´ esa es la tilde de la e del titulo para que nadie me lo edite porque falte. 
Un pequeño homenaje a Churruca.
El padre de Hitler era tio curioso, se llamaba Alois. Un nombre de por si peculiar. De hecho si uno lo dice dos veces suena a colonia, Alois Alois.
Alois era bastardo, como se decia en la epoca, ilegitimo pero medio aceptado. los padres de Alois nunca vivieron juntos asi que el joven hijo del pecado fue enviado con el tio para que lo criara. El tio era hermano del padre, abuelo del hitler de to la vida, se llamaba Johan von Nepomuk Huetler (Juan nepomuceno). Huetler era una de las versiones familiares del apellido. se comprende que en esa familia cada uno escribia el nombre como le daba la gana conociendose hitleres, heutleres o hiedleres.
Johan von nepomuk era el santo nacional de los checos, cuyo estado seria fagocitado por la ambicion del histrionico sobrino-nieto de Herr Johan. Algunos historiadores indican el hecho del nombre de su tio como pista para el posible origen checo de la familia de Hitler. En todo caso un desenlace un poco aleatorio para un tierno niño que estaria llamado a apedillarse Schicklgruber como su Aliseo padre.
San Juan Nepomuceno nació en Nepomuk, Bohemia, en 1345. Desde niño fue objeto de las divinas predilecciones: padres santos, inteligencia y bondad, vocación sacerdotal, dones de profecía y milagros. Fue predicador y canónigo. La emperatriz de Bohemia, Juana de Holanda, lo escogió como confesor.
San Juan es el mártir del secreto de la confesión y patrono de la buena fama. No resulta fácil acercarse al sacramento de la penitencia. Por eso Dios da una gracia especial al sacerdote para guardar el secreto de la confesión. El velo sagrado del sigilo sacramental jamás se ha descorrido. Ya lo afirmaba así San Juan Clímaco en el siglo IV.
Vivían en Palacio dos personas: su esposa, la Emperatriz, y Juan Nepomuceno, su confesor y director espiritual. Algún envidioso susurró al oído del Rey una infame sospecha gratuita sobre la infidelidad de la Emperatriz. Y Wenceslao quedó presa de terribles celos que ni la dulce presencia de su esposa ni la santidad del confesor podían disipar.
Un día vio el Rey que la Reina se confesaba con el P. Juan, y que luego iba a comulgar. Entonces Wenceslao concibió el diabólico plan de asegurarse de la fidelidad de su esposa. Mandó llamar al confesor. Padre Juan, vos conocéis la duda terrible que me atormenta, vos podéis disiparla. La Emperatriz se confiesa con vos. Me bastaría una palabra...
-Majestad, contesta el Confesor ¿cómo es posible que me propongáis tal infamia? Sabéis que nada puedo revelar. El secreto de confesión es inviolable. Juan sabe que le va en ello la vida. Nadie ha contradecido nunca al tirano. Sólo Juan otra vez se atrevió a oponerse a sus planes.
-Padre Juan, vuestro silencio quiere decir que renunciáis a vuestra libertad.
-Jamás consentiré en tal sacrilegio. Mandad cualquier otra cosa. En esto digo con San Pedro: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres".
Pocas horas después Juan es arrojado a la cárcel. Es sometido a terribles torturas para hacerle ceder. La Reina obtiene la libertad y le cura sus heridas. Aún pudo predicar en la catedral, anunciando su muerte. Pues sabe que el tirano nunca le perdonará.
Poco después Juan había ido a postrarse a los pies de Nuestra Señora de Bunzel. Wenceslao le tiende una trampa para la vuelta. Los verdugos esperan al Mártir junto al puente y lo arrojan al río Moldava. Aún está allí la estatua para ejemplo y recuerdo. Era el 19 de abril de 1393. Las gentes decían que el río se tiñó de purpúreo y celestial resplandor, como anuncio de la gloria del Mártir. Algunos añaden otros motivos por los que el Rey odiaba a este piadoso e incorruptible sacerdote.
Su epitafio, en la catedral de San Vito, de Praga, dice así: "Yace aquí Juan Nepomuceno, confesor de la Reina, ilustre por sus milagros, quien, por haber guardado el sigilo sacramental fue cruelmente martirizado y arrojado desde el puente de Praga al río Moldava, por orden de Wenceslao IV, el año 1393". Su lengua se conserva incorrupta. Canonizado por Benedicto XIII el 1729.
que epitafio mas bonito!
yo en cambio, es probable, que mi lengua sea lo primero en ser corrupta. y no hare mas declaraciones al respecto.
en homenaje a su incorrupta lengua fue nombrado un barco. legendario donde los haiga. el holandes errante es un mojon al lado de este. San Juan nepomuceno, gobernado por un vasco de motrico, un tio al que servidor desde chico le ha guardado devocion, la verdad. y que ha dado nombre a una marca de pipas de reconocido prestigio. Churruca.
Por que el San juan nepomuceno es uno de los barcos mas conocidos de trafalgar? (vale junto con el santisima trinidad que iba a 33RPM o el santa ana engendro de 120 construido para 98. pero es que el SJN era de 74 cañones y dos huevos XXL!!). fue proyectado en 1765 con diseños de Jorge Juan y Francisco Gautier Audibert, un sevillano cabal el primero afincado en cadicadi que entendia tela de naves marineras (el que haya navegado ciñendo al viento que me entienda)
el SJN fue hijo de la corriente franchuta en la construccion naval de mediados del XVIII pero con cierta influencia inglesa, pérfida toda ella. Aunque el paradigma de la construccion naval del XVIII español fuera el Montañes y sus series (como el monarca que tambien estuvo en la batalla de trafalgar) el SJN tenia casta. lo que se dice un barco marinero que lo hacia de una manejabilidad que le permitia hacer funciones de reconocimiento con la misma efectividad que las fragatas de la armada real.
el tuneo iba como sigue: (esto como lo del santo lo quoteo por la cara)
"La ornamentación exterior de los navíos se completaba con el pintado del casco y arboladura. La obra viva se pintaba de blanco, el forro de cobre no se instauró en España hasta 1780, los costados a franjas amarillas y negras, las portas de los cañones eran rectangulares y se pintaban de color negro en su cara exterior, para que resaltasen sobre la franja amarilla del costado, y la cara interior de color rojo; entrepuentes y castillos se pintaban de color rojo; cámaras de color de porcelana (blanco), y azul. Los botes exteriormente de amarillo y negro y el interior de rojo y a popa de porcelana. Palos, botavaras y bicheros de color negro y amarillo."
Fue botado el 18 de octubre de 1766. Sus dimensiones, en pies: 173 de quilla (48 metros), 196 y 4 pulgadas de eslora (54, 48 metros), 51 y 4 pulgadas de manga (14, 2 metros), 25 y 4 pulgadas de puntal, 25 y una pulgada de plan, 24 y 6 pulgadas de cala a popa, 22 y 9 pulgadas de cala a proa, desplazando 2.982 toneladas, 1.630 de arqueo. Disponía de una tripulación de 570 hombres, 39 de ellos oficiales y guardiamarinas.
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Mientras en tierra la gente presenciaba en Cádiz la salida de la flota y rezaba por su destino, a bordo de los navíos se hacía patente que muchos de los reclutados, algunos casi niños, carecían de instrucción marinera, del deseo y práctica de navegar y, peor aún, desconocían la dureza de una contienda en el mar.
La mañana del 21 de octubre, decretado el zafarrancho de combate la oficialidad se vistió de gala, sonaron tambores y se arengó a la tropa mientras se esparcía arena en las cubiertas para no resbalar con la sangre y cada grupo preparaba su intervención.
La lucha fue desesperada y feroz. Las 6 de la tarde marcaba el fin de la batalla. Antes, el "San Juan Nepomuceno" de Churruca se entregaba solo y desarbolado tras la muerte de su jefe.
El navío San Juan arrió bandera a las cuatro de la tarde o algo más, después de batirse al principio de la acción, que empezó a las doce y cuarto, con tres navíos, y después hasta seis, uno de tres puentes por la mura de babor, los demás por las aletas, habiéndose quedado durante el combate sin una verga, mastelero ni vela; muy pocos obenques; los guardianes faltos, la rueda de timón rota, los palos rendidos por dos partes a lo menos; unos catorce cañones desmontados, destrozado el costado de babor, cuatro o cinco balazos a flor de agua; Comandante, Segundo y un Oficial muertos; cien hombres de la tripulación y guarnición igualmente; unos doscientos heridos, y casi todos los Oficiales lo mismo, levemente. = Al momento de rendición fué marinado y después abandonado por haberse incendiado un cartucho de a veinticuatro en el entrepuente, lo que hizo tirar varios oficiales y gente al agua, que se salvó; fué de nuevo marinado y llevado a Gibraltar a remolque por un navío con una fragata de escolta.
Cádiz, 1.º de noviembre de 1805.
Vicente Burugal (rubricado).
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Dicho navío era el cola de la línea y rompió el fuego a las doce y media contra los navíos enemigos que arribados venían a atacar la retaguardia de nuestra escuadra. El combate se fué empeñando con más viveza a proporción que los enemigos se iban acercando, a los que llegaron a situarse a tiro de pistola en esta forma: un navío de tres puentes para nuestra mura de babor, otro de igual clase para la aleta de igual banda y otro sencillo por la de estribor, sin contar otros dos que también nos hicieron fuego, aunque no con tanto empeño; en estas circunstancias, como a las tres y media, me avisaron que subiese a encargarme del mando del navío por haber muerto el Comandante y el Segundo. Lo verifiqué inmediatamente, y habiendo subido al alcázar me encontré el navío en el estado más lastimoso. No obstante, continué la acción hasta después de la cuatro, a cuyo tiempo se hallaba el navío sin gobierno, por haberse hecho pedazos la rueda del timón y cortados los barones, desarbolado de los masteleros, partida la verga mayor, acribillados los palos a balazos, cortada la mayor parte de sus jarcias, el trinquete hecho pedazos, desmontados e inutilizados hasta quince cañones y varios balazos a flor de agua en el costado de babor. En tan críticas circunstancias convoqué los Oficiales para tratar del partido que se debía tomar, y cerciorados del deplorable estado del buque y de las fuerzas tan superiores que nos batían impunemente, después de largo rato, por la falta de gobierno de nuestro navío y sin esperanzas de ser socorridos inmediatamente, fueron de parecer de que debíamos arriar la bandera, lo que mandé verificar porque se hallaba bien a cubierto el honor de las armas de Su Majestad y que cuanto se hiciese no sería más que un infructuoso sacrificio de unos soldados que con tanto valor se habían conducido durante la acción y que habían tenido la suerte de sobrevivir a tantos compañeros suyos que fueron víctimas de la superioridad del enemigo.
No puedo hacer un detalle de todas las averías ni dar una noticia circunstanciada de los muertos y heridos que hubo durante la acción, por haber pasado a bordo del navío Daaenought luego que éste nos marinó; pero por las noticias que me dieron inmediatamente después del combate los Oficiales encargados de los puestos infiero que el número de los primeros ascendía a cien hombres y el de los segundos a ciento cincuenta, debiendo contarse entre los primeros el Comandante del navío y Brigadier de la Real Armada D. Cosme Churruca, su Segundo el capitán de Fragata D. Benito Bermúdez de Castro, y entre los segundos el Alférez de Artillería de Ejército D. José Cabezas y el Guardia Marina D. José Bustillo. Además salieron contusos la mayor parte de los Oficiales.
Cádiz, 14 de noviembre de 1805.
Joaquín Núñez (rubricado).
Un pequeño homenaje a Churruca.
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