pero, si repite el intento de deserción, puede ser castigado a pasar la calle doce y hasta veinticuatro veces. Si se cae, debilitado por la pérdida de sangre, lo echan en un montón de paja, donde siguen azotándole. El mismo Federico se cuida de que los castigos impuestos se cumplan hasta el fin. "Si el hombre está medio muerto, se aguardará para el resto del castigo hasta que se haya repuesto algo y se volverá a empezar". Un granadero llamado Marufski, para librarse del servicio militar, se cortó con un hacha dos dedos de la mano derecha; Federico ordenó: "A ese hombre se le hará pasar veinticuatro veces por baquetas y, si después vive todavía, se le condenará a dos años de trabajos forzados en un castillo".
Extraído del libro "María Teresa de Austria"
Por Mark Tschuppik
P.D.
Si a alguién le interesa, tengo más sobre disciplina prusiana de este autor.
Así se castigaba la deserción en el ejercito prusiano:
“En cuanto se nota una deserción se ponen en movimiento patrullas volantes montadas; se comunica la noticia a todas las guardias, y las campanas de los alrededores de la guarnición tocan a rebato; la población está obligada a tomar parte en la persecución del desertor y los aldeanos deben cortarle el camino con hoces y guadañas. Si se coge al fugitivo se le castiga a la carrera de baquetas. Trescientos soldados, armados de vergajos mojados en agua salada, se colocan en dos filas frente a frente. Por la calle así formada tiene que pasar el desertor con la espalda desnuda y andando lentamente. Lleva las manos esposadas, y dos su oficiales, uno delante y otro detrás cuidan de que no dé pasos demasiado rápidos.
Cada uno de los soldados ha de pegar con fuerza en la desnuda espalda del desertor y, para que lo hagan vigorosamente, vigilan cabos de vara que se pasean arriba y abajo detrás de los soldados. Si es el primer intento de fuga del desertor, tiene que recorrer seis veces la calle. Recibe, por consiguiente mil ochocientos azotes. Después de ese castigo tiene la espalda completamente en carne viva. Pero, si repite el intento de deserción, puede ser castigado a pasar la calle doce y hasta veinticuatro veces. Si se cae, debilitado por la pérdida de sangre, lo echan en un montón de paja, donde siguen azotándole. El mismo Federico se cuida de que los castigos impuestos se cumplan hasta el fin. "Si el hombre está medio muerto, se aguardará para el resto del castigo hasta que se haya repuesto algo y se volverá a empezar". Un granadero llamado Marufski, para librarse del servicio militar, se cortó con un hacha dos dedos de la mano derecha; Federico ordenó: "A ese hombre se le hará pasar veinticuatro veces por baquetas y, si después vive todavía, se le condenará a dos años de trabajos forzados en un castillo".
Extraído del libro "María Teresa de Austria"
Por Mark Tschuppik
P.D.
Si a alguién le interesa, tengo más sobre disciplina prusiana de este autor.
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