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Ysuran

Sergeant
Jan 28, 2016
69
1
Primero de nada disculparme, pues es mi primer AAR y he cometido el error de no presentar mi declaración de intenciones ni una primera intervención que sirva para ser el índice del escrito.
Ahora vayamos al asunto, este AAR intentará abarcar desde 769 hasta el fin del tiempo de CKII y solo si me veo muy animado haré el salto a EUIV pues muchas veces las partidas tan largas se acaban tornando pesadas.

BLASÓN
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De oro un león pasante sobre fondo azur fajado en gules con tres cruces de oro.

ÍNDICE
Parte I. Aloys I de Peçac (769-803)
- Capítulo 1: De Burdeos a Aquitania
- Capítulo 2: Cartas desde Agen
- Capítulo 3: Los errores se pagan
- Capítulo 4: Las campanas tañerán en Navarra
- Capítulo 5: La rebelión de los Louping

Parte II. Aloys II de Peçac (803-839)
- Capítulo 1: La sombra de los Louping
- Capítulo 2: El llanto de una esposa
- Capítulo 3: Las oportunidades no se dejan escapar
- Capítulo 4: Un final entre guerras

Parte III. Phillipe I de Peçac (839-862)
- Capítulo 1: Un indigno sucesor
- Capítulo 2: Un torneo que degenera en odio
- Capítulo 3: Las ideas del Gran Mariscal
- Capítulo 4: El asesinato de "el Gran Mariscal"

Parte IV. Aloys III de Peçac (862-898)
- Capítulo 1: La corona se rompe
- Capítulo 2: La reconstrucción del Ducado
- Capítulo 3: El sexenio revoltoso
- Capítulo 4: De Aquitania y Navarra
- Capítulo 5: El adiós para Sajonia

Parte V. Maccus I de Peçac (898-913)
- Capítulo 1: El cumplimiento sajón
- Capítulo 2: Defender Navarra
- Capítulo 3: La perdiz aragonesa

Parte VI. Bosson I de Peçac (913-938)
- Capítulo 1: El consejo de Roma
- Capítulo 2: La infructuosa guerra de Escocia
- Capítulo 3: La intriga lombarda
- Capítulo 4: La traición de la sangre

Parte VII. Amaury I de Peçac (938-938)
- Capítulo 1: La brevedad de la traición

Parte VIII. Aloys IV de Peçac (938-1001)
- Capítulo 1: Un año de Regencias
- Capítulo 2: La asimilación de un Reino
- Capítulo 3: Los frentes de Borgoña e Hispania
- Capítulo 4: La catedral de Valencia y la oportunidad hispana
- Capítulo 5: La gratitud romana
- Capítulo 6: El fin de la tregua hispana
- Capítulo 7: Borgoña empieza a pagar y el bastión canario
- Capítulo 8: Carrera por Hispania
- Capítulo 9: La sumisión de Borgoña

Parte IX. Aloys V de Peçac (1001-1011)
- Capítulo 1: El regalo de un padre
- Capítulo 2: La desaparición de Escocia
- Capítulo 3: La última gesta de "el hacedor de reyes"

Parte X. Yves I de Peçac (1011-1034)
- Capítulo 1: Los reinos rebeldes
- Capítulo 2: La usurpación de Borgoña
- Capítulo 3: La cruzada sajona
- Capítulo 4: La oveja que vuelve al redil
- Capítulo 5: El choque de Imperios
 
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Parte I. Aloys de Peçac (769-803)

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Capítulo 1: De Burdeos a Aquitania

El otoño trae un frío inusual que deja los campos yermos en una tierra que siempre había sido generosa a orillas del Garona, Burdeos es llamada desde mucho tiempo atrás. Pero poco preocupa eso, todos en el condado están pendientes del conde Philippe, lleva varios días postrado en una cama con la muerte próxima sin un heredero para su pequeño dominio lo que anima a la nobleza local a soñar con obtener su tierra en una última gracia del señor que sino habla iniciará una guerra entre todos los pretendientes.


Las noches pasan con sus días, aunque para el enfermo todo el tiempo es el mismo, mucho hace que no sabe dónde está, solo reconoce a su capellán que se hace cargo de la regencia hasta que llegue el fatídico desenlace. Sin embargo a final de septiembre, un momento de lucidez, ese que llega para permitir al muerto despedirse, hace que el conde pueda poner en claro su testamento, sus dominios serán heredados por un bastardo, hijo de la navarra Juana Girón, una simple campesina que guardó el calor del lecho de Philippe en una de sus muchas incursiones a tierra musulmanas. Al día siguiente el conde expira y el regente, encargado de cumplir su testamento busca al joven Aloys de veinticinco años que vive en la pequeña aldea de Peçac, donde sin entender el por qué había sido llevado años atrás para tener un buen hogar y todo lo que necesitase.


La reunión es breve, pero de ella el regente obtiene la conclusión de que su nuevo señor es cruel, rasgo sin duda conocido en todos los bastardos, privados de una familia. En un par de días Aloys es llevado a la corte que ahora le pertenece, conoce a los 3 representantes de sus barones, alcaldes y obispos; el recelo por parte de ellos es palpable sobre todo al ver que el nuevo señor no se deja guiar y decide evaluar a cada cortesano por su propia cuenta y reparte cargos entre los que él prefiere, según él son los más aptos.


Preocupado Aloys porque su situación no es la más deseable decide buscar aliados entre sus vecinos y señores, para ello se casó con Adela, hija de Conde Loup de Bearn y viuda del Duque de Gascuña. Este matrimonio le acerca entonces a su señor el Duque Hunoald de Aquitania primo de su esposa y obtiene un poderoso aliado al sur que feliz por la unión acepta una alianza con el joven conde Aloys de Peçac.


En los tres años siguientes Aloys se dedica a reforzar su situación dentro del condado, sin necesidad de guerras ha conseguido meter en cintura los barones díscolos que le cuestionaban. En este periodo tiene dos hijas, Camille y Adela, aunque no cesará en su intento de asegurar la sucesión en un niño sano y fuerte.


Asegurar su sucesión anima a Aloys a empresas de mayores miras, no sólo ha destacado por ser cruel sino ambicioso. Se decide entonces a convertirse en el Duque de Aquitania, nada mejor que ser su propio señor. Comienza así un acercamiento al rey de Francia, Karl de Karling a quien todos deben vasallaje, se gana su confianza a través de agasajos y regalos que llevan embajadas destinadas a buscar apoyos entre la nobleza del reino para su reclamación, por otro lado se encarga de mantener alejado al Duque Hunoald de la Corte convirtiéndose en uno de sus comandantes y su regente nombrado para obligarle a centrarse en la pacificación de su ducado, la cual no era necesaria y sólo soliviantará a los vasallos.


Llega el año 778, un par de hijas más han nacido de la unión de Aloys y Adela, sus educaciones al igual que la de sus hermanos mayores están acordadas con el rey de Francia quien a cambio acepta la reclamación del de Burdeos y promete no entrometerse si este intentase hacerla efectiva. Con el primer paso dado centra su interés en su suegro, debe ganarse su apoyo porque la petición de enfrentarse a su familia no será algo que se acepte fácilmente, a su vez también se atrajo a la facción al conde de Perigord, Lemousin y Angulema, vasallo de Aquitania.


Año 780, con la creencia de que será posible ganar una hipotética guerra Aloys hace pública su reclamación y conmina al Duque a aceptarla, esto no sucede y se inicia la guerra por el Ducado de Aquitania. Este mismo año nace ansiado hijo el cual es reconocido como heredero llamado Aloys como su padre. La guerra dura apenas un año, con las alianzas de Aloys y el aislamiento al que había llevado a su enemigo le permite una rápida victoria tomando el Ducado para sí; desde ese momento por sus hazañas y reputación será llamado “El Usurpador” hasta el día de su muerte.
 
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Capítulo 2: Cartas desde Agen


Sentado en el trono ducal, los requerimientos a su astucia no tardan en aparecer, el rey Karl le concede el cargo de maestro de espías y comandante del Reino de Francia Occidental. Desde ese día Aloys irá alternando sus deberes de Duque con los de comandante sofocando revueltas por todo el reino, para ello cuenta con la ayuda de su esposa Adela que queda de regente en sus ausencias con las únicas labores de reforzar las infraestructuras del condado de Burdeos, la capital del Ducado desde que Aloys se hizo con él, y mantener la paz entre sus vasallos que no están muy conformes con el nuevo señor, destacando entre ellos el antiguo Duque, Burgundio Louping, conde de Saintonge, Thouars y Poitiers, a quien por malos consejos ha dejado en libertad permitiéndole conservar los tres condados que ostentaba a cambio de que le jurase lealtad.


La fama de Aloys como militar del reino se acrecenta durante años teniendo victorias sobre dos grandes enemigos de Francia que son Pomeraina y el alzamiento Fraticeli a los cuales inflige las victorias de Colonia contra Pomerania y las de El Palatinado, Friesland y Gelre contra el alzamiento Fraticelli.


En el año 785, decimosexto año del mandato de Aloys, se reciben en la capital una serie de cartas procedentes de Agen. El príncipe-obispo que controla ese territorio solicita ayuda a Aloys para librarse del yugo de su señor, el Duque Gartzia de Gascuña, quien ha cometido dos faltas, se ha declarado en rebeldía contra el rey de Francia y ha abrazado la herejía fraticelli que le impulsa a expoliar las tierras de la iglesia. A cambio de la ayuda se ofrece a jurar vasallaje a Aloys como su legítimo señor, pues según dictan los escritos de Cesar sobre las Galias, Agen pertenece de iure a Aquitania y no a Gascuña.


Las cartas son dirigidas a Aloys que rápidamente pide permiso al rey para viajar a su feudo, desde allí comienza a dirigir la anexión. La partida le plantea un tablero realmente sencillo, su ducado enriquecido era significativamente superior al gascón y la alianza con Bearn seguía vigente, sólo un problema se le interponía en su camino, la victoria debía ser rápida pues si el gascón firmaba tregua con Francia y volvía al redil su guerra quedaría frenada en el momento.


En el año 786, Aloys con ayuda de sus vasallos y de su aliado, al que había garantizado su apoyo para que una vez la guerra francesa terminase el rey aceptase que el nuevo duque de Gascuña fuese él, inició una ofensiva contra el maltrecho y cansado ejército enemigo. En cuestión de semanas la victoria fue aplastante, teniendo como resultado un tratado de paz por el que Agen pasaba ser vasallo de Aquitania. Días después la guerra francesa contra Gascuña también finalizo pero para desgracia del suegro de Aloys el ducado no fue arrebatado a su anterior dueño, pues según palabras de los cronistas “e muy arrepentido lloró el gascón, que cruzó el salón del trono de rodillas, imploró al rey su perdón de esta guisa et así le fuere concedido”.
Aloys también sufrió la pérdida, pues ya había estado gestando un plan para matar a sus dos cuñados y así hacerse con el ducado una vez muerto el padre de su esposa.
 
Interesante comienzo.
 
Capítulo 3: Los errores se pagan

En el 789 la situación del Ducado se había vuelto insostenible, aquél error de perdonar la vida a Burgundio le estaba dando dolores de cabeza, “El seductor” como se hacía llamar, y no por su belleza sino porque atraía a la nobleza a sus pérfidos planes con facilidad, se negaba a deshacer la facción creada para proclamarse Duque de Aquitania y aunque no estuviese secundado fuera de sus dominios, su patrimonio personal le daba la opción de ser un problema para Aloys.


La insolencia se hizo patente cuando un año después, aprovechando que el Duque se encuentra en Nuremberg sofocando una revuelta bávara, el traidor se levanta en armas autoproclamándose Duque occitano de Aquitania y provocando la que sería conocida al final de la vida de Aloys como la I Revuelta de Aquitania. Una vez más Aloys debe abandonar su deber para con el rey y marchar a sus dominios, sufriendo la que sería su mayor derrota al aprovechar el enemigo bávaro su marcha, algo que no agradará al rey Karl.


En Aquitania tomó el control de la situación hizo llamar a sus abanderados y sus propias huestes, además solicitó ayuda a su suegro que se prestó a su auxilio sin contrapartidas, pues conocido era el odio que se tenían Burgundio y él. En apenas un año la coalición de ejércitos aquitanos y bearneses vence al insurrecto aplicando la ya conocida estrategia de Aloys, buscar el enfrentamiento directo con el grueso del ejército enemigo para que los reductos sean fácilmente domesticables. La batalla final tendrá lugar en la capital de Saintonge donde se captura a Burgundio quien entre rejas no tiene más opción que firmar la rendición a cambio de que su vida sería conservada. Lo que no sabía el de Louping que Aloys usaría dicha cláusula para encarcelarlo de por vida en la peor de sus mazmorras haciéndole sufrir torturas que si bien no lo mataban, le harían desearlo el resto de su vida que no se demoró mucho y le llegó el año 793. Su herencia fue entonces repartida de forma equitativa entre sus hijos y los tres condados que ostentaba como uno solo pasaban a ser independientes entre sí, aunque aliados y por supuesto vasallos de Aloys que esperaba de ellos no cometiesen los mismos errores que su padre.


La estrategia que siguió para ello fue la de casar a su segunda hija con el conde de Saintonge a cambio este renunciaba a formar parte de cualquier facción que se diese en Aquitania, de modo parecido actuó con el conde de Thouars sino que en vez de darle una hija en matrimonio lo obligó mediante el chantaje de desvelar el secreto de sus preferencias en la cama. Únicamente la condesa de Poitiers se negó a cualquier acuerdo con el Duque, mucho rencor guardaba la mujer al que tanto atormentó a su padre.


Esta revuelta que había superado hizo ver a Aloys lo débil de su posición, a pesar de ser el Duque y gran estratega contaba con pocas fuerzas propias que le ayudasen en sus empresas, necesitaba aumentar su heredad para tener más hombres que dependiesen únicamente de él y no de condes levantiscos o de aliados que casi siempre buscaban sacar tajada de sus hazañas
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Capítulo 4: Las campanas tañerán en Navarra


En el vigésimo cuarto año del mandato de Aloys (793), una carta llega a la corte de Burdeos, el primogénito Aloys advierte a su padre que el rey continúa descontento con sus servicios y que estaba planteándose la idea de retirarle de sus funciones como comandante, lo que suponía un golpe al prestigio del Duque que se mantenía en su lugar gracias en parte a la simpatía que le profesaba Karl de Karling, rey de Francia Occidental. En la misma misiva el hijo del Duque ensalzaba la fe sobremanera, sin duda la influencia de su mentor en Vermandois había hecho de Aloys un fanático que sólo soñaba con acabar con el infiel y llevar el cristianismo a todos los confines del mundo conocido; lo que podía ser tomado por cualquiera como sueños alocados de un joven, para Aloys suponía la oportunidad que necesitaba para congraciarse con el rey y no perder su posición, es por ello que desvía su mirada, siempre centrada en sus vecinos más cercanos, hacía el sur donde el sultán-niño Omeya se enfrenta a diversas revueltas y guerras de independencia como la del emirato Toledo.


La idea de Aloys era sencilla, conquistaría Navarra añadiéndola a sus posesiones territoriales de Burdeos lo que aumentaría su fuerza y su influencia en la corte real al haber aumentado el dominio franco. Pero un problema le separaba de su gloria, la guerra tenía que ser rápida porque tarde o temprano las rebeliones se disiparían y el Omeya podría vencerle con facilidad al concentrar sobre él, el inmenso ejército que manejaba. Por la premura de la circunstancia Aloys tomó préstamos de comerciantes judíos y formó con el dinero un ejército de mercenarios lombardos que uniría a sus huestes, también llamaría nuevamente a su aliado el bearnés que con reservas participó escasamente en la nueva empresa que el Duque le proponía.


Es a finales del año 793 cuando Aloys al frente de sus ejércitos declaró la guerra al Sultán Fadl Omeya y atacó la capital navarra, su tierra materna. El choque de ejércitos fue inevitable por suerte para Aloys solo era un pequeño destacamento que se estaba aprovisionando para ir al sur a sofocar revueltas, sin embargo, la victoria sería vendida como la más gloriosa jamás vista por los ojos de un cristiano donde había veinte moros por cada hijo de Cristo. Meses más tardes Aloys toma todo el condado de Navarra y se dirige a Nájera donde se encuentra con los ejércitos asturianos que habían tomado toda la región en una cruzada propia por Navarra que chocaba de frente con los intereses de Aloys.


Las negociaciones fueron lentas, durando varias semanas, pero finalmente se decidió que cada cual firmaría una paz con el infiel por su cuenta cuando llegase el momento pero sólo por los territorios en ese momento controlados, Navarra para Aquitania y Nájera para Asturias, salvo si algo sucediese y uno de ellos se viese obligado por el Sultán a abandonar los territorios ocupados pues en ese caso el otro podía acudir y tomarlos. Este tratado será conocido como “Las concesiones de Nájera del 794” el cual no suponía ayuda entre ambos gobernantes cristianos, pues los dos deseaban que el otro sucumbiese ante el infiel.


La reunión había retrasado mucho el avance aquitano, los mercenarios habían seguido cobrando y las arcas del ducado estaban al límite, encima el bearnés abandonó la guerra para resolver una cuestión propia con el rey francés, quien aprovechando la ausencia del señor había le arrebatado el condado de Dax. No obstante Aloys pudo tomar Alto Aragón y Calatayud invirtiendo en ello varios años. Fue tras el asedio de esta segunda plaza cuando los mercenarios que llevaban meses sin cobrar deciden abandonar las filas aquitanas dejando prácticamente indefenso al de Peçac, que optó rápidamente por firmar una paz con el Sultán antes de que este se enterase de su debilidad y decidiese acabar primero con él y luego con los rebeldes, así es como en el año 798 termina la guerra más difícil durante el gobierno de Aloys hasta el momento y por la que Navarra pasa a ser parte de la heredad del Duque quien crea un obispado dentro del nuevo dominio y conserva para sí tanto la capital, como la baronía de Tafalla. Incluyendo además que la cruzada supuso una nueva época de amistad con el rey Karl pero que daba inicio a una situación inestable al estar el dominio totalmente en bancarrota y endeudado.
 
Capítulo 5: La rebelión de los Louping

El mismo año de su victoria, el 798 del nacimiento de nuestro señor Jesús Cristo, Aloys apenas tuvo tiempo de recrearse en su nominal victoria, pues aprovechando la situación de inestabilidad por la falta de caudales en las arcas ducales, los hijos del traidor Louping, muerto años atrás en las mazmorras de Burdeos, se levantan contra Aloys que se encuentra en una situación de clara inferioridad para poner en el ducado al mayor de ellos que, sin emargo, decide mantenerse neutral en el levantamiento pues tanto si gana como si pierde Aloys, él saldría ganador ya que si perdía sería duque y si ganaba seguiría conservando su condado y las posibilidades de llegar al ducado a través de su esposa, hija de Aloys.

Las tropas diezmadas por la cruzada hasta el punto de ser irrisorias, la incapacidad de contratar mercenarios por tener todo el oro empeñado en pagar a prestamistas y el abandono de su aliado, el bearnés, que tras haber perdido Dax y Massan a manos del rey se veía rodeado por Aloys y prefería su caída en favor del Loping, estirpe a la que pertenecía; hacen que el Duque se encuentre totalmente aislado y que el primer enfrentamiento sea una derrota clara en condado de Saintonge desde donde salieron en desbandada hasta Anjou, aliado de los traidores. Mientras Aloys pensaba un plan para vencer la revuelta, decidió tomar Anjou esperando que al menos la influencia exterior se disipara.

La situación a todas luces perdida, hacía en el año 799 que todas las miradas en el Reino observasen el conflicto llegándose a decir que solo un milagro salvaría al duque bastardo, rumores que llegaron a Aloys que se encontraba en la corte de Vermandois y respondió “Milagro pide el cobarde que no es capaz de aceptar las pruebas de Dios. ¡De Dios a mí!”. Esta sentencia sería la divisa de Duque en sus últimos años.

A pesar de los esfuerzos de Aloys, Anjou no abandonó la guerra que seguía sumando una derrota tras otra para el Duque, lo que le llevo a dejar de reunir oro para pagar sus préstamos y lo transformó en monedas alteradas mezclando oro con otros metales para así aumentar sus caudal y poder recurrir nuevamente a mercenarios, sajones esta vez, y hacer frente a los levantiscos. A esta idea añadió la alianza que forjaría con el Duque de Gascuña casando a su hijo Aloys con la heredera Joana de Gascuña, para conseguir esta alianza tuvo que convencerle de que si perdía los Louping volverían a reclamarle su título cosa que él evitaría si se mantenía en su asiento.


Con estas renovadas fuerzas en el año 800 la guerra tuvo un frente de inflexión enfrentando en Burdeos las tropas rebeldes contra los dos frentes de Aloys, del norte las reducidas tropas de la heredad del Duque y del sur la coalición Gascona-mercenaria terminaron con el ejército sublevado que disperso ahora no era capaz de defender las plazas conquistadas a Aloys ni las suyas propias. La II Revuelta de Aquitania terminó con una paz pírrica para el Duque que encerró a María, la instigadora de la revuelta, pero por presiones no pudo dejarla encerrada y sólo consiguió arrebatarle el condado de Poitiers dejándole conservar Tours a cambio de la promesa de no volver a levantarse contra él.


Tras el conflicto dos cosas claras tenía Aloys, debía deshacerse de la familia Louping pues siempre pondrían en riesgo su posición y tenía que romper el aislamiento en el que se encontraba por aliados tan desagradecidos como lo había sido su suegro. Será para paliar este problema cuando se firmen “Los esponsales de Aquitania” en el año 802 casando a su hija Camille con el rey Desiderius de Lombardía, previamente la había divorciado de su actual esposo alegando que había apoyado en secreto la sublevación, a su hija Adela con Pepin de Karling, familiar del rey que le reforzaba su posición en la corte y quien recibiría a cambio el condado recién adquirido de Poitiers y a su hija Juana con Guillabert, Rey de Francia Media.

Un año más tarde Aloys moría por fuertes dolores estomacales debido al estrés sufrido a lo largo de su vida, asciendo así a un ducado pobre que aún tenía deudas con los judíos y cuya autoridad volvería a ser cuestionada a pesar de las alianzas forjadas.

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Territorios del Ducado de Aquitania a la muerte de Aloy I de Peçac
(en sombreado rojo la heredad del Duque).
 
Comprometida situación...
 
Parte II. Aloys II de Peçac (803-839)

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Duque Aloys II de Peçac (Año 803)

Capítulo 1: La sombra de los Louping

En el año 803 tras la inesperada muerte del Duque Aloys I de Aquitania sube al trono ducal Aloys II de Aquitania. Este ha heredado un ducado en plena recuperación tras las revueltas donde Navarra comienza a tener una gran capacidad de leva con la que no contaba su predecesor y unas alianzas sólidas por los matrimonios de sus hermanas y el suyo propio, pero con la carga de que aún debe pagar a los prestamistas con los que su padre contrajo deudas, este pago no se hará efectivo hasta el año 816.

La primera iniciativa del joven y animoso Duque será terminar los proyectos paternos, el respeto que le genera la figura de su ausente padre será el motor que le impulsa a ello, es por tanto que ese mismo año del 803 Aloys se asegura el apoyo de su suegro para una hipotética guerra interna que pudiese darse, con este apoyo en su haber destinará parte de los recursos del ducado en ayudar de forma clandestina a los Louping a organizarse para que se sientan confiados por un benefactor desconocido se lancen a la rebelión que contra el propio Aloys. El conflicto no tarda en aparecer y aunque más temeroso que su padre, Aloys II, llama a su aliado a la defensa y con las tropas navarras que ya puede convocar vence sin apenas esfuerzo, en un año, a los rebeldes por razones obvias, una vez levantados en armas en lo que se conocería como la “III Rebelión de Aquitania” el Duque cesó de mandarle los caudales con los que los levantiscos contaban para acabar con el nuevo señor.

En la firma de la paz Aloys encarceló a todos los Louping que habían participado en la revuelta, los desposeyó de sus títulos y los vendió como esclavos. De la escabechina sólo María Louping, condesa de Tours, se había librado por no haber participado esta vez en la sublevación, como recordaremos no hacía ni diez años que había perdido ya un condado por protagonizar una revuelta que casi consigue sus fines. La tristeza de ver a su familia humillada conduce a la muerte de Adela Louping, madre de Aloys en el año de 804, meses después de terminar el conflicto.

La nueva situación a la que se presentaba Louping era la de un dominio demasiado extenso que no podía gobernar, pues había adquirido los condados de Saintonge, Perigord, Thouars y Angulema que se había sumado a los que ya tenía Burdeos y Navarra (incluyendo Tafalla que también él controlaba). Es por ello que inicia una reorganización territorial conservando para sí las tierras de Burdeos, Saintonge y Perigord, y entregando a cortesanos fieles el resto de territorios sin sopesar como de buenos o malos gobernantes serían, pues solo pretendía tener la paz interna que los aduladores y agradecidos le darían.



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Heredad del Duque Aloys II de Peçac tras la reorganización del 804.


Será en el 805 en el que cree una red de espías para conseguir una excusa válida con la que encarcelar a María de Louping, la cual encontró en una serie de insultos que había proferido la condesa de su señor en una fiesta privada. Aunque la excusa era bastante precaria Aloys la encerró en sus mazmorras y al igual que hiciera con sus hermanos la despojó de sus dignidades y la vendió al conde de Bearn, Louping también, que al parecer quería tener en su casa a todas las ramas de la familia para evitar que alguno intentase usurparle su condado. El territorio de Tours fue entregado con la misma política que lo habían sido los demás haciéndole ganar el apodo de “El audaz” entre sus vasallos y aliados, la verdadera opinión que importaba. Con esta reorganización forzosa de su feudo concluyó los planes que en los últimos años de vida habían corrido por la mente de su padre, terminar con los Louping dentro de Aquitania. Añadir que tras este éxito el rey Charles I de Francia, anteriormente conocido como Karl I el franco, Aloys ocupó el sitio de su padre como comandante real.
 
Veo moromaños en Aragón.... peligroso...
 
Capítulo 2: El llanto de una esposa


La política de Aloys en el año siguiente se centró, ahora libre de fascinerosos, en conseguir una expansión económica alejándo a su Ducado de cualquier conflicto armado que se produjese, interviniendo únicamente al frente de los ejércitos reales como comandante. Seguirá este sistema hasta el 2 de febrero de 806 cuando en la batalla contra invasores germanos caiga el rey Charles I y le suceda por elección su hijo Charles II aún niño y cuyo reinado no llegó a las dos semanas por una muerte sospechosa de la que se benefició Genobaud de Francia, nuevo rey que no pertenecía a la familia Karling, cuya rama principal se había extinguido ya en el reino no siendo así en Francia Media donde aún regían.


Aloys completamente contrario a este nuevo rey, que a todas luces había manipulado las elecciones abandonó su cargo de comandante y se volvió a su dominio para llevar a cabo otros proyectos amparándose en la escasa fuerza real que permitía gran autonomía a los vasallos. Su nueva política se centraría en obtener para su esposa el ducado de Gasconia, el cual ostentaba su hermano tras la muerte de su padre. A pesar de la familiaridad del Duque, yerno de Aloys, la manó no le tembló al crear la conspiración para el asesinato, el cual tendría lugar en el año 809, días antes de que el hijo de este naciese por lo que sus derechos sucesorios habían desaparecido y como estaba planeado el Ducado recayó en su esposa Joana convirtiéndose Aloys en Duque de Aquitania y consorte de Gascuña, el sur era su domino salvo por el conde de Bearn y los territorios de Marsan y Dax que controlaba el rey.


Sería con la muerte de Genobaud de Francia en 810, cuando Aloys decide emular a su padre y conquistar tierra infiel, pero temeroso del poder de los Omeyas se centrará en condado de Broërec en Bretaña cuyo conde, Berdic 'El Sabio', había abrazado la herejía fraticelli, tan combatida por Aloys I y que le daba carácter de cruzada a la guerra que iniciaría Aloys II. La guerra será rápida acabando ese mismo año por la superioridad del bando ducal, sin embargo, el coste será alto para Aloys quien dirigiendo la contienda es herido de gravedad y perderá la pierna izquierda tras meses de luchas internas entre la vida y la muerte.


El territorio recién conquistado será entregado como condado a un leal cortesano y por lo tanto vasallo del Duque. Aloys había por fin igualado cuando no superado las gestas de su padre en tan solo siete años y dará como resultado periodo de tranquilidad que durará hasta el año 827, interviniendo en el periodo solo en auxilio de sus aliados como fue la ayuda a su esposa para la conquista de Bearn terminando con los Louping en Francia Occidental, y en la expulsión de bandas germanas que intentaban saquear el litoral.


Reseñable es que en el 822 el Rey Frobert de Francia, heredero de Genobaud, falleció de muerte natural dándose tras él una sucesión de varios golpes al reino de pretendientes entre los cuales, Joana de Gascuña, había apoyado a uno y de ello había obtenido Massan y Dax a la altura del 824.
 
A río revuelto... y no hay manera de "revolver" a los Omeyas?
 
A río revuelto... y no hay manera de "revolver" a los Omeyas?
He intentado sembrarle disención incluso complots para asesinar al sultán y que al herederar un niño entre en problemas con levantiscos...y nada no hay manera, no le tose nadie, lo peor que a lo largo de la partida Asturias se la come (AAR aún no he llegado a esa parte). Así que si tienes algún consejo para acabar con ellos se agredece.
 
Capítulo 3: Las oportunidades no se dejan escapar


A la altura de 827 Francia era un hervidero de revueltas, traiciones y constantes cambios en el trono, una larga lista de reyes se habían sucedido en poco años, casi todos muertos en extrañas circunstancias y otros pocos depuestos por ser incapaces de controlar el vasto reino, sangrado no solo por las luchas intestinas sino por el azote de las invasiones germánicas. Reinaba en este crucial momento el Rey Herve Rorgonides de Francia.


Fue en septiembre cuando una fugaz idea se pasó por la mente de Aloys, si salía bien el prestigio con el que iría a la tumba sería inigualable por cualquier hombre; convocó por ello a su consejo y expuso ante ellos lo que agitaba su mente cada noche en el lecho.


Había sabido por su cara y amada esposa Joana, de la rebelión que tendría lugar por parte del Duque de Turingia, Hetan “el Justo” y sabía por lo tanto la cantidad de nobleza que apoyaría tal levantamiento, incluso su esposa le detalló todo el plan por el cual los duques se levantarían en su nombre pero sin que Hetan se metiese en la guerra, aquello daría más legitimidad al alzamiento al no ser el propio interesado el que la comandase sino una nobleza que veía en él un rey. Según tenía entendido además Aloys, primero forzarían al rey a firmar una abdicación y si no lo hacía, las armas dirimirían el resultado. Pues he aquí la idea del Duque de Aquitania, que sabiendo lo que sucedería iniciaría la leva en su dominio y una vez comenzase otra guerra interna él mismo se levantaría en armas contra su señor para forzar su propia coronación, aunque fuese sin apoyos la guerra que entretendría los otros fascinerosos y al rey le deberían permitir llegar a Vermandois, tomar la capital y obligar al rey a claudicar a cambio de la vida de su familia. Muchos fueron los escépticos, pero tan conocida era ya la debilidad del reino que a todas luces se veía factible.


Dos meses más tarde, noviembre de 827, se inició la guerra entre los partidarios de Hetan y el rey Herve. Sería entonces cuando Aquitania imitando al otro pretendiente envió una embajada para exigir la abdicación del monarca, esta no se produjo, sino lo hizo con uno, no lo haría con otro. Marchó entonces Aloys a Vermandois con un pequeño cuerpo expedicionario, pues a pesar de forzar reclutamientos su fuerza era muy inferior a la de rey que contaba con 5000 infantes, pero por suerte estaba, como se había pronosticado, guerreando contra los 4000 hombres que movían la otra facción.


En febrero del 729, tras una marcha lenta esquivando tropas enemigas de ambos bandos que aún seguían desangrándose, Aloys pone pie en Vermandois y toma la capital en semanas a base de privarla de comida y agua. El plan que inicialmente era secuestrar a la familia real se ve trastocado por una grata sorpresa, en su cama se encuentran al rey Hervé quien es llevado hasta las mazmorras de Aquitania y obligado a abdicar en “Las abdicaciones de Burdeos del 729”. Estas fueron seguidas por esplendorosos festejos y honores que fue la coronación del Duque Aloys II de Aquitania que pasó a ser el Rey Aloys I de Francia, en su reinado dejó de llamarse Francia Occidental.


El primer paso como rey sería acabar con el objeto de rebeldía de la otra facción, cosa que pretendía hacer sin enfrentamientos porque su ejército seguía siendo menor al de los partidarios de Hetan, ya que solo contaba con fuerzas propias por no querer obligar a la nobleza que le había aceptado como rey a concederle tropas y darles así una razón para que le odiasen. La idea de Aloys no era la de ser un rey de paso más en el trono y si hacía eso, es en lo que se convertiría, además lazos familiares le unían a los rebeldes, pues su esposa seguía empecinada en apoyar al otro en detrimento de su propio esposo a pesar del amor que se profesaban, según decía ella, eran las normas de la caballería, palabra dada era palabra comprometida.


Para conseguir esa paz no sangrienta, la táctica de Aloys pretendía ser la ya aplicada con María Louping en la pacificación de su ducado veinticinco o veintiséis años atrás. Pero el resultado fue catastrófico, a pesar de que obtuvo una excusa para encarcelar a Hetan “el Justo” cuando lo intentó sus enviados fracasaron y forzó al Duque ahora si, a sublevarse directamente contra el poder real. Sin embargo, cometió el error de no querer unirse a sus partidarios que se habían reducido en número ante la idea de tener a “el Audaz” como rey.


Aloys centró toda su atención en acabar con este nuevo foco de guerra, porque destruido este que era más pequeño, encarcelaría al Duque y lo haría matar dejando a la otra facción sin candidato a rey y por lo tanto volverían a la paz del rey. La contienda le llevó tres años, y no por la alta dificultad de los enfrentamientos, sino por el vasto territorio que debían cruzar sus tropas desde Aquitania hasta Turingia, esquivando además a los que aún pretendían quitarle la corona y a una nueva invasión que pretendía “liberar” Francia dirigidos por un tal Amadeus.


La lucha con Hetan se decidió en tres combates una vez que las tropas realistas habían llegado a Turingia y pudieron completar la misión que Aloys les había encomendado, que además tuvo el resultado esperado. Ahora era el turno de esa pequeña “liberación de Francia”…
 
Capítulo 4: Un final entre guerras


Nuevamente el mismo problema se le presentó a las tropas de Aloys para acabar con Amadeus, no le preocupaba el enfrentamiento sino el llegar hasta él porque debían cruzar nuevamente Francia, esta vez desde Oriente hasta Occidente para plantarles cara en una batalla y ese tiempo sólo servía para molestar a los nobles que prestaban sus levas para las campañas reales que no habían cesado desde que Aloys tenía la corona en su cabeza. Y lo que era peor aún, no se estaban usando las tropas para conquistar nuevas tierras.


Tuvo Aloys que iniciar una política de regalismos para reducir el impacto del descontento en sus vasallos y que no le retirasen sus apoyos bajo ningún concepto. Los resultado de esta política no tardaron en aparecer consiguiendo usar Aloys el ejército de forma casi permanente a cambio de dejar las arcas de la corona tan vacías como las que un día se encontrase él las del Ducado de Aquitania.


Fue en el año 834, cuando por fin se logró enfrentar a Amadeus en el campo de batalla, casi dos años después de que se iniciase la “liberación” con el resultado más que esperado por los realistas, tanto que ni siquiera se menciona como un conflicto de importancia para la corona, sobre todo porque este mismo año será en el que Aloys iniciará dos campañas más en apoyo a sus aliados, una en tierras asturianas para defender la parte navarra de Asturias y otra en Francia Media para expulsar a invasores germánicos, sin duda seguía haciendo honor el rey a su fanatismo que un día salvase a su padre de la desgracia al sugerirle llevar el cristianismo a los infieles.


A ambos frentes se le sumaron, quizás por ciertos signos de demencia que presentaba el rey, las hostilidades contra el Kanhato de Bohemia por el condado de Öysteinn en el año 837. La multitud de conflictos le granjearon el descontento de varios duques que esperaban el regreso a casa de sus levas, pues ellos también tenían sus ambiciones que satisfacer por encima del propio rey.


A pesar de todo, Aloys continuó las guerras, consiguiendo terminar la invasión de la Francia Media pero no así en Asturias y Bohemia, pues murió el 28 de octubre de 839, también enfermo por estrés de una vida de desvelos en pos de la grandeza y dejar su huella en los anales de la historia que sería testigo de sus hechos. Un gran legado dejaba a su hijo Phillipe quien le sucedería en el trono.


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Reino de Francia en 839 a la muerte de Aloys I de Francia y II Duque de Aquitania. (Sombreado en rojo la heredad)

Mención especial requiere el asunto de que a pesar de la indiscutible gesta que fue la vida de Aloys II, hubo algo en lo que no fue capaz de igualar a su padre, en una política matrimonial realmente útil pues no consiguió casar a sus hijos con familiares de grandes duques o reyes como hiciera Aloys I, quedando rotas la alianza con Francia Media a su muerte y la que se tenía con Gascuña, ya que en sus últimos días, su mujer decidió nombrar a su tío heredero y no a Phillipe como Aloys había determinado, perdiendo así el control de los Pirineos franceses tanto directa como indirectamente. Fracaso de esa política matrimonial es que Phillipe estaba casado con la condesa de Blois, única dote que aportaba la mujer pues su alianza era obligada al ser vasalla de Francia. Y otras dos hijas del rey habían quedado casadas con hombres que habían perdido sus tierras y estaban viviendo en la corte de Burdeos. Sólo su hija Joana había casado con el segundó hijo del Rey de Asturias quien acabó heredando el reino peninsular y haciendo dudar durante los últimos meses de vida del Peçac si debía inclinar la balanza de la sucesión en favor de esta hija y no de Phillipe, pero finalmente decidió continuar manteniendo como heredero electo (el sistema es electivo en la corona pero la mayoría de votos pertenecen al rey) a su hijo por miedo de que la mujer fuese débil de espíritu y el reino lo controlase su marido Bermudo para acrecentar el suyo.

Otro punto es la no continuidad del nombre Aloys en su sucesor, esto es debido a que un primogénito así llamado murió a los cuatro años de edad por fiebres y Phillipe ya contaba con dos años.
 
Pues nada, ya ha trabajo para un par de generaciones o más... a reunificar Francia!