belis said:
Bueno casualmente hoy hemos estado hablando de esto en clase de América moderna, a ver, lo primero es que el número de aztecas está exagerado, es logísticamente imposible poner a 40.000 guerreros en el campo de batalla y quedarse tan pancho. Vaya esto por delante, cifras más realistas serían 10.000 o 20.000 como mucho.
Luego lo comentado, los españoles contaban con un grueso de tropas indígenas, con lo que no contaban era con armaduras de metal ni armas efectivas, las armaduras que usaban eran las nativas de fibras vegetales, las suyas hacía tiempo que se oxidaron y quedaron inservibles, otro tanto con las espadas, se oxidaban en sus fundas, y aun cuando podían usarse se solían enganchar en las armaduras mexicas de fibras trenzadas, lo que dificultaba el combate, y en cualquier caso se rompían fácilmente en un golpe contra una macana, que además podía partir el cuello de un caballo sin muchos problemas.
Por otra parte está lo que dice Soldier sobre lo buenos y profesionales que eran los guerreros mexicas y sus tácticas, bien, eran buenos y profesionales desde su punto de vista, desde el punto de vista de los conquistadores eran unos guerreros tácticamente torpes, lógico, los mexicas buscaban otra finalidad en el combate, capturar prisioneros, los mejores guerreros eran los que más capturaban, no los que más mataban.
Hay ciertas cosas de las que dices que me suscitan algunas dudas.
Poner a un ejército de 40.000 guerreros en campaña, efectivamente plantea problemas logísticos que exigen preparativos con bastante anticipación. Y normalmente, una campaña significa la consecución de objetivos amplios a través de varias batallas, tales como la conquista de territorios o su defensa prolongada contra una fuerza hostil que tiene la voluntad de conquistarlos.
Pero para una única batalla decisiva, en la que se busca ir al encuentro del enemigo para destruirlo allí mismo donde se halle, un ejército semejante puede marchar solo con los pertrechos necesarios para esa acción, bajo el supuesto de que después de esa, no podrá haber otra batalla con independencia de su resultado (por algo se la considera
decisiva).
En este sentido, tal ejército de 40.000 guerreros aztecas sería algo factible si tenemos en cuenta la cantidad de población (Tenochtitlan, en cuanto ciudad, tenía mayor cantidad de habitantes que cualquier capital europea de la época). Otra cosa es que la fuente que da ese dato sea más o menos fiable, bajo la sospecha de que "inflando" los efectivos del enemigo, el vencedor sea visto como más heroico y glorioso.
Pero creo que tampoco es el caso: con solo adjudicarle una ventaja de 3:1 para los aztecas, la fuente ya le habría concedido a Cortés el mérito de una victoria épica. Por tanto, la cifra de 40.000 me parece digna de cierto crédito.
Tácticas son tácticas. Y los aztecas dominaban unas cuantas. No estoy muy seguro de que Cortés opinara que los aztecas fueran militarmente torpes; simplemente porque no podía permitírselo: su audacia no era tan temeraria como podría suponerse tras una visión superficial, sino que era una audacia calculada que tensaba al máximo sus posibilidades.
Y en ese sentido, menospreciar la capacidad bélica de los aztecas, podría haberle supuesto una derrota absoluta.
Sin querer desviar el tema, algo así les ocurrió a los ingleses en la batalla de Isanduslwana (creo que se escribe así) contra un ejército zulú.
Referente a las armas de los castellanos...
Desde mis relativos conocimientos de metalurgia, me permito cuestionar la afirmación de que una macana de madera (por muy dura que sea) pueda partir una hoja de acero. Eso será si se golpea con el canto de la espada, y no con el filo... pero entonces (dejando de lado el accidente en el fragor del combate) habría que suponer que los expedicionarios de Cortés no tenían ni nociones básicas de esgrima (lo que, en lo referente a "hombres de armas" como se consideraban a sí mismos, sería suponer demasiado mal).
El acero de Toledo es heredero directo del acero de Damasco. Y su secreto está en el nitrurado que se le da al acero durante el temple, lo que le da a la hoja una mayor tenacidad superficial. No por nada las armas blancas de Toledo fueron consideradas como las de mayor calidad en Occidente durante siglos: su filo era más resistente y duraba más tiempo, era menos propenso a las melladuras, y el corazón de la hoja era lo suficientemente blando y flexible como para absorber los impactos contra espadas, escudos y petos sin partirse ni fisurarse (al menos, cuando se golpea con el filo).
Por tanto, no creo que las macanas indias puedan partir la hoja de una espada, a poco experto que fuera el esgrimista.
Tampoco puedo imaginarme la manera en que un peto de fibras trenzadas pudiera enganchar a la lisa hoja de una espada, dejando prácticamente desarmado a su dueño.
Pero lo que me parece aún menos creíble, es que los conquistadores en Otumba estaban prácticamente desarmados debido al deterioro de sus armas. Es que sencillamente no me cuadra.
1) El imperio azteca se asentaba en la meseta central de Mexico, a unos 2000 msnm en promedio, y su clima es bastante seco... más o menos se lo podría comparar con el de la meseta castellana.
Por tanto, el acero es poco propenso a la oxidación a poco interés que se ponga.
2) Los conquistadores eran "gente de armas": aventureros que vivían de la guerra y no se dedicaban a ninguno de los "oficios viles" (como el Capitán Alatriste, para establecer referencias literarias fiables

).
El cuidado de sus armas era algo consustancial a su oficio; no solo porque sus vidas podían depender de ello, sino porque además eran propiedad suya y no salían precisamente baratas (un arcabucero que perdiera su arcabuz, perdía su medio de vida; y si no tuviera dinero para comprar otro, no tendría más remedio que enrolarse como piquero en algún tercio que saliera de campaña... y la diferencia en la soldada de unos y otros, no era despreciable

).
Tampoco me parece creíble que Cortés y sus capitanes hicieran la menor concesión en el cuidado que los hombres pusieran en la conservación de sus armas: dado el cariz que le imprimió a su campaña de conquista, una vez agotados la pólvora y los dardos para las ballestas, dependerían de los aceros para combatir y concretar sus designios. Y siendo tan pocos, el éxito de todos dependía de la mayor contribución de cada uno.
Así que la pólvora, las mechas para arcabuces y las cuerdas para las ballestas, debían mantenerse secos; y quienes se encargaban de preservarlos, eran los dueños de las armas que necesitaban esos materiales para combatir.
Para preservar al acero del óxido, solo hace falta mantenerlo limpio y correctamente engrasado; y para eso vale cualquier grasa animal o vegetal. La costumbre era que, al final de un combate, la hoja se limpiaba de cualquier rastro de sangre (la sangre produce "corrosión por ataque bilógico"), se aguzaba y asentaba el filo si fuera necesario, y luego se engrasaban cuidadosamente tanto la hoja como la cazoleta o los gavilanes.
Un saludo.
Ps.: Pese a tratarse de un combate que no figura en los manuales militares por su escaso interés táctico, ¡hay que ver lo que está dando de sí el tema!
