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Basicamente el problema es que he pensado como hacer que los cátaros lleguen más o menos a la Peninsula, como ya hemos visto, y tenía en mente hacer una especie de repaso del "asentamiento" cátaro en la Península. Sin embargo, leyendo cual era la situación (más o menos) a partir del siglo XIV, es imposible que puedan sobrevivir salvo ocultándose, reapareciendo en algún incidente -el ya citado Lucas de Tuy afirmó en su crónica que algunos cátaros se hacían pasar por judíos para pasar desapercibidos- y, pasado el siglo XIV y llegado el XV, salvo realizar la versión hispana del Mayflower, poco más veo que puedan hacer.. Eso por no suponer que la doctrina sufra un deterioro, porque las cabezas pensantes supervivientes sean pocas y los grupos demasiado separados para mantener un cuerpo coherente -porque cualquier reunión sospechosa puede soltar el brazo secular con una rapidez que chamusque todo lo que se mueva...

En fin, que haré otra cosa.
 
No he dicho que luchse contra los cruzados para defender a los cátaros, he dicho que, al luchar contra los cruzados, defendía de rebote a los cátaros.

Mas que defenderlos de rebote, les concedía una tregua inintencionada. De todas formas, cualquiera de los dos vencedores hubiera retomado pronto la Cruzada y la persecución de cátaros.

Y, desde luego, la lucha de Pedro II contra Simón de Montfort no era motivo de excomunión, por los motivos antes expuestos.

Dudo mucho que el pueblo fuese tolerante por motivos económicos.

Al pueblo se la traía al pairo la religión de los demás, mientras a ellos no les faltara el pan. Durante los tres siglos que hubo mudéjares en la cuenca del Duero, apenas hubo altercados contra las aljamas, por dos razones: ocupaban profesiones en distintos nichos económicos que no afectaban a los cristianos (horticultura y ciertos trabajos artesanales, básicamente), y eran siervos del Rey.

En cambio, con los judíos, se dieron dos condiciones distintas de forma simultánea: por un lado, tendieron a ocupar el nicho económico de prestamistas, porque se les fueron restringiendo otras profesiones, y en épocas de crisis, esto afectaba de forma especial a los campesinos cristianos, como sucedió a finales del siglo XIV y comienzos del XV. Por otra parte, aunque también eran siervos del Rey, Pedro I les protegió de forma decidida, hecho que aprovechó Enrique II para atacarle durante la Guerra Civil castellana, y luego esta disminución de la protección se notó durante el siglo XV.
 
Al pueblo se la traía al pairo la religión de los demás, mientras a ellos no les faltara el pan. Durante los tres siglos que hubo mudéjares en la cuenca del Duero, apenas hubo altercados contra las aljamas, por dos razones: ocupaban profesiones en distintos nichos económicos que no afectaban a los cristianos (horticultura y ciertos trabajos artesanales, básicamente), y eran siervos del Rey.

En cambio, con los judíos, se dieron dos condiciones distintas de forma simultánea: por un lado, tendieron a ocupar el nicho económico de prestamistas, porque se les fueron restringiendo otras profesiones, y en épocas de crisis, esto afectaba de forma especial a los campesinos cristianos, como sucedió a finales del siglo XIV y comienzos del XV. Por otra parte, aunque también eran siervos del Rey, Pedro I les protegió de forma decidida, hecho que aprovechó Enrique II para atacarle durante la Guerra Civil castellana, y luego esta disminución de la protección se notó durante el siglo XV.

Pues eso.
 
Lo que sigue a continuación ya no historia alternativa.

La iglesia del desierto.

Para mediados del siglo XIII la iglesia cátara vive practicamente en el exilio o sumida en la cladestinidad. Existen todavía un cierto número de Hombres Buenos itinerantes, pero también muchos que abjuran y delantan a sus compañeros de fe.

Entre los que se quedan, persiste la dejadez o el desánimo, temiendo la delación y forzados a esconderse, o simplemente ejecutados en la hoguera o muertos en las celdas de la Inquisición. La red de solidaridad de refugios cátaros todavía existe,e intenta ayudar a los numerosos fugitivos que intentan llegar a la Lombardía.

Los años que siguen a 1250 son años de desánimo y abjuraciones, así como de grandes partidas hacia el exílio. La principal zona de refugio es la Lombardía, donde se ha instalado la jerarquía de la iglesia cátara de Tolosa. Es un fenómeno masivo, que hará que Occitania pierda una fuerza real, viva, que contribuirá en la desarrollo de Italia en el siglo XIV.

A finales del siglo XIII se producirá un cambio en el exílio. Entre 1260 y 1270 los cátaros regresan a Ocitania. Algunos perfectos, de reciente o más antigua ordenación, regresar para reavivar una iglesia en peligro, y opera tanto entre la nobleza como entre las clases populares. La Inquisición detendrá a algunos de ellos, no obstante. Como parte de este retorno tendrá lugar la "reconquista" de los hermanos Autier, Pedro y Guillermo, a los que se sumará Jaime, hijo del primero. Los Autiers proceden de una buena familia y con recursos, de antiguos orígenes cátaros, y marchan a la Lombardía para ser "consolados". Regresarán en 1300, y en Foix recuperaran la gloria de los viejos días, realizando una gran labor misionera entre nobles y humildes. De ellos se dirán que prdican como los ángeles. La Inquisición les persigue y detienea Jaime por primera vez en 1305, pero escapa. En 1308 Guillermo logra escapar de una gran batida, pero en 1309, entre marzo y diciembre, todos son detenidos y ejecutados. Uno de los perfectos ordenados por los Autier, Sans Mercadier, seguirá predicando clandestinamente hasta 1312, año en el que se exiliará. Felipe de Alairca y Guillem Belibasta escaparán a Catalunya.

Setenta años después de Montsegur, la fe no ha cambiado y sigue conservado su pureza y atractivo.

¿Por qué la Lombardía y no la cercana Corona de Aragón? Tal vez porque allí la iglesia cátara seguía bien viva y poco afectada por la Inquisición, beneficiandose, quizás, de las peleas entre el emperador y el papa. A Cataluña sólo pasan los pobres de los pueblos de montaña, que conocen los caminos de la transumancia pirenaica. En Catalunya se agruparan en comunidades presididas por la miseria. Los que tienen dinero prefieren la Lombardía.