alguien quiere pelea?
Llibre VII – Gènova (1479 - 1491)
Libro VII – Génova (1479 - 1491)
Si Joan había sido amado por todos, su hijo Ferran empezaba con mal pie. En cuanto en Barcelona se conoció la muerte del Rey, Ferran se hizo coronar sin esperar a los nobles italianos. Una vez juradas las constituciones se marchó sin más a Castilla. Envió un Virrey a sus diferentes reinos y Castilla a cambio de su presencia envió contingentes de tropas a nuestras tierras.
Esto molestó mucho a los nobles catalanes y esperanzó a los aragoneses. Estos habían influido con desdén en la educación del nuevo Rey y estaba claro lo que los aragoneses buscaban. Hacía ya tiempo que todos sus intereses se habían apagado, las empresas italianas les quedaban muy lejos y la concesión de fueros a las Vascongadas no les había sentado demasiado bien. La crispación crecía en el reino. Los italianos eran mandados por la Generalitat, que poco a poco crecía demasiado en poder, y que se había convertido realmente en la verdadera “reina” de nuestro estado ya que el virrey no era más que un títere de esta. Los catalanes estaban realmente orgullosos de este nuevo poder que se les otorgaba, llegó a tener tanto poder que llegó a influenciar al rey ha dar concesiones a los campesinos en la trama de Guadalupe, desafiando incluso a los nobles.
La Generalitat gobernaba en la práctica. Solamente reservaba a la figura real la guerra, cosa que Ferran, ocupado con otros asuntos en Castilla, no tenía ganas de hacer. La situación llegó a su clímax al ver como la Generalitat gastaba grandes sumas de oro en construcciones defensivas y fabriles, construyendo por ejemplo una refinería en València.
El país entero estaba tomado por tropas castellanas, el rey estaba en el extranjero, y todo el gobierno estaba a las espaldas de un parlamento que solo se interesaba por la economía y por su propio poder. Quizá era lo mejor, el reino estaba viviendo una época de verdadera paz y prosperidad, durante 8 años no hubo ni un solo conflicto, ni interno ni externo, las alianzas se dejaban simplemente vencer.
Pero no todos los días son fiesta, el rey pretendía casarse con la reina de Castilla, y formar un reino único, todos lo sabíamos, pero no osábamos decirlo. Aunque Nápoles eclipsaba poco a poco a una Barcelona administrativa e incluso València empezaba a tener importancia los catalanes se unieron secretamente contra el rey para impedir tal proceso. Significaba eso la guerra civil?
En agosto del 1487 Génova, una republica italiana que empezaba a conseguir gran poder tanto en Italia como en todo el mediterráneo nos sorprendió con un embargo comercial. Era la ocasión adecuada. La “resistencia silenciosa” (el grupo de nobles y bonshomens que se habían unido secretamente para impedir la unión con castilla y la perdida de poder por parte de Barcelona) aprovechó este hecho para obligar al rey a declarar la guerra a Génova. Fue entonces cuando su Majestad me envió un correo, en este me mandaba agrupar tropas en Nápoles yo mismo y esperar a su llegada.
Así entré de nuevo en el escenario político. Tardé dos meses en organizar un buen ejército en Nápoles, pero lo conseguí. Su Majestad llegó a Nápoles, y pasados dos días me hizo llamar:
-No me hagáis perder tiempo, mirar estos planos Jofré…
-No acabo de entender vuestros planes mi Señor…
-Y vos sois el hombre que tanto me han recomendado?
-Lo siento Señor…
-Es fácil bellaco! Génova a formado una alianza con Roma, la Toscana y Venecia, son casi 100.000 hombres que nos atacarán! por lo tanto hemos ideado un plan. El grueso del ejercito atacará Roma y la tomará mientras que otro atacará la Toscana. Cuando el grueso haya tomado Roma atacará Siena, donde ya tenemos algunos seguidores, nos llevará poco tiempo hacernos con ella, ese ejercito irá entonces hacía las tierras genovesas y las tomará hasta llegar a su capital, mientras que el otro ejercito tomará la Romagna.
-Es un buen plan señor, algo ambicioso quizá, y que será de los venecianos?
-No osaran atacarnos… demasiado ocupados con los turcos.
-Quereis decir que sucederá como en la guerra contra Siena de vuestro padre?
-Esa Guerra no será más que una escaramuza comparada con lo que en esta Nos conseguiremos.
-Dios os escuche Señor, pero ciertamente cual es vuestro objetivo?.
-jajajajaja, conquistar Italia entera!
La guerra comenzó bien, nuestras tropas vencieron sin problemas en Roma y empezaron su sitio. El Papa y la cristiandad entera se enojó con este acto. Pero ellos nos habían declarado la guerra a nosotros. Pero los problemas empezaron, el otro ejército se encontró con más de 30.000 hombres esperándolos en la Toscana, y Su Majestad decidió cambiar de dirección y dirigirse hacía Siena.
Gran error, el ejército de la Toscana dio con el nuestro y nos venció terriblemente, aunque conseguimos rebajar en gran número su ejército. Derrotados nos dirigimos a Roma, donde ayudamos en el sitio de la santa sede a la espera de que desde Sicilia nos llegaran refuerzos.
Mientras en las catalanas tierras un destacamento genovés llegó por mar, primero sitiando nuestras ciudades por mar y después desembarcando en el Roselló. Las tropas catalanas en reserva de la Generalitat se dirigieron hacía allí, en un intento, además de ayudar a nuestro Rey en la contienda, de demostrar que los ejércitos del parlamento también eran cosa a tener en cuenta.
Mientras en el Roselló aparecían más tropas genovesas y los ejércitos parlamentarios eran derrotados, en Italia nuestros ejércitos conseguían hacer caer a Roma.
Este hecho hizo que el Papa exigiera a Genova a reanudar el comercio con los catalanes para conseguir la paz rápidamente y la liberación de Roma. Se equivocaban si pensaban que nuestro rey formaría la paz por tan poco.
Por fin llegaron los refuerzos, aunque los planes de Su Majestad no se estaban llevando como él deseba la guerra iba en buen camino. Las tropas parlamentarias ganaban y perdían batallas sin más sufrimiento que para los habitantes del Roselló, ya que las tropas genovesas no superaban los 5000 hombres. En Italia el ejército se dirigió a Siena y empezó el sitio. Mientras la Toscana y Génova sitiaban la Marche, mientras un pequeño ejercito venido de Sicilia esperaba pacientemente en Nápoles a las ordenes de nuestro monarca, al guerra comenzaba a alargarse y nuestros avances eran tímidos.
Nada pudimos hacer por Marche, la ciudad caía pocos meses después del comienzo del sitio, una vez conquistada las tropas Toscanesas atacaron vilmente a nuestro ejercito de Siena, que aún mantenía un sitio que se hacía eterno y lento. Nuestras tropas, cansadas, tuvieron grabes problemas pero lograron ganar la batalla. Nuestro ejercito de Nápoles se dirigió a la Marche y empezó el sitio a la ciudad, que se rebelaba contra las pequeñas defensas que la Toscana había dejado en la ciudad.
La guerra pasaba lenta, y nuestro monarca no paraba de quejarse en las tiendas, su estrategia se había ido al garete, y las rebeliones se empezaban a oler en las tierras de mi Señor.
Poco después la Marche fue liberada y Siena caía, las tropas se dirigían a Firenze, que caía poco después sin problemas ni resistencia, la guerra por fin empezaba a ir más rápida.
El catalana, sin resistencia, se dirigió triunfante hacía territorio Genovés, atacando sus ejércitos y venciéndolos sin problemas, comenzó el sitio de la propia capital. Esto produjo terror en el Papa, quien se apresuró a firmar un tratado de paz con nosotros, recibiríamos 98 ducados. Suficiente para nuestro monarca. Mientras la guerra se hacía demasiado larga, y la rebelión estallaba en Siena, mientras los olvidados Venecianos atacaban y sitiaban peligrosamente Firenze.
-Señor por la Santa Cruz! La paz es necesaria1 Estallan rebeliones por todo el reino, el hastío de guerra es demasiado alto, sobretodo en Italia!
-Aún queremos más provincias, y Génova solo nos ofrece una! Siena! Es un insulto!
-Señor, aceptarlo. Debéis pensar también en que el mundo entero nos empieza a odiar por nuestra fama guerrera, firmemos un tratado ventajoso para nosotros, y que no nos perjudique en nuestras relaciones internacionales… Seamos humildes!
-Malditos catalanes! Siempre igual! Jamás cambiareis… de acuerdo, aceptar…
Y así, el 21 de Septiembre del 1491, acabó esta cruenta guerra de 4 años, habíamos ganado solo dos provincias, pero había algo más en aquella guerra. Ya no había resistencia en el centro de la península para próximas expansiones, Roma no podría resistir sola otra envestida catalana, Génova estaba aterrada por nuestra ansia expansionista, y Venecia miraría hacía el mediterráneo más oriental. El único que ahora nos podría hacer frente era Milán, y sus provincias quedaban demasiado lejos.