Este hilo es un capricho mío al que llevo dando vueltas desde hace días. Me parece que es el momento de lanzarme a él, desde mi punto de vista amateur. Me voy a centrar en Catalunya no por mero ombligismo, que algo hay, sino porque es el tema que me fascina, y por, quizás, manía mía de cargarme algunos mítos arraigados en algunas mentes. No diré cuales, para no quitar la sorpresa, pero digamos que espero sorprender a más de uno con alguna afirmación. Se lo que estais pensando, y no es eso.
...una pequeña pista... los malos no son los de siempre...
Si alguien quiere añadir, para completar el panorama, como se desarrollaba el siglo XV en el resto de la Corona de Aragón, ni que decir tiene que me hará feliz.
Es turno pues, de ponerse a ello.
Introducción
Durante casi dos siglos, la corona de Aragón fue protagonista de una hazaña prodigiosa, que la llevó a expandirse por la Peninsula Ibérica y el Mediterráneo, estableciendo un imperio marítimo armonizado por un sistema político en la que las necesidades de libertad y de orden estaban armonizadas de modo único.
Finalizada la reconquista peninsular, el camino de expansión no puede ser otro que el del mar. Aprovechando los disturbios calabreses, se conquista Sicilia, muy apetecible para la monarquía, pues favorecía los intereses mercantiles a causa de la situación estratégica de la isla. Además, la producción de trigo siciliana aliviaría las insuficiencias crónicas de la agricultura catalana. Se inica con esta conquista una larga y accidentada lucha contra los señores angevinos de Sicilia y el Papado, máximo defensor de los franceses, que, entre otros episodios, incluiría la cruzada contra Catalunya de 1285, cuando el Papa excomulga a Pedro III de Aragón y da sus reinos a Carlos de Valois, hijo de Felipe III de Francia. La cruzada acaba en un fracaso espectacular, vencida por las enfermedades y casi exterminada en la retirada por las tropas irregulares almogávares.
No olvidemos que, mientras esto sucede, Pere tiene que lidiar con la levantisca nobleza, que defiende sus privilegios con uñas y dientes, que desembocaran, por ejemplo, en el Privilegio General de Aragón, otorgado por Pedro III para aplacar a la Unión General, o las Cortes otorgadas a la oligarquía catalana, que establece las bases del pactismo feudal.
La situación no mejoró demasiado a la muerte de Pedro y la coronación de su bravo hijo Alfonso el Franco, que amplía los privilegios de Aragón (Privilegio de la Unión). Finalmente, por la paz de Agnani se pone fin al enfrentamiento con Francia y el Papado. Sin embargo, Sicilia no pasa a manos de los Anjou, sino que permanece en manos de una rama secundaria del casal de Barcelona, para reincoporarse, finalmente, a la Corona de Aragón a la muerte de Martín el Joven. El culmen del poder de la monarquía será la conquista de Cerdeña en 1324, momento a partir del cual los monarcas reafirman el poder real y meten en cintura a los nobles revoltosos.
...una pequeña pista... los malos no son los de siempre...
Si alguien quiere añadir, para completar el panorama, como se desarrollaba el siglo XV en el resto de la Corona de Aragón, ni que decir tiene que me hará feliz.
Es turno pues, de ponerse a ello.
--
Introducción
Durante casi dos siglos, la corona de Aragón fue protagonista de una hazaña prodigiosa, que la llevó a expandirse por la Peninsula Ibérica y el Mediterráneo, estableciendo un imperio marítimo armonizado por un sistema político en la que las necesidades de libertad y de orden estaban armonizadas de modo único.
Finalizada la reconquista peninsular, el camino de expansión no puede ser otro que el del mar. Aprovechando los disturbios calabreses, se conquista Sicilia, muy apetecible para la monarquía, pues favorecía los intereses mercantiles a causa de la situación estratégica de la isla. Además, la producción de trigo siciliana aliviaría las insuficiencias crónicas de la agricultura catalana. Se inica con esta conquista una larga y accidentada lucha contra los señores angevinos de Sicilia y el Papado, máximo defensor de los franceses, que, entre otros episodios, incluiría la cruzada contra Catalunya de 1285, cuando el Papa excomulga a Pedro III de Aragón y da sus reinos a Carlos de Valois, hijo de Felipe III de Francia. La cruzada acaba en un fracaso espectacular, vencida por las enfermedades y casi exterminada en la retirada por las tropas irregulares almogávares.
No olvidemos que, mientras esto sucede, Pere tiene que lidiar con la levantisca nobleza, que defiende sus privilegios con uñas y dientes, que desembocaran, por ejemplo, en el Privilegio General de Aragón, otorgado por Pedro III para aplacar a la Unión General, o las Cortes otorgadas a la oligarquía catalana, que establece las bases del pactismo feudal.
La situación no mejoró demasiado a la muerte de Pedro y la coronación de su bravo hijo Alfonso el Franco, que amplía los privilegios de Aragón (Privilegio de la Unión). Finalmente, por la paz de Agnani se pone fin al enfrentamiento con Francia y el Papado. Sin embargo, Sicilia no pasa a manos de los Anjou, sino que permanece en manos de una rama secundaria del casal de Barcelona, para reincoporarse, finalmente, a la Corona de Aragón a la muerte de Martín el Joven. El culmen del poder de la monarquía será la conquista de Cerdeña en 1324, momento a partir del cual los monarcas reafirman el poder real y meten en cintura a los nobles revoltosos.