1702-1705
Nicolás I deseaba cambiar la inercia de los últimos monarcas, limitar el poder de la iglesia y abrirse al progreso. Su prioridad era mejorar la economía, basada fundamentalmente en el comercio con las colonias americanas.
Confiaba ciegamente en el Cardenal Portocarrero, pronto comprendió que no erraba, cuando el Cardenal le mostró el ambicioso plan que devolvería el dominio del Caribe. En 1703 el Rey autorizó la formación de tres Tercios, el Don Juan de Austria con acuartelamiento en Madrid, el Gran Capitán con sede en Milán y el Hernán Cortés en Puerto Real. La Armada del Caribe y el Tercio Hernán Cortés formaron parte en la Operación Tortuga, tomarían islas y bases piratas que impedían el transito de embarcaciones en las posesiones americanas.
La flota del Almirante José de Santillán zarpó de Puerto Real hacia Trinidad, esperaba llegar a la costa y tomar unas tierras que tanto dolor habían ocasionado al Reino. Aunque se llevó la misión con sigilo, antes de llegar a Punda donde tenían previsto repostar de víveres una flota pirata esperaba al acecho y salió a su encuentro.
Las dos flotas tomaron posiciones y sus tripulaciones apretaron los dientes ante lo que se avecinaba. El Almirante español aprovechó el barlovento y logró intercalar el Águila Imperial entre dos navíos enemigos, el fuego de babor y estribor hizo añicos sus cubiertas y escotillas.
Dos horas después, arriaba velas la flota pirata, el Almirante José de Santillán decidió remolcar los galeones enemigos y entraron en Punda donde consiguieron reparar el Ranger, Lion Dor y Royal Fortune pasando a denominarse Tortuga, El francés y Bucanero respectivamente, mientras el Luzón que presentaba serios daños pasaba a reserva.
Las tripulaciones piratas quedaron hacinadas en la prisión del baluarte y sin tiempo que perder la flota puso rumbo a Trinidad llegando antes que las noticias de la derrota pirata. El desembarco y la toma de San José resultó ser más fácil de lo pensado y solo presentaron cierta resistencia al norte de la isla.
La primeras parte de la operación había terminado, las otras islas no los recibirían con tanta parsimonia y recato.
