Bogorchu said:
Pero eso no responde a mi pregunta. Soldier ha dicho que había abundancia de oficiales. Aún suponiendo que los mejores estuvieran en la frintera con Chile, da que pensar que sólo hubiera novatros y estudiantes en las Malvinas, dando a entender que no iban a combatir allí.
Otra pregunta, ¿hubo labores de fortificación por parte argentina en las islas?
Lo que dice jpp1976 es solo una parte de las razones.
1) Los militares gobernaban Argentina mediante una dictadura. Las tareas de represión interna continuaban a pesar de estar en guerra con un país extranjero, y en tal actividad estaban altamente implicadas las 3 fuerzas.
2) Se sospechaba efectivamente que los chilenos ensayaran algún intento en la Patagonia. La inteligencia argentina fue engañada en ese sentido por el espionaje chileno que colaboraba con el inglés.
3) Se temía que los ingleses (con previo aviso o sin él) extendieran el teatro de operaciones al continente. La Patagonia es muy grande, y se necesita desplegar muchas tropas para detectar una invasión y rechazarla antes de que ésta adquiera una capacidad de combate significativa. Razones para esto no faltaban: a pesar de que ni Argentina ni Gran Bretaña jamás reconocieron que hubieran tropas británicas operando en el continente (probablemente comandos del SAS), hay evidencias que permiten sostener lo contrario.
4) El Ejército Argentino intentaba imitar la doctrina estratégica del US Army: en primera línea se despliega el grueso de las tropas menos valiosas; en segunda línea, la reserva operativa integrada por aquellas unidades que no interesa desgastar en un primer contacto con una fuerza hostil; en casa (o en 3º línea) se queda lo mejor a modo de reserva estratégica configurando la última línea de defensa.
La 2 y 3º línea, en este caso estaban desplegadas en la Patagonia y al N del Río Negro respectivamente.
En Malvinas, una vez rotas las negociaciones tras el hundimiento del ARA Gral. Belgrano, se tomó la decisión de combatir. Las primeras unidades desplegadas tras la invasión, eran infantes de marina apoyadas por tropas de infantería del ejército (tanto en un caso como en otro, se trataba mayormente de reclutas de 18 años dado que entonces en Argentina todavía existía el servicio militar obligatorio).
A partir de la ruptura de las negociaciones, se incrementó la presencia militar en la isla Soledad (la única habitada y en la que se desarrollaron las acciones), enviando más regimientos de infantería, caballería blindada (es decir, tanques ligeros y vehículos blindados de exploración), artillería de campaña, unidades de defensa AA, helicópteros y aviones Pucará, estaciones de radar, hospitales de campaña, etc.
Los trabajos de fortificación se limitaron mayormente al enmascaramiento de pozos de zorro y de posiciones de ametralladoras y morteros. Solo en algún cerro pedregoso se mejoraron las posiciones a modo de puntos fuertes empleando el material rocoso de la zona.
Es que ni el terreno ni la estación permitían algo mucho mejor: excepto en las pequeñas estribaciones del monte Kent y del cerro Two Sisters, el resto del territorio es llano o ligeramente ondulado formado por turba; esto implica que a menos de un metro de la superficie el terreno está empapado hasta la saturación, y cualquier hoyo se llena de agua en poco tiempo (uno de los principales problemas de los soldados argentinos fue intentar protegerse del pie de trinchera debido a las prolongadas guardias en los pozos de zorro con el agua hasta las pantorrillas, y temperaturas que rondaban entre 10ºC y -5ºC).
Con tales temperaturas, en pleno invierno austral, y teniendo en cuenta que en las Malvinas llueve casi todos los días y su clima es predominantemente húmedo, era prácticamente imposible hacer obras de hormigón tales como bunkers y pillboxes... al menos, con la resistencia adecuada y en el plazo que imponía el ritmo de las operaciones.