Las Guerras Ibéricas
Palacio Ducal de Luxemburgo, 11:00 a.m.
La Gran Duquesa de Luxemburgo estaba comodamente sentada en su trono de marfil, orgulloso por todo el poder que cada día iba almacenando. Sus recientes victorias habían sido muy sonadas: había vencido a los americanos en Islandia, a los británicos en Irlanda... ¿Acaso las tropas luxemurguesas tendrían algún rival digno en el mundo?
Esperaba que gracias a estas victorias el mundo entero conociera luxemburgo y se maravillara por su poder. Nunca más nadie se preguntaría dónde estaba Luxemburgo o si realmente era un pais... o al menos eso creía Charlotte.
Sin embargo, mientras seguía absorta en sus pensamiento, el primer ministro Bech hizo una de sus apariciones por sorpresa. La Gran Duquesa pudo ver que éste llevaba un periodico en la mano conforme se iba acercando:
- Señor Bech... ¿qué demonios hace apareciendo por aquí sin avisar? ¿Y qué periodico lleva cogido?
- Mi señora, su ilustrisima, mire que noticia he encontrado en un diario español:
(Este recorte de periodico es real, lo juro!
)
Cuando la duquesa terminó de leer el artículo no dijo ni palabra. Estaba roja de la ira y apretaba el puño con toda la fuerza con la que la pequeña mujer podía...
- Señor Bech, confío en que sabe lo que esto significa, ¿no?
- Sí, me temo que sí, su ilustrísima...