La Cristiandad vive consternada por la agresión sufrida ayer contra uno de nuestros queridos príncipes. Ver el mapa de los enemigos de Su Cristianísima Majestad, es desolador, sobre todo cuando el verdadero enemigo de Cristo campa a sus anchas en Jerusalén, Grecia y el sur del Mediterráneo.
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No siendo suficiente con este ataque, participaron también las armas castellanas y portuguesas.
Es de nuestro deseo, y así transmitido por Su Santidad Urbano VII, que antes de matarse entre cristianos, podamos resolver las diferencias como hijos de Cristo. La Santa Sede se ofrece como mediador.
Esperemos sea la última vez que esto ocurra, o habrá excomuniones por doquier.
Mientras esto ocurría, en el este de Europa el Señor de Polonia-Lituania, loado sea, hacía frente al Islam, aunque con escaso éxito, pese a su gallarda lucha junto con las armas papales. Si el Duque de Brandenburgo no hubiese estado luchando contra Francia, es posible que la suerte de las armas cristianas hubiese sido otra.
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En otro orden de cosas...
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¡MUERTE AL HEREJE!